martes, 4 de diciembre de 2012

Las purgas del PC (b) de la URSS en la década de 1930

Ofrecemos a continuación algunas secciones de la traducción al castellano de un extracto editado del trabajo de Mario Sousa sobre "La lucha de clases en la Unión Soviética durante los treinta". Este extracto se centra en las purgas del PC (b) de la URSS y refuta muchas de las falsedades de seudo historiadores y propagandistas burgueses. La presente traducción se basó en la edición realizada por Ella Rule, que fuera presentada en la "Stalin Society".
Las purgas o expulsiones del Partido Comunista soviético durante la década de 1930 es el tópico favorito de los propagandistas burgueses. El problema es retomado de tiempo en tiempo en los medios de comunicación burgueses que le dan al público historias falsas y ajenas a la verdad sobre las purgas, los juicios políticos y la Unión Soviética de ese periodo. Su propósito es difamar al socialismo y a la Unión Soviética para así desmotivar a la gente de escuchar a los comunistas, de tal manera que acepten al capitalismo como algo eterno. Es por esto que es importante difundir la verdad sobre este capítulo de la historia de la Unión Soviética para contrarrestar las mentiras burguesas así como para entender las dificultades que enfrentaron los bolcheviques durante el periodo revolucionario de transición.
Hechos acerca de la década 1930
Comencemos dándole al lector una imagen de la Unión Soviética en la década de 1930, década decisiva en su historia. Entre otras cosas, en la década de los 1930 fue cuando se realizaron los dos primeros planes quinquenales y cuando se llevó a cabo la colectivización de la agricultura. El ingreso nacional aumentó de 29 millones de rublos en 1929 a 105 millones en 1938: un aumento de 360 por ciento en 10 años. ¡Un logro único en la historia de la industrialización! 
Durante la década de 1930, la producción de la Unión Soviética creció a un grado sin precedentes. A comienzos de 1930, el valor total de la producción industrial fue de 21 millones de rublos. Ocho años después, sin embargo, sobrepasó los 100 millones de rublos (ambas cifras a precios de 1926-27). ¡La producción industrial del país aumentó casi cinco veces en ocho años! A principios de 1930, el área sembrada con cultivos de varios tipos era de 118 millones de hectáreas. En 1938 alcanzó las 136.9 millones de hectáreas. Al mismo tiempo, se había completado la colectivización de la agricultura, superándose grandes problemas relacionados con la colectivización y la modernización. A principios de 1930, la Unión Soviética tenía 34,900 tractores; sin embargo, en 1938  contaba con 483,500. El número de tractores había aumentado casi catorce veces en ocho años. Durante este mismo periodo, el número de cosechadoras aumentó de 1,700 a 153,500 y el número de segadoras de 4,300 a 130,800. 
En la década de 1930, el desarrollo cultural de la Unión Soviética también avanzó a grandes saltos. El número de estudiantes en todas las escuelas en 1929 era aproximadamente de 14 millones. En 1938, se incrementó a cerca de 34 millones, y en esa época, los alumnos matriculados en todo tipo de cursos, incluyendo los de tiempo parcial, sumaban alrededor de más de 47 millones. Casi un tercio de todos los ciudadanos había sido incorporado al sistema educativo. A inicios de la década de 1930, el analfabetismo en la Unión Soviética todavía se mantenía en un 33 por ciento (comparado con el 67 por ciento en 1913). Para 1938, el analfabetismo había sido completamente erradicado. Durante este periodo, el número de estudiantes de educación superior se triplicó, de 207,000 a 601,000. El número de bibliotecas en 1938 era de 70,000, superior a los 40,000 de 1933. En 1938, el número de libros en estas bibliotecas alcanzó la impresionante suma de 126 millones, comparados con los 86 millones que tenían en 1933. Durante los treinta, fue implementada otra medida, que demostraba la fortaleza ideológica y material de la Unión Soviética así como su compromiso con la igualdad de sus ciudadanos: específicamente, la introducción de la obligación de que toda la educación escolar primaria debía impartirse en los idiomas de las diferentes nacionalidades. Esto requería una gran cantidad de trabajo en el frente cultural y la producción de un gran número de libros nuevos, libros de texto y otros materiales de enseñanza en diferentes idiomas, algunos de los cuales ni siquiera existían de forma escrita. 
Este fue el marco en el que se dio lucha de las clases en la Unión Soviética en la década de 1930 y debe tenerse en cuenta al leerse este folleto.
