martes, 25 de septiembre de 2012

Así ganó Stalin la lucha contra la Oposición Zinovievista-Trotskista

“Desde abajo hacia arriba, un comité tras otro”
Thiago R.
 
Hace más de 50 años que fue publicado el libro “The Conscience of the Revolution. Communist Opposition in Soviet Russia”, del historiador burgués norteamericano Robert Vincent Daniels. En ese momento, en 1960, ya existían las suficientes fuentes oficiales y no oficiales, académicas y no académicas, para dejar sentado ciertos hechos que hoy han sido falseados o distorsionados.
Muchos historiadores burgueses y trotskistas tienden a afirmar con convicción absoluta que Stalin ganó la mayoría en el Partido bolchevique en los distintos congresos haciendo uso del sistema de nombramiento de secretarios de comités. Trotsky y los trotskistas hacen mucha referencia a ello, para “explicar” por qué la oposición oportunista perdió la lucha interna en el Partido. Aducen que Stalin utilizaba su poder como Secretario General para nombrar a los secretarios de comités, poniendo a gente que después le devolvería el favor en los congresos o conferencias. Si bien es cierto que los secretarios eran nombrados por uno de los organismos del Partido, no es cierto, sin embargo, que Stalin tuviera el control sobre los secretarios de los comités como para disponer de su apoyo en el momento que lo quisiera. Otros historiadores burgueses que han estudiado el tema cuestionan y refutan la versión, ampliamente aceptada en la historiografía burguesa y trotskista –basada en las afirmaciones de Trotsky–, que sostiene ese argumento. (Véase al respecto, por ejemplo, el ensayo de James Harris, “Stalin as General Secretary: The appointments process and the nature of Stalin’s power”, en el libro Davies & Harris, ed., “Stalin. A New History”, Cambridge University Press, 2005).
El fragmento del libro de Daniels, que se copia a continuación, da cuenta de un pasaje importante de la lucha interna contra los zinovievistas en el Partido bolchevique, en 1925: el proceso inmediatamente posterior al XIV Congreso del Partido bolchevique.
Luego de vencer a la oposición zinovievista en el XIV Congreso, la mayoría stalinista procede a llevar los acuerdos del congreso a las bases del Partido. La lucha contra los zinovievistas se desarrolló principalmente en Leningrado, la cuna de la revolución de Octubre, donde se concentraba lo más avanzado del proletariado ruso y soviético. Zinoviev era, a la sazón, el jefe del Partido y el presidente del Soviet en Leningrado, designado poco después de la revolución de Octubre.
 
Trotsky, Kámenev y Zinoviev
El Colapso de la Oposición Zinovievista
Robert Vincent Daniels

La derrota de los zinovievistas en el Decimocuarto Congreso era inevitable. Al realizarse el conteo decisivo para aprobar los informes del Comité Central presentados por Stalin y Molotov, ciento cincuentinueve votaron a favor, mientras que sesenticinco votaron en contra. (89)

El más duro golpe contra la Oposición Zinovievista no se dio en el Congreso sino en el mismo Leningrado. Ni bien terminaron las sesiones del Congreso, los hombres del aparato central –encabezados nada menos que por Molotov, secretario del Partido–, se movilizaron para tomar el control. El Congreso envió un comunicado a la organización del Partido de Leningrado, invocándola a repudiar a su delegación al Congreso por haber violado el acuerdo de la conferencia provincial de Leningrado a favor de la unidad del Partido (que había sido expresado, por supuesto, como un asunto formal). El comité provincial de Leningrado era acusado de violar la democracia partidaria al suprimir los deseos de la organización del distrito de Vyborg en Leningrado, que había votado por los stalinistas (90). En vano replicó Zinoviev que esas manifestaciones de descontento en Leningrado eran en realidad el fruto de los esfuerzos de los representantes del Secretariado, que ya estaban teniendo cierto éxito. (91)
 
