jueves, 29 de noviembre de 2012

Albania: Balance de la lucha de liberación nacional y causas de la victoria

            La Lucha de Liberación Nacional contra los ocupantes italianos y alemanes y contra los traidores, que se llevó a cabo durante más de cinco años y medio, es la lucha más cruenta y esforzada que los albaneses han librado a lo largo de su historia.
El pueblo albanés, de un millón de habitantes, inmovilizó en la lucha a más de 15 divisiones italianas y alemanas y puso fuera de combate alrededor de 70 mil enemigos entre muertos, heridos o prisioneros. Como miembro activo de la coalición mundial antifascista, Albania, en comparación con la extensión de su territorio y de su población, dio una contribución muy preciosa a la histórica victoria sobre el fascismo. Llevó en sus espaldas una carga muy pesada. El suelo albanés de 28 mil km2 durante la Segunda Guerra Mundial fue hollado por cerca de 700 mil soldados fascistas que le ocasionaron daños y devastaciones extremadamente graves. En el curso de la Segunda Guerra Mundial, Albania se colocó entre los países que sufrieron más pérdidas humanas y sobre todo bienes materiales y culturales.
Los esfuerzos heroicos, la sangre derramada y las graves pérdidas que el pueblo albanés sufrió en la lucha, fueron coronados con la victoria final sobre los enemigos externos e internos.
El 29 de noviembre, con la completa liberación de la patria y con el triunfo de la revolución popular en Albania, acabó el dominio fascista; al mismo tiempo fue abolida toda dependencia de las potencias imperialistas, y suprimido cualquier vínculo y relación esclavizante con estas potencias; el pueblo albanés conquistó su plena independencia nacional, derrocó la dominación política de los terratenientes y de la burguesía. Albania se separó para siempre del sistema capitalista mundial.
Esto representó la mayor victoria alcanzada por el pueblo albanés a lo largo de toda su historia.
La Lucha de Liberación Nacional siguió hasta el final una revolución antiimperialista, democrática. Sin embargo, en su seno se desarrollaron también elementos de la revolución socialista, o sea la burguesía fue despojada del Poder político y fue establecida la dirección única del Partido Comunista en el nuevo Poder, etc. Este fenómeno se produjo como consecuencia de la agravación continua de la lucha contra las principales clases explotadoras del país y de la coordinación de esta lucha con la librada contra los ocupantes. Esto profundizó aún más el carácter revolucionario de la Lucha de Liberación Nacional.
El Partido Comunista no incitó a la agudización de la lucha de clases dentro del país, ni lanzó consignas llamando a luchar contra los terratenientes, los bairaktars y la burguesía, sino que sus golpes más rudos fueron dirigidos hasta el final contra los ocupantes fascistas. Fue la traición declarada de las clases explotadoras la que provocó la exacerbación de la lucha de clases.
Las organizaciones políticas, representantes de los intereses de estas clases, el “Balli Kombëtar”, el “Legaliteti”, etc. fueron aniquilados por el Ejército de Liberación Nacional sólo porque se pusieron al servicio de los ocupantes fascistas. Con su actitud abiertamente antinacional y antipopular, las clases dominantes perdieron todos los derechos de participar en el Poder político.
El nuevo Poder político instaurado en Albania sin haber terminado aún la Lucha de Liberación Nacional, se encontraba completamente en manos de las fuerzas revolucionarias democráticas con el Partido Comunista como dirigente único. Este Poder no constituía simplemente una dictadura democrática de las fuerzas revolucionarias, sino un Poder que contenía en sí el germen, en rápido desarrollo, de la dictadura del proletariado.
Con la histórica victoria en la Lucha de Liberación Nacional la revolución se había cumplido solamente en el campo político. Los problemas económicos y sociales de la revolución antiimperialista democrática quedaban en pie para ser solucionados después de la guerra.
Las principales fuerzas motrices sociales en la Lucha de Liberación Nacional, fueron la clase obrera y el campesinado pobre y medio. Participó también la pequeña y media burguesía de las ciudades.
La clase obrera desempeñó el papel dirigente en la Lucha de Liberación Nacional por medio del Partido Comunista de Albania.
La clase obrera albanesa poco numerosa, diseminada, no constituida como proletariado industrial, era sin embargo la clase más progresista a la que pertenecía el porvenir. Sobre todo, ninguna otra clase en el país consiguió formar un partido dotado de una organización sólida, de una política justa edificada sobre fundamentos científicos, como el Partido que creó la clase obrera.
En los órganos dirigentes de la Lucha de Liberación Nacional, así como en la composición del Partido, el número de los obreros era reducido. Pero esto no impidió a la clase obrera cumplir su papel dirigente en esta lucha. El Partido Comunista de Albania educó a sus miembros, aunque muchos provenían de la pequeña burguesía, y sobre todo, de capas campesinas, con profundo espíritu proletario y revolucionario, con una gran determinación de defender los intereses del proletariado y del socialismo. Estos intereses en las circunstancias dadas se fundían con los de la Lucha de Liberación Nacional, con los de todo el pueblo entero y de la nación albanesa subyugada.
El campesinado fue la principal reserva y fuerza armada de la Lucha de Liberación Nacional, el más sólido apoyo de la clase obrera y del Partido Comunista de Albania.