Las purgas de la década de 1920 
Después de la reinscripción de los militantes de 1919, Lenin y los líderes del Partido encontraron que aún había varias deficiencias considerables en el Partido. No se había logrado el objetivo con  la reinscripción. Se siguió permitiendo el ingreso al Partido de un gran número de nuevos militantes sin tener en cuenta la directiva que establecía que sólo los obreros y los elementos confiables de otras clases podían ser seleccionados. Se realizaron nuevas purgas en 1921, 1928 y 1929.
En el Cuadro 1 podemos ver el porcentaje de militantes que fueron expulsados en esas ocasiones. En otros años, el porcentaje de expulsiones varió entre tres y cinco por ciento. 
Cuadro 1
Grandes purgas del Partido en la década de 1920
[Getty: “Orígenes de las grandes purgas”]
Año
Razón de la purga
Porcentaje expulsado *
1919
1921
1928
1929
Reinscripción
Purga
Verificación (sólo 7 regiones)
Purga
10-15%
25%
13%
11%
*  Porcentaje de expulsados con relación al total de aquellos que fueron sometidos al proceso de depuración, que no siempre abarcaba a todos los militantes del Partido.
           En relación a las purgas de 1929, el Cuadro 2 da una descripción detallada de las causas. Provee mejor información y descarta el mito de que las purgas fueron una manera de eliminar a la oposición dentro del Partido. En 1929, el proceso de depuración incluyó a 1.53 millones de militantes.  De éstos, aproximadamente 170,000, el 11 por ciento, fueron expulsados. Cuando apelaron a la Comisión Central de Control, fueron readmitidos 37,000 (22 por ciento de los expulsados). En Smolensk, fue readmitido el 43 por ciento de los expulsados. Haciendo un análisis más profundo se advierte que la gran mayoría de expulsados pertenecía a la clase obrera, expulsados por pasividad por los dirigentes locales del Partido. No tuvieron en cuenta que las condiciones de vida hacían difícil la participación de estos militantes en las actividades del Partido.
Cuadro 2
La purga de 1929
[Getty: “Orígenes de las grandes purgas”] 
Razones de la expulsión
Porcentaje
Defectos en la conducta personal
22%
Elementos extraños (origen de clase) o conexiones con ellos
17%
Pasividad
17%
Delitos penales
12%
Infracciones de la disciplina del Partido
10%
Otras
22%
Total
100%
           De acuerdo con Getty, aquellos expulsados por razones políticas –“fraccionalismo” o  actividad opositora– estaban incluidos dentro del 10% de expulsados por “infracciones de la disciplina del Partido”. Entonces, los expulsados por razones políticas constituyeron el 10 por ciento de ese 10 por ciento de expulsados por “infracciones de la disciplina del Partido”. De este modo, las expulsiones por razones políticas no fueron más del uno por ciento de las expulsiones totales llevadas a cabo durante la purga de 1929. Comparemos esto con el constante mito de “los stalinistas eliminando a todos aquellos que formaban parte de la oposición”. Más aún, la burguesía siempre alega que estos expulsados, más adelante, encontraron una muerte segura en los campos de trabajo del Gulag o simplemente desaparecieron. La realidad es otra. De los expulsados, sólo aquellos que cometieron delitos penales –robo, desfalco, chantaje, sabotaje o actos similares– y fueron procesados en la corte, recibieron algún castigo. Para otros que fueron expulsados la vida continuó como siempre –sin las obligaciones que exigía la militancia y sin el apoyo que la militancia ofrecía.
Las purgas de 1933 
Durante la década de 1930, el Partido pasó por tres purgas: 1933, 1935 y 1937-1938. 
La primera purga, la de 1933, se realizó en un clima de gran entusiasmo, con cooperativas agrícolas brotando a un ritmo impresionante por toda la Unión Soviética y con la producción industrial alcanzando resultados sin precedentes. El Partido había abierto sus puertas a todos aquellos que querían luchar por el socialismo, y los cientos de miles  de nuevos miembros fueron seleccionados durante los primeros tres años de la década de 1930. Debido a este gran influjo, los líderes del Partido consideraron preciso hacer una evaluación de todos los nuevos militantes del Partido. Buscaban oportunistas, burócratas corruptos, criminales, antisemitas, alcohólicos y miembros que hayan infringido la disciplina del Partido.
Los dirigentes del Partido dejaron claro que las purgas debían efectuarse en una atmósfera de camaradería y que no se debía entrometerse mucho en las vidas privadas de las personas. Más aún, la dirección del Partido incentivó a los militantes a criticar abiertamente a los burócratas locales y advirtió a los dirigentes locales del Partido que no expulsaran a los militantes bajo los  cargos de pasividad o ignorancia política. No debían repetirse los errores de 1929. Se debía prestar atención especial al desarrollo general de los militantes y se estableció que los militantes del Partido podían ser degradados a la condición de candidatos o simpatizantes hasta que mejoraran su entendimiento político o aumentaran su participación en  las actividades del Partido, según el caso. La expulsión debía ser evitada en la medida de lo posible.