El equipo de Molotov –que incluía a Kirov, Voroshílov, Andreiev, Kalinin “y otros”– llegó a Leningrado el 5 de enero de 1926. (92) Las fuerzas de Zinoviev se prepararon para el golpe y convocaron a una conferencia de toda la ciudad, para que los representantes de la dirección central pudieran presentar su informe. Sin embargo, la estrategia de ésta última fue eludir a la jerarquía local del Partido y llevar su presión y su prestigio directamente a las organizaciones del Partido en las fábricas. La aprobación de este procedimiento se obtuvo del Buró del Noroeste del Comité Central, que revocó la decisión del comité provincial. Durante las dos semanas siguientes, los altos mandos del Partido visitaron las fábricas para “explicar” las decisiones del Decimocuarto Congreso y mover la opinión a favor de la dirección central. Sin duda, el proceso fue facilitado por la antipatía que los militantes de base de Leningrado tenían hacia lo que debe haber sido – según todos los testimonios– un oneroso y singular ejemplo de régimen burocrático [de Zinoviev] en el Partido. Por otra parte, los funcionarios zinovievistas recalcitrantes sufrieron la acción de la siempre efectiva arma organizativa de las transferencias a ciertas áreas, como Turkestán o el Lejano Oriente. Para fines de enero, el dominio de los zinovievistas fue vencido en cada nivel de la organización de Leningrado.

El clímax fue cuando los stalinistas lograron ganarse a la organización del Partido en la famosa fábrica de maquinarias Putílov. Los zinovievistas habían contado, ante todo, con la planta Putílov, y habían dedicado un trabajo organizativo especial para mantenerla bajo su línea. Pero el 21 de enero, en una reunión partidaria de la fábrica, se adhirieron a la línea central, acusaron a la organización provincial de “represión” y demandaron la convocatoria de conferencias para elegir nuevos comités partidarios en la provincia de Leningrado. Al concluir su campaña, los stalinistas afirmaban tener el 96 por ciento del total de los votos en las organizaciones fabriles de Leningrado. Procedieron desde abajo hacia arriba, ganando el control de un comité distrital tras otro, reemplazando a los funcionarios oposicionistas en el Partido, y (simultáneamente con la victoria en Putílov) tomando el control de la comisión de control provincial y del propio comité provincial del Partido. El último paso, en febrero de 1926, fue la convocatoria a una conferencia provincial especial del Partido. Esta conferencia se realizó sin dificultad. Bujarin presentó la línea oficial, registrándose el acostumbrado voto unánime, pero esta vez con el apoyo incondicional al liderazgo de Moscú y a la resolución del Decimocuarto Congreso, y el repudio a sus antiguos líderes de Leningrado. Todos los oposicionistas fueron separados del buró del comité provincial del Partido. Zinoviev fue removido del puesto que había ocupado casi desde el establecimiento del régimen soviético, el de presidente del Comité Ejecutivo del Soviet de Leningrado. (93)
 
Simultáneamente con la extirpación de la oposición de su única sede de poder organizativo, la dirección del Partido removió o degradó a los líderes de la oposición de casi todos los puestos de responsabilidad que mantenían en la administración gubernamental. Kámenev fue removido de la presidencia del Consejo de Trabajo y Defensa (el órgano directriz de la economía) y de su puesto como vicepresidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, siendo nombrado, en cambio, comisario de comercio interior y exterior (que poco después perdería ante Mikoyán). También perdió la presidencia del Soviet de Moscú. Sokolnikov fue descendido de Comisario de Finanzas a vicepresidente de la Comisión Estatal de Planeamiento. (94)
 
En la estructura del Partido, Zinoviev mantuvo su lugar pero Kámenev fue degradado de miembro pleno del Buró Político a suplente, mientras que Sokolnikov fue removido de su puesto de miembro suplente. El número de los miembros plenos del Buró Político fue aumentado de siete a nueve –la primera ampliación desde 1922–, y Molotov, Kalinin y Voroshílov fueron promocionados para ocupar las tres vacantes en la máxima dirección. (95) Stalin estaba empezando a ubicar a sus creaturas en la más alta dirección del Partido.
 
