El pueblo albanés, de un millón de habitantes, inmovilizó
en la lucha a más de 15 divisiones italianas y alemanas y puso fuera de combate
alrededor de 70 mil enemigos entre muertos, heridos o prisioneros. Como miembro
activo de la coalición mundial antifascista, Albania, en comparación con la
extensión de su territorio y de su población, dio una contribución muy preciosa
a la histórica victoria sobre el fascismo. Llevó en sus espaldas una carga muy
pesada. El suelo albanés de 28 mil km2 durante la Segunda Guerra Mundial fue
hollado por cerca de 700 mil soldados fascistas que le ocasionaron daños y
devastaciones extremadamente graves. En el curso de la Segunda Guerra Mundial,
Albania se colocó entre los países que sufrieron más pérdidas humanas y sobre
todo bienes materiales y culturales.
Los esfuerzos heroicos, la sangre derramada y las graves
pérdidas que el pueblo albanés sufrió en la lucha, fueron coronados con la
victoria final sobre los enemigos externos e internos.
El 29 de noviembre, con la completa liberación de la
patria y con el triunfo de la revolución popular en Albania, acabó el dominio
fascista; al mismo tiempo fue abolida toda dependencia de las potencias
imperialistas, y suprimido cualquier vínculo y relación esclavizante con estas
potencias; el pueblo albanés conquistó su plena independencia nacional, derrocó
la dominación política de los terratenientes y de la burguesía. Albania se
separó para siempre del sistema capitalista mundial.
Esto representó la mayor victoria alcanzada por el pueblo
albanés a lo largo de toda su historia.
La Lucha de Liberación Nacional siguió hasta el final una
revolución antiimperialista, democrática. Sin embargo, en su seno se
desarrollaron también elementos de la revolución socialista, o sea la burguesía
fue despojada del Poder político y fue establecida la dirección única del
Partido Comunista en el nuevo Poder, etc. Este fenómeno se produjo como
consecuencia de la agravación continua de la lucha contra las principales
clases explotadoras del país y de la coordinación de esta lucha con la librada
contra los ocupantes. Esto profundizó aún más el carácter revolucionario de la
Lucha de Liberación Nacional.
El Partido Comunista no incitó a la agudización de la
lucha de clases dentro del país, ni lanzó consignas llamando a luchar contra
los terratenientes, los bairaktars y
la burguesía, sino que sus golpes más rudos fueron dirigidos hasta el final
contra los ocupantes fascistas. Fue la traición declarada de las clases
explotadoras la que provocó la exacerbación de la lucha de clases.
Las organizaciones políticas, representantes de los
intereses de estas clases, el “Balli Kombëtar”,
el “Legaliteti”, etc. fueron
aniquilados por el Ejército de Liberación Nacional sólo porque se pusieron al
servicio de los ocupantes fascistas. Con su actitud abiertamente antinacional y
antipopular, las clases dominantes perdieron todos los derechos de participar
en el Poder político.
El nuevo Poder político instaurado en Albania sin haber
terminado aún la Lucha de Liberación Nacional, se encontraba completamente en
manos de las fuerzas revolucionarias democráticas con el Partido Comunista como
dirigente único. Este Poder no constituía simplemente una dictadura democrática
de las fuerzas revolucionarias, sino un Poder que contenía en sí el germen, en
rápido desarrollo, de la dictadura del proletariado.
Con la histórica victoria en la Lucha de Liberación
Nacional la revolución se había cumplido solamente en el campo político. Los
problemas económicos y sociales de la revolución antiimperialista democrática
quedaban en pie para ser solucionados después de la guerra.
Las principales fuerzas motrices sociales en la Lucha de
Liberación Nacional, fueron la clase obrera y el campesinado pobre y medio.
Participó también la pequeña y media burguesía de las ciudades.
La clase obrera desempeñó el
papel dirigente en la Lucha de Liberación Nacional por medio del Partido
Comunista de Albania.
La clase obrera albanesa poco numerosa, diseminada, no
constituida como proletariado industrial, era sin embargo la clase más
progresista a la que pertenecía el porvenir. Sobre todo, ninguna otra clase en
el país consiguió formar un partido dotado de una organización sólida, de una
política justa edificada sobre fundamentos científicos, como el Partido que
creó la clase obrera.
En los órganos dirigentes de la Lucha de Liberación
Nacional, así como en la composición del Partido, el número de los obreros era
reducido. Pero esto no impidió a la clase obrera cumplir su papel dirigente en
esta lucha. El Partido Comunista de Albania educó a sus miembros, aunque muchos
provenían de la pequeña burguesía, y sobre todo, de capas campesinas, con
profundo espíritu proletario y revolucionario, con una gran determinación de defender
los intereses del proletariado y del socialismo. Estos intereses en las
circunstancias dadas se fundían con los de la Lucha de Liberación Nacional, con
los de todo el pueblo entero y de la nación albanesa subyugada.