A pesar de estas directivas, la purga de 1933 resultó diferente de lo que había pretendido el Comité Central. En un país tan amplio como la Unión Soviética, los secretarios locales del Partido tenían gran poder, y a veces esto podía resultar desastroso. Los hechos muestran que los secretarios locales del Partido se esforzaron al máximo por evitar las críticas dirigidas contra ellos o sus allegados. Para demostrar su cumplimiento del trabajo de depuración, algunos secretarios locales expulsaron a muchos militantes ordinarios, obreros y campesinos cooperativistas, incluyendo a los que eran miembros leales; precisamente, aquellos que no debían ser expulsados. La mayoría de los expulsados se habían incorporado al Partido entre 1930 y 1933, y no habían tenido tiempo de conocer todos los problemas del Partido. Muchos no habían podido estudiar el programa del Partido a profundidad o el marxismo-leninismo en general, y en consecuencia fueron calificados como ignorantes por los secretarios del Partido. Otros tuvieron dificultades para participar completamente en la vida del Partido por su situación laboral o por problemas familiares. En la purga de 1933 fue expulsado del Partido el 18.5 por ciento de los militantes y candidatos, alrededor de 792,000.
La purga de 1933, que terminó a mediados de 1934, reveló una seria contradicción dentro del Partido. El Comité Central tuvo la intención de expulsar a ladrones y burócratas corruptos, pero el grupo más grande de expulsados –casi un cuarto del total– fue expulsado por pasividad [Véase Cuadro 3]. La pasividad, sin embargo, no figuraba entre los criterios de expulsión del Partido. Mediante el uso de métodos burocráticos o el abuso de una autoridad ganada como resultado de méritos pasados, los dirigentes locales del Partido hicieron lo que quisieron sin prestar atención a las directivas del Comité Central. La profundización de las contradicciones se ve reflejada en el hecho de que un cuarto de los expulsados lo fue por cargos de pasividad. El Comité Central tenía que hacer algo en relación con las infracciones de las directivas, cometidas por los dirigentes locales del Partido; pero, como el futuro iba a demostrar, ésta no era una tarea fácil. Esto se hizo muy urgente en los años siguientes, cuando la Unión Soviética fue forzada a incrementar el ritmo del desarrollo económico para sobrevivir.
Cuadro 3
Las expulsiones de 1933
[Getty: “Orígenes de las grandes purgas”]
Razones de la expulsión
Porcentaje de expulsados
Corrupción moral, carrerista, burócrata
17.5%
Elementos extraños/ocultamiento de origen de clase
16.5%
Infracciones de la disciplina del Partido
20.9%
Pasividad
23.2%
Otros
17.9%
No mencionado en “”Orígenes de las grandes purgas
4.0%
               Otro aspecto de las estadísticas presentadas por Getty, concierne a la alegación hecha por Conquest y otros derechistas de que la purga de 1933 fue organizada para echar a viejos bolcheviques –cuadros antiguos del Partido de los días de Lenin– que ahora se oponían a Stalin. De acuerdo con Getty, es improbable de que esta alegación sea verdad. La abrumadora mayoría de los expulsados, dos tercios, había entrado al Partido después de 1928 y eran relativamente nuevos en el Partido. La distribución de los expulsados –23 por ciento, obreros agrícolas/campesinos cooperativistas; 14.6 por ciento, funcionarios públicos; y aproximadamente 62 por ciento, obreros–  muestra que la abrumadora mayoría, el 85 por ciento, eran trabajadores comunes y corrientes, no cuadros del tiempo de Lenin. En el “Gran Terror”, Robert Conquest toca el tema de la purga del 1933 e intuye que más de un millón de miembros fueron expulsados por motivos políticos. Para cualquiera con conocimiento de la historia de las purgas es evidente de que la afirmación de Conquest es una mentira.
El mito de las expulsiones de 1937
El mito acerca del terrible año de 1937 que la burguesía ha hecho uno de sus tópicos favoritos –como es lógico a través del agente de policía Robert Conquest y la CIA/MI5, los verdaderos padres del mito–, es desenmascarado por las estadísticas sobre las purgas durante toda la década de 1930 [ver Cuadro 6].