En la lista de miembros del Comité Central aprobada por el Decimocuarto Congreso, no fueron incluidos tres antiguos miembros –Zalutsky, Jaritonov y Kuklin– además del fallecido Frunze: todos ellos zinovievistas. Dos miembros, incluyendo el vice comisario de guerra, Lashevich, fueron degradados a suplentes. De los treinticuatro miembros suplentes, once –casi un tercio– fueron separados; de ellos sólo tres o cuatro eran simpatizantes zinovievistas (es probable que la ineficiencia haya contado en el resto de los casos). Dieciséis miembros nuevos o promocionados se unieron al Comité Central (ahora una base firme para las maniobras de Stalin), y veintitrés, en su mayoría desconocidos, fueron premiados con el estatus de suplente. Algunos de esos hombres alcanzarían considerable fama más tarde: los generales Gamarnik y Eije fueron depurados en 1937; Postyshev fue hecho secretario del partido y, como Eije, miembro suplente del Buró Político antes de su muerte en 1938; Unshlicht, el subjefe de la GPU, también desapareció en 1938; Lomanidze fracasó en un abortado proyecto de oposición en 1930; Andrei Zhdánov se convirtió en una de las luminarias importantes del Partido antes de su inexplicable muerte en 1948. (96)
 
La defección de la Oposición Zinovievista empezó exclusivamente como una división en la dirección del Partido. No hay evidencia de que algún movimiento de base estuviera involucrado. Leningrado siguió a Zinoviev, simplemente porque el procónsul del noroeste era el jefe indiscutible en su territorio. Básicamente, la Oposición de Leningrado se originó en la alarma que Zinoviev y Kámenev sintieron cuando percibieron la amenaza de la creciente fuerza organizativa de Stalin. Los dos eclipsados triunviros empezaron, entonces, a plantear cuestiones para desafiar el liderazgo de Stalin-Bujarin. Antes, los motivos ideológicos habían jugado un papel principal en la actividad de la oposición; en el caso de la Oposición Zinovievista, la doctrina fue principalmente un instrumento de maniobra política.
 
Entre la Oposición Zinovievista y los anteriores movimientos oposicionistas no existía afinidad real. Así lo atestigua la actitud de los trotskistas durante el Decimocuarto Congreso. Trotsky no tomó parte en las controversias en el Congreso, pese a que estuvo presente como delegado sin voto. Parece que estuvo tentado a intervenir, pero del lado de... ¡Stalin! (97) Trotsky rechazó –considerándola un “recurso polémico”– la descripción que la mayoría hacía de la Oposición Zinovievista como continuadora del movimiento oposicionista de 1923. Sin embargo, decía, los zinovievistas se habían visto forzados –para ganar apoyo– a adoptar el énfasis de los “izquierdistas” en la industrialización, algo que poco antes habían denunciado junto al resto de la organización del Partido. (98)
 
Visto en términos de un patrón general del desarrollo del Partido Comunista, la Oposición Zinovievista representó una escisión en la escuela de pensamiento leninista, cautelosa y consciente de la importancia del poder. Uno de los factores de la escisión fue puramente personal: la rivalidad por el puesto del número uno entre Zinoviev y Stalin. Sin embargo, también hubo diferencias ideológicas importantes, particularmente sobre la cuestión del socialismo en un solo país, entre los zinovievistas –más internacionalistas– y los stalinistas –más orientados a Rusia. La interpretación  a la que se inclinó Trotsky fue esta: “La visión internacional [de Zinoviev y Kámenev] –más amplia que la de Stalin y adquirida bajo Lenin durante el exilio– no fortaleció su posición; por el contrario, la debilitó. La tendencia política era hacia el desarrollo nacional independiente y la vieja fórmula del patriotismo ruso... El intento de Zinoviev y Kámenev de sostener el punto de vista internacional, aunque fuera a un grado limitado, los convirtió en “trotskistas” de segundo orden ante los ojos de la burocracia”. (99)
 
Finalmente, parece haber habido un elemento de temperamento en la escisión: los zinovievistas, más doctrinarios y preocupados en la aplicación literal de la doctrina del Partido, titubeaban ante la libertad con la que el grupo de Stalin-Bujarin parecía tomar las políticas establecidas por Lenin y el significado de sus instrucciones al Partido. Entre los zinovievistas había algo del apego de los “izquierdistas” a las ideas y los ideales. En ese sentido, la alianza entre esos dos grupos en 1926 [la Oposición Unida] tenía una base natural. El principal significado histórico de la Oposición Zinovievista estriba en que sirvió de preludio a esa alianza y a la última campaña de la Oposición de Izquierda de 1926-1927. Los zinovievistas pusieron la mayor parte del apoyo de militantes de base con el que la Izquierda [la Oposición Unida] pudo haber contado. Y sobre todo, los zinovievistas fueron los que iniciaron el desarrollo de los temas específicos que proveyeron a la Oposición con la munición política durante 1926 y 1927.