El campesinado fue la
principal reserva y fuerza armada de la Lucha de Liberación Nacional, el más
sólido apoyo de la clase obrera y del Partido Comunista de Albania.
El campesinado albanés constituía la inmensa mayoría de
la población. No obstante a ser atrasado desde el punto de vista económico y
cultural, encerraba en su seno una pujante capacidad revolucionaria, adquirida
en la lucha incesante por la tierra y la libertad, contra la opresión y la
explotación de los grandes terratenientes, contra los comerciantes usureros,
contra los regímenes antipopulares anteriores, y sobre todo, contra la
dominación extranjera. El campesinado, más que otra clase o capa en Albania,
poseía sanas tradiciones patrióticas de combate. Teniendo en cuenta todos estos
datos, el Partido Comunista hizo una muy justa apreciación del papel del
campesinado en esta lucha. “En las
condiciones de nuestro país –ha dicho el camarada Enver Hoxha– vencería en la lucha aquella clase que tuviera
al campesinado a su favor”. (Enver
Hoxha. Discurso pronunciado en el acto
realizado con ocasión del XV Aniversario de Liberación de la Patria. Tirana
1959, pág. 9.)
Si el campesinado aceptó el programa y el papel dirigente
del Partido Comunista; fue porque estaba persuadido por su propia experiencia,
de que éste era la única organización política empeñada en una lucha resuelta
contra el invasor, la única que traducía sus palabras en actos y que era capaz
de asegurar la victoria sobre los ocupantes fascistas y los traidores, y de
alcanzar las aspiraciones de los campesinos por la tierra y por la libertad.
Bajo la dirección del Partido, el campesinado dio pruebas de alto patriotismo y
de gran heroísmo.
Durante todo el período de la Lucha de Liberación
Nacional, el Partido Comunista se atuvo a la consigna de la movilización de
todo el campesinado, sin distinción de clases. Sin embargo los campesinos
ricos, los bairaktars de los pueblos,
como clase, no aceptaron el programa y el papel dirigente del Partido
Comunista. Ellos se ligaron, por lo general, a las organizaciones traidoras de
la burguesía y de los terratenientes, el “Balli
kombëtar” y el “Legaliteti”, y
llegaron a ser su apoyo en el campo, con la esperanza de conservar así sus
privilegios después de la guerra.
Al igual que el campesinado, la pequeña y media burguesía urbanas participaron en la Lucha de
Liberación Nacional, sin un partido político que las representara. Muy
heterogéneas, económicamente impotentes, y careciendo sobre todo de resolución,
de madurez y de experiencia en la lucha política, estas clases no crearon ni
podían crear un verdadero partido político. Por esto eran incapaces de
desempeñar un papel dirigente en la Lucha de Liberación Nacional. Ellas
adoptaron el programa del Partido Comunista, ya que vieron en él la expresión
de sus reivindicaciones políticas inmediatas.
La pequeña burguesía, que constituía la inmensa mayoría
de la población de las ciudades, aunque no parecía muy resuelta ni dispuesta a
sacrificarse, se lanzó casi enteramente a la Lucha de Liberación Nacional y dio
pruebas de gran patriotismo. La mayor parte de esta capa burguesa se ligó
estrechamente al Partido Comunista.
La burguesía media manifestó una inestabilidad
pronunciada. En sus más se notaban tendencias al compromiso con los ocupantes.
Sin embargo cogida por la tenaza de las leyes de ocupación, sujeta a la presión
del capital extranjero y a la influencia del patriotismo tradicional del pueblo
albanés, se pronunció, en su mayoría, contra la servidumbre y tomó parte en la
lucha antifascista, sin mostrarse, no obstante, muy activa. Solamente una parte
reducida de esta clase se adhirió a los ocupantes uniéndose al “Balli kombëtar” y al “Legalíteti”.
Los intelectuales albaneses, cuya mayoría provenía de las capas superiores y medias
de la población, se mostraron en general patriotas y antifascistas. Los más
progresistas entre ellos, se distinguieron por su patriotismo, su resolución y
su profundo espíritu revolucionario, abrazaron la línea del Partido Comunista y
lucharon por su aplicación. Sólo unos pocos intelectuales atraídos por la
ideología burguesa fascista se adhirieron a los ocupantes, siendo los ideólogos
del “Balli kombëtar” y del “Legaliteti”.