Cuadro 6
Expulsiones del Partido por año
Año
Número de expulsados del Partido
Porcentaje del total del Partido
1929
170,000
11.0%
1933
792,000
18.5%
1935
170,000
9.0%
1936
-
-
1937
100,000
5.0%
1938
70,000
2.0%
Nota: No hay estadísticas nacionales para 1936. En Smolensk, fue expulsado el 2-3% de los miembros del Partido.
         Analizando las estadísticas se puede percibir la magnitud de las mentiras burguesas. De hecho, 1937 fue uno de los años que registran el menor número de personas expulsadas, es decir, ¡no más del cinco por ciento! ¿Cómo es que la burguesía y sus lacayos han transformado 1937 en “el increíble año 1937 de Stalin” con “millones de acusaciones falsas, millones de deportados, millones de asesinados”, como le gusta decir al autor sueco Per Englund. ¿Cuáles son los intereses detrás de esto? Entendemos que en un movimiento de masas de crítica y autocrítica que involucró a millones de personas, se tomaron algunas decisiones equivocadas y se afectaron a personas inocentes. Pero esto también ocurrió en purgas anteriores. Decenas de miles de miembros del Partido fueron expulsados ​​por razones equivocadas, pero estos fueron reintegrados después de apelar simplemente al centro del Partido. Las injusticias que afectaron a los trabajadores comunes y corrientes más que a otros, no son de interés para Occidente. ¿Cómo se explica el interés en las expulsiones de 1937? ¿Por qué precisamente 1937 es tomado como lo peor que sucedió en la Unión Soviética?
La respuesta está en el carácter de clase
La explicación está relacionada con el carácter de clase. La gran diferencia entre las purgas de 1937 y las otras purgas radica en que durante estas últimas se expulsaron principalmente a militantes de base, trabajadores comunes y corrientes, que constituían cerca del 80 por ciento del total de los expulsados. En 1937, fue todo lo contrario. Del total de expulsados, aproximadamente el 80 por ciento estaba formado por peces gordos del Partido y oficiales de alto nivel del ejército corruptos. Eran personas que habían adquirido privilegios y ventajas financieras, y que, con el fin de conservarlos, estaban dispuestas incluso a colaborar con la Alemania nazi. Era gente a la que no le importó pisotear a los militantes comunes y corrientes y que fácilmente echó fuera a los que no aceptaban sus transgresiones. En 1937, fueron expulsados los dirigentes del Partido y los oficiales con inclinaciones hacia el pensamiento occidental y burgués. Perdieron sus posiciones de poder, fueron expulsados ​​del Partido y se les sometió a juicio. Podemos entender el odio de la burguesía hacia el año soviético de 1937.
La política del Partido y las dificultades de la lucha de masas
El objetivo de las purgas fue echar a burócratas corruptos y traidores fuera del Partido y el ejército. Esta lucha de largo alcance, que involucró a millones de militantes del Partido, no pudo llevarse a cabo sin errores. Viejas diferencias personales pueden llevar a decisiones injustas. La fuerte desconfianza podía surgir de todos los cuadros del Partido y podía propagarse fácilmente cuando se demostraba que un alto dirigente del Partido era un burócrata corrupto. El Comité Central era consciente de estas dificultades y advirtió desde el principio contra las exageraciones.
En algunos lugares, este principio fue difícil de cumplir. Militantes del Partido que, por ejemplo, tenían trabajos administrativos y no habían demostrado un interés genuino en la vida del Partido fácilmente podían ser expulsados, a pesar de su lealtad al socialismo ya demostrada por su trabajo. El Comité Central se opuso a esto y corrigió las injusticias al oír las apelaciones de los que habían sido expulsados. En octubre de 1937, durante una recepción a los cuadros técnicos del Donbas, Stalin personalmente criticó a aquellos que cuestionaban a todos los cuadros dirigentes. De acuerdo con Stalin, los nuevos técnicos (de cuello blanco) y economistas de la Unión Soviética provenían del proletariado y merecían el respeto de la gente.
Conclusión
Lo que claramente se desprende de todo lo anterior es que las purgas fueron parte de una lucha dirigida contra la burocracia y la traición a la patria; esa lucha no estaba dirigida contra los cuadros dirigentes del Partido en general, contra los “viejos bolcheviques”, o contra gente que simplemente se encontraba en minoría en cuestiones políticas, a menos que esto los llevara a la actividad criminal y a la traición. 

Mario Sousa, 2001
Editado por Ella Rule, 2005
Fuente: http://www.stalinsociety.org.uk/200503_purges_ms_er_A4.pdf
Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Inessa de la Torre.

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