Notas:

(89) Decimocuarto Congreso del Partido, p. 524 (Chetyrnadtsaty sezd VKP (b): Stenograficheski otchet, 1926)
(90) Declaración a todos los miembros de la organización de Leningrado del PCR (b), ibíd., pp. 710-711.
(91) Zinoviev, Leninizm, pp. 711-712
(92) History of the CPSU (1939), p. 278. Para detalles de la purga, véase “Ochetnaya kampaniya v Leningrade o rabotakh XIV partinogo sezda (Beseda s sekretarem TsK VKP (b) tov. Molotovym” (La Campaña de Informe en Leningrado sobre el trabajo del Decimocuarto Congreso del Partido – Conversación con el secretario del CC del PCTR (b), camarada Molotov), “La Nueva Oposición”, pp. 271-274. Véase también Popov, II, 273, y N.V. Ruban, “Borba partii protiv trotskistsko-zinovevskoi oppozitsii” (La lucha del Partido contra la Oposición Trotskista-Zinovievista), Voprosy istorii KPSS (Problemas de la Historia del PCUS), nº 5, 1958, pp. 125-128.
(93) Aleksandrov, “Who Rules Russia?”, p. 160; Pravda, 13 y 16 de febrero de 1926; IPC, nº 13, 18 de febrero de 1926.
(94) Pravda, 17 de enero de 1926; Aleksandrov, p. 161.
(95) Pravda, 3 de enero de 1926.
(96) Ibíd., 1 de enero de 1926.
(97) Véase Antonov-Ovsenko a Trotsky (protestando por la decisión de Trotsky de no actuar contra Zinoviev y Kámenev) citado por Rikov en Pravda, 26 de noviembre de 1927.
(98) Trotsky, Nota del de 22 de diciembre de 1925, T2975.
(99) Trotsky, My Life, p. 520.

Extraído del libro: Daniels, Robert Vincent, The Conscience of the Revolution. Communist Opposition in Soviet Russia. Simon and Schuster, 1969, pp. 269-272.
Traducción libre: Thiago R.




Desde las bases

Luego del triunfo de la revolución de Octubre, Zinoviev recibió el encargo del Partido de encabezar el comité partidario y el Soviet de Petrogrado, mientras la dirección del Partido y del Estado se trasladaba a Moscú, como consecuencia de la amenaza militar del imperialismo alemán. En 1925, el comité provincial de Leningrado era la sede de la oposición zinovievista en el Partido.
 
Concluido el XIV Congreso, la dirección central del Partido en Moscú envió a Molotov y otros a difundir los acuerdos del Congreso. Una vez en Leningrado, éstos se desplazaron directamente a las organizaciones del Partido en las fábricas, es decir, fueron directamente a las bases del comité provincial más importante del Partido bolchevique. Mediante un trabajo de persuasión que empezó en las organizaciones inferiores del Partido, la dirección central bajo el liderazgo de Stalin ganó la adhesión de las bases a su línea política. Luego avanzó hacia los comités distritales, que se fueron adhiriendo a la mayoría stalinista; para, finalmente, en la conferencia provincial de Leningrado derrotar y expulsar a los zinovievistas del comité provincial y de la comisión provincial de control de Leningrado.

Daniels, el autor del fragmento citado, dice que los “stalinistas”:

1.   “Procedieron desde abajo hacia arriba”;
2.  ganando “el 96 por ciento del total de los votos en las organizaciones fabriles de Leningrado”, de manera especial en la famosa fábrica Putílov;
3.  “logrando el control de un comité distrital tras otro”;
4.  “reemplazando a los funcionarios oposicionistas en el partido”, como es natural, para reflejar la real correlación de fuerzas en los comités locales;
5.  “tomando el control de la comisión de control provincial y del propio comité provincial del partido”;
6. “El último paso, en febrero de 1926, fue la convocación de una conferencia provincial especial del partido”, que removió de sus puestos de dirección a los oposicionistas derrotados.