La fuerza más pujante de la
Lucha de Liberación Nacional fue la juventud. Ella se
hallaba en la vanguardia de la lucha contra los ocupantes y los traidores en
las ciudades, en las aldeas y en las filas del ejército popular.
La mayoría abrumadora de la juventud se distinguió por un
alto espíritu patriótico y al mismo tiempo por un espíritu progresista
profundamente revolucionario. Se unió estrechamente al Partido Comunista y
combatió con ardor por las grandes ideas del marxismo-leninismo.
La primera en arrojarse a la Lucha de Liberación fue la
juventud estudiantil y obrera de las ciudades.
La juventud estudiantil tenía por origen principalmente
la pequeña y media burguesía de las ciudades. Militando al lado de la juventud
obrera, en las filas de la Juventud Comunista, dio una importante contribución
en la propagación de la línea del Partido Comunista de Albania entre las masas
populares. Al mismo tiempo es que a través de ella el Partido ejercía su
influencia sobre la pequeña y media burguesía urbanas.
Sin embargo, la mayoría de la juventud antifascista
estaba constituida por la juventud campesina, que, siguiendo a la urbana, se
lanzó a la lucha con extremado ardor y determinación revolucionarios. Los
jóvenes campesinos formaron de hecho la mayoría de los efectivos del Ejército
de Liberación Nacional.
La mujer albanesa fue una gran
fuerza en la lucha antifascista. Su participación en esta
lucha fue de una amplitud jamás conocida en las anteriores luchas de
liberación. Las mujeres abrazaron la línea del Partido Comunista y, al lado de
los hombres, lucharon activamente por su aplicación, porque encontraron en ella
no sólo el camino seguro que conducía a la liberación nacional y social del
pueblo, sino también la senda que llevaba a la conquista de su igualdad de
derechos con los hombres, de su liberación de todas las cadenas del pasado que
las habían mantenido en la servidumbre.
La gran victoria en la Lucha
de Liberación Nacional fue alcanzada en primer lugar gracias a la abnegación y
al heroísmo de que dio prueba el pueblo albanés. Nunca
antes había estado tan unido, ni había sido tan resuelto. Nunca antes había
estado tan seguro de la victoria en la lucha, tanto contra los ocupantes como
contra los traidores. Nunca antes había tenido tan profunda conciencia de los
fines de su lucha ni se había manifestado tan presto a hacer todos los
sacrificios y a sufrir todas las privaciones con tal de alcanzar la victoria.
La Lucha de Liberación Nacional hizo aparecer con toda su
fuerza las capacidades creadoras de las masas populares en la vida política y
militar del país. En el fuego de las encarnizadas batallas se pusieron de
relieve sus fuerzas inagotables y sus grandes aptitudes. De la carne y de la
sangre del pueblo, de los obreros, de los campesinos, de los intelectuales
patriotas, surgieron magníficos combatientes y dirigentes de masas, comandantes
y comisarios, miembros de los consejos y ministros. Estos hombres del pueblo, a
menudo desprovistos de instrucción suficiente, aventajaron en capacidades y en
coraje a los generales y a los instruidos oficiales del enemigo, a los
politiqueros profesionales del régimen anterior de los grandes terratenientes y
de la burguesía.
“Nuestra
Lucha de Liberación –escribía el camarada Enver
Hoxha en vísperas de la Liberación– ha puesto al pueblo a la cabeza, y he ahí y
únicamente ahí la razón de la victoria.” (Enver
Hoxha. “Decisiones Históricas de la II Reunión de CALN”, noviembre de 1944.
Obras, tomo II, pago 373.)
Gracias a la lucha heroica que llevó a cabo, el pueblo
albanés liberó al mismo tiempo su patria y a sí mismo.
Ciertos factores desempeñaron un papel muy importante en
la obtención de la victoria tales como las brillantes tradiciones patrióticas y
combativas del pueblo albanés, su rica experiencia adquirida en el transcurso
de los siglos en los combates por la libertad y por la independencia,
tradiciones y experiencia que él fortaleció y desarrolló más adelante en esta
última Lucha de Liberación Nacional.
El Partido Comunista de
Albania fue el inspirador, el organizador y el guía de la Lucha de Liberación
Nacional, el artífice de la victoria.