El campesinado albanés constituía la inmensa mayoría de la población. No obstante a ser atrasado desde el punto de vista económico y cultural, encerraba en su seno una pujante capacidad revolucionaria, adquirida en la lucha incesante por la tierra y la libertad, contra la opresión y la explotación de los grandes terratenientes, contra los comerciantes usureros, contra los regímenes antipopulares anteriores, y sobre todo, contra la dominación extranjera. El campesinado, más que otra clase o capa en Albania, poseía sanas tradiciones patrióticas de combate. Teniendo en cuenta todos estos datos, el Partido Comunista hizo una muy justa apreciación del papel del campesinado en esta lucha. “En las condiciones de nuestro país –ha dicho el camarada Enver Hoxha–  vencería en la lucha aquella clase que tuviera al campesinado a su favor”. (Enver Hoxha. Discurso pronunciado en el acto realizado con ocasión del XV Aniversario de Liberación de la Patria. Tirana 1959, pág. 9.)
Si el campesinado aceptó el programa y el papel dirigente del Partido Comunista; fue porque estaba persuadido por su propia experiencia, de que éste era la única organización política empeñada en una lucha resuelta contra el invasor, la única que traducía sus palabras en actos y que era capaz de asegurar la victoria sobre los ocupantes fascistas y los traidores, y de alcanzar las aspiraciones de los campesinos por la tierra y por la libertad. Bajo la dirección del Partido, el campesinado dio pruebas de alto patriotismo y de gran heroísmo.
Durante todo el período de la Lucha de Liberación Nacional, el Partido Comunista se atuvo a la consigna de la movilización de todo el campesinado, sin distinción de clases. Sin embargo los campesinos ricos, los bairaktars de los pueblos, como clase, no aceptaron el programa y el papel dirigente del Partido Comunista. Ellos se ligaron, por lo general, a las organizaciones traidoras de la burguesía y de los terratenientes, el “Balli kombëtar” y el “Legaliteti”, y llegaron a ser su apoyo en el campo, con la esperanza de conservar así sus privilegios después de la guerra.
Al igual que el campesinado, la pequeña y media burguesía urbanas participaron en la Lucha de Liberación Nacional, sin un partido político que las representara. Muy heterogéneas, económicamente impotentes, y careciendo sobre todo de resolución, de madurez y de experiencia en la lucha política, estas clases no crearon ni podían crear un verdadero partido político. Por esto eran incapaces de desempeñar un papel dirigente en la Lucha de Liberación Nacional. Ellas adoptaron el programa del Partido Comunista, ya que vieron en él la expresión de sus reivindicaciones políticas inmediatas.
La pequeña burguesía, que constituía la inmensa mayoría de la población de las ciudades, aunque no parecía muy resuelta ni dispuesta a sacrificarse, se lanzó casi enteramente a la Lucha de Liberación Nacional y dio pruebas de gran patriotismo. La mayor parte de esta capa burguesa se ligó estrechamente al Partido Comunista.
La burguesía media manifestó una inestabilidad pronunciada. En sus más se notaban tendencias al compromiso con los ocupantes. Sin embargo cogida por la tenaza de las leyes de ocupación, sujeta a la presión del capital extranjero y a la influencia del patriotismo tradicional del pueblo albanés, se pronunció, en su mayoría, contra la servidumbre y tomó parte en la lucha antifascista, sin mostrarse, no obstante, muy activa. Solamente una parte reducida de esta clase se adhirió a los ocupantes uniéndose al “Balli kombëtar” y al “Legalíteti”.
Los intelectuales albaneses, cuya mayoría provenía de las capas superiores y medias de la población, se mostraron en general patriotas y antifascistas. Los más progresistas entre ellos, se distinguieron por su patriotismo, su resolución y su profundo espíritu revolucionario, abrazaron la línea del Partido Comunista y lucharon por su aplicación. Sólo unos pocos intelectuales atraídos por la ideología burguesa fascista se adhirieron a los ocupantes, siendo los ideólogos del “Balli kombëtar” y del “Legaliteti”.
La fuerza más pujante de la Lucha de Liberación Nacional fue la juventud. Ella se hallaba en la vanguardia de la lucha contra los ocupantes y los traidores en las ciudades, en las aldeas y en las filas del ejército popular.
La mayoría abrumadora de la juventud se distinguió por un alto espíritu patriótico y al mismo tiempo por un espíritu progresista profundamente revolucionario. Se unió estrechamente al Partido Comunista y combatió con ardor por las grandes ideas del marxismo-leninismo.
La primera en arrojarse a la Lucha de Liberación fue la juventud estudiantil y obrera de las ciudades.
La juventud estudiantil tenía por origen principalmente la pequeña y media burguesía de las ciudades. Militando al lado de la juventud obrera, en las filas de la Juventud Comunista, dio una importante contribución en la propagación de la línea del Partido Comunista de Albania entre las masas populares. Al mismo tiempo es que a través de ella el Partido ejercía su influencia sobre la pequeña y media burguesía urbanas.
Sin embargo, la mayoría de la juventud antifascista estaba constituida por la juventud campesina, que, siguiendo a la urbana, se lanzó a la lucha con extremado ardor y determinación revolucionarios. Los jóvenes campesinos formaron de hecho la mayoría de los efectivos del Ejército de Liberación Nacional.
La mujer albanesa fue una gran fuerza en la lucha antifascista. Su participación en esta lucha fue de una amplitud jamás conocida en las anteriores luchas de liberación. Las mujeres abrazaron la línea del Partido Comunista y, al lado de los hombres, lucharon activamente por su aplicación, porque encontraron en ella no sólo el camino seguro que conducía a la liberación nacional y social del pueblo, sino también la senda que llevaba a la conquista de su igualdad de derechos con los hombres, de su liberación de