La historia se repite contra la Oposición Unida Zinovievista-Trotskista en 1926
 
            El mismo tipo de esfuerzo por ganarse a las bases, células, comités de fabrica, comités distritales, comités provinciales, se observa en la lucha entre los leninistas y la oposición zinovievista-trotskista, unida en 1926, en el proceso previo al XV Congreso del Partido (26 de octubre-3 de noviembre de 1926). La lucha por ganar opinión pública y delegados se da a toda vela. Particular significado tiene nuevamente la lucha en la emblemática Putílov. El 7 de octubre de 1926, la alianza zinovievista-trotskista –contando con el liderazgo de Zinoviev–, recibe una dura paliza en la organización del partido de Putílov, donde 1,375 militantes respaldaron a la dirección central contra 25 a favor de la oposición. (Daniels, The Conscience of the Revolution, p. 280).

Si alguna tendencia política quería tener presencia política importante en Rusia, el lugar para conseguirlo era Leningrado. Como dijimos antes, Zinoviev fue un dirigente nombrado por el Comité Central para ocupar el máximo cargo en el Partido y el Estado en Leningrado. Sin embargo, su influencia en las bases era mínima, su control sobre la organización la realizaba a través de su círculo de allegados políticos y (¡él sí!) de los secretarios de los comités distritales. Trotsky y su fracción, por su parte, nunca tuvieron alguna influencia importante en las bases del partido. Incluso su presencia en los puestos de dirección era desproporcionadamente mayor en relación con su base partidaria. Con toda justicia, se puede decir que Zinoviev y Trotsky y sus seguidores eran verdaderos burócratas, desligados de las bases y de las masas, sin mayor base social en la clase obrera.

Estos ejemplos, durante dos campañas contra la oposición (Oposición Zinovievista y Oposición Unida Zinovievista-Trotskista), demuestran que la victoria se fraguó en las mismas bases del Partido, en cada fábrica, en cada célula, desde abajo hacia arriba. Una cosa totalmente diferente de lo que muchos historiadores burgueses y trotskistas cuentan como justificación y casi como una letanía: que la victoria de la tendencia leninista se edificó con base en una red de intermediarios –los secretarios de comités– que no permitían que la voluntad de los militantes de base se manifestara en los congresos y conferencias del partido.

Y, por si fuera poco, el autor confirma lo que la mayoría bolchevique siempre sostuvo: que las fracciones oposicionistas no tenían respaldo en las bases y no eran el resultado de un movimiento en las bases del Partido. El autor del fragmento citado dice algo que es aplicable también a la oposición trotskista: “La defección de la Oposición Zinovievista empezó exclusivamente como una división en la dirección del Partido. No hay evidencia de que algún movimiento de base estuviera involucrado.” Es importante destacar que en este caso la mención de la “dirección del Partido” se refiere principalmente al Buró Político, que es donde se registró el debate de los leninistas con la oposición zinovievista y trotskista.

La oposición unida zinovievista-trotskista fue liderada por Zinoviev y no por Trotsky. Stalin no consideraba a Trotsky su “rival”, su “archienemigo”
 
De la lectura del fragmento de Daniels, podemos destacar otros puntos que son importantes.

Los trotskistas siempre pintan la historia de la Oposición Unida de 1926 y 1927, o mejor dicho, la del Grupo Zinoviev-Trotsky como si Trotsky hubiera dirigido la campaña oposicionista. Nada más lejos de la realidad. El autor del libro dice –en 1960 (¡!)– lo contrario. Los documentos que salieron a la luz luego de abrirse los archivos del Partido y del Estado soviéticos, confirman esa conclusión de Daniels. El principal exponente de la oposición de 1926-1927 fue Zinoviev (y luego Kámenev), no Trotsky: así lo revelan las actas taquigráficas de las sesiones del Buró Político que algunos historiadores burgueses han leído y analizado. Lamentablemente, sólo se han publicado fragmentos muy pequeños enfocados en su mayoría en hechos episódicos.