En sus anteriores luchas de liberación, el pueblo albanés
no había conseguido darse a una dirección compacta y consecuente. He ahí una de
las principales razones que le había impedido conquistar anteriormente su
libertad y su independencia y que había permitido a los imperialistas, a los
señores feudales y a la burguesía del país arrebatarle los frutos de sus
esfuerzos. Sin embargo, había sacado de sus luchas, de sus sufrimientos y de su
miseria una gran lección: faltándole una dirección revolucionaria, su sangre
vertida y sus penas no podían ser coronadas con una victoria definitiva. Esta
se hizo realidad solamente con la fundación del Partido Comunista de Albania,
que él engendró, engrosó y templó en la lucha. Surgido del seno del pueblo,
este partido marxista-leninista heredó de él brillantes tradiciones patrióticas
y una rica experiencia de combate, supo recoger y desarrollar más estas
tradiciones y esta experiencia, darles un profundo contenido revolucionario y
traducirlas en hechos para asegurar la libertad y la independencia nacional, la
victoria de la revolución.
El Partido Comunista elaboró y aplicó sin cesar, con
determinación y coraje revolucionarios, una justa política basada en las
condiciones objetivas internas y externas y en los principios
marxista-leninistas fundamentales, esto respondía directamente a las
apremiantes exigencias políticas, a los intereses vitales del pueblo, de la
patria y del socialismo.
Es el Partido el que inculcó a las masas populares una
muy alta conciencia de los objetivos de la lucha y de la justeza de su
política. Es el Partido el que descubrió, desarrolló y utilizó en favor de la
lucha contra el fascismo, todas las energías y las capacidades de las masas
populares.
Estas se persuadieron por su propia experiencia de que el
Partido Comunista era el verdadero defensor de sus intereses y de los de la
nación albanesa, un combatiente firme y consecuente por la independencia
nacional, la libertad, la democracia y la tierra.
El Partido resolvió con rara maestría tres tareas claves
cuya realización debía conducir a la victoria: la unidad de las amplias masas
en el Frente de Liberación Nacional; la organización de la insurrección
general, el armamento del pueblo y la creación del Ejército de Liberación
Nacional regular; la abolición del Poder de los ocupantes, de los grandes
terratenientes y de la burguesía y la organización e instauración del Poder de
Democracia Popular.
El Partido le dio al pueblo albanés numerosos y potentes
aliados exteriores, y lo educó en el espíritu del internacionalismo proletario,
de la amistad y la fraternidad con todos los pueblos que luchaban contra el
fascismo. Practicó respecto a los aliados exteriores, una política justa,
edificada sobre los principios revolucionarios. Enseñó al pueblo a hacer la
distinción entre sus aliados y vincular su lucha en primer lugar, con la Gran
Guerra Patria de la Unión Soviética. El Partido jamás permitió que cualquiera
de los aliados interviniera en los asuntos internos, políticos y militares del
país. Frustró el plan de la reacción imperialista anglo-norteamericana que
intentaba contrarrestar la victoria de la revolución y establecer su propio
control sobre Albania. Observando una actitud leal respecto a los aliados y
apreciando en su justo valor la ayuda y apoyo exterior, el Partido no ha
esperada jamás que otros vinieran a regalar la libertad al pueblo albanés. Ha
aplicado con firmeza el principio que consiste en apoyarse en sus propias
fuerzas y ha enseñado al pueblo para que comprenda bien que la libertad no se
recibe como un don, sino que se la conquista al precio de mucha sangre
derramada, con muchos sufrimientos y sacrificios.
El Partido Comunista de Albania nació, creció y se
aguerrió como dirigente de una capacidad y de una autoridad sin par, en la
lucha revolucionaria contra los ocupantes y los traidores. No esperó a aprender
antes la teoría marxista-leninista para lanzarse a la lucha. Esta teoría la
aprendió y la aplicó a la vez, fielmente y de manera creadora en el fuego de la
lucha y en las más complejas situaciones.
El factor exterior decisivo de
la histórica victoria del pueblo albanés fue la Gran Guerra Patria de la Unión
Soviética y su gran victoria sobre el fascismo. El
Ejército Rojo no llegó hasta Albania, y sin embargo el pueblo albanés considera
a la Unión Soviética como el libertador también de Albania. La Unión Soviética
bajo la dirección de J. V. Stalin, cargó con el más pesado fardo en la Segunda
Guerra Mundial y desempeñó el papel principal en la destrucción del fascismo.
Las grandes victorias del Ejército Rojo sobre Alemania hitleriana crearon las
condiciones precisas para que el pueblo albanés se levantara y asegurara por su
propia lucha heroica, su plena independencia nacional y la instauración del Poder
popular en su país.
Fuente: Historia del Partido del
Trabajo de Albania, Vol. I, Instituto de Estudios Marxista-Leninistas del PTA, Nëntori,
Tirana 1981.