En el acápite del libro de Daniels que hemos copiado antes, se dice:
  1. “El apoyo de militantes de base con el que la Izquierda pudo haber contado, lo pusieron en su mayor parte los zinovievistas”.
  2. “Y sobre todo, fueron los zinovievistas los que iniciaron el desarrollo de los temas específicos que proveyeron a la Oposición con la munición política durante 1926 y 1927”.
Esto se puede complementar con la evaluación que hacía el mismo Stalin de la lucha contra los zinovievistas. En una carta del 25 de junio de 1926 –que Daniels, el autor del libro que hemos citado, no pudo conocer entonces– Stalin decía:
  1. “Antes de la aparición del grupo de Zinoviev, aquellos con tendencias oposicionistas (Trotsky, la oposición obrera y otros) se comportaban más o menos lealmente y eran más o menos tolerables;
  2. Con la aparición del grupo de Zinoviev, aquellos con tendencias oposicionistas empezaron a hacerse arrogantes y a romper los límites de la lealtad;
  3. El grupo de Zinoviev se ha convertido en el mentor de cualquiera en la oposición que está por la escisión del Partido; en efecto, se ha convertido en el líder de las tendencias escisionistas en el Partido;
  4. Este rol ha recaído en el grupo de Zinoviev porque a) está mejor familiarizado con nuestros métodos que cualquier otro grupo; b) en general, es más fuerte que los otros grupos y tiene el control del Comité Ejecutivo de la Comintern ([Zinoviev es] presidente del Comité Ejecutivo de la Comintern), lo cual representa una seria fuerza; c) debido a esto se comporta de manera más arrogante que cualquier otro grupo, dando ejemplos de “firmeza” y “determinación” a aquellos con otras tendencias;
  5. De ahí que el grupo de Zinoviev sea ahora el más dañino, y contra el que debemos asestar precisamente el golpe en el pleno;
  6. ......
  7. O asestamos ahora ese golpe, asumiendo que Trotsky y los otros permanecerán leales una vez más; o corremos el riesgo de convertir el Comité Central y sus organismos en instituciones no viables, incapaces de trabajar, y muy pronto tendremos que lidiar con un tremendo revuelo en el Partido que dañará la causa y nuestra unidad”.
(Tomado de la carta nº 21 del libro “Stalin’s Letters to Molotov”, Yale University Press, 1995, p. 115)

De esto se puede colegir que Stalin no consideraba a Trotsky su principal adversario, su “archirrival”, durante “el gran debate”, como dice el mito trotskista. En realidad, la actitud de Trotsky en la lucha interna, fue pusilánime. En 1923, cuando inició la lucha contra el Partido con su carta al CC en octubre –al que siguió inmediatamente, por “coincidencia”, la plataforma de los 46–, se retiró en noviembre y desapareció en el Cáucaso (donde lo sorprendió la muerte de Lenin), dejando a Preobrazhensky al frente de la débil oposición. En 1924, luego de provocar al Partido con su revisión de la historia de la revolución y el bolchevismo, explícitamente renunció a debatir, después de la apabullante respuesta de bolcheviques de las más variadas tendencias. En 1925, cuando surge la oposición zinovievista, Trotsky permanece al margen de la contienda. En 1926-1927, en sociedad con Zinoviev y Kámenev, asume el papel de segundo (o tercer) violín, acompañando las actividades fraccionalistas de los zinovievistas.

En la resolución de julio de 1926 que separaba a Zinoviev del Buró Político se le señalaba como “el verdadero líder de la lucha fraccionalista de la oposición”...

¿Cómo se explica, entonces, que hoy se repita, una y otra vez, que Trotsky era el principal opositor, “rival”, “enemigo” de Stalin en el partido –razón por la cual fue expulsado? En primer lugar, porque en la segunda mitad de 1927, Zinoviev y Kámenev, pasan a la defensiva en la polémica con la mayoría bolchevique, cediendo el protagonismo a Trotsky. Segundo, Trotsky escribía frecuentemente, sus cartas, sus propuestas y sus artículos, y tenía un discurso coherente y diferenciado de los ex-leninistas Zinoviev y Kámenev. Hoy se leen esos escritos y dan la apariencia de que fue un verdadero león en la lucha por el poder en el Partido (la misma apariencia que dan sus escritos anteriores a Octubre, cuando Trotsky no pertenecía a ningún partido, y que dan la falsa idea de que tuvo alguna influencia en el movimiento revolucionario ruso). Tercero, a diferencia de Zinoviev, Trotsky mantuvo y mantiene seguidores, atraídos por el mito del “organizador de la revolución”; seguidores, principalmente, en la intelectualidad pequeñoburguesa, que tienen la posibilidad de difundir sus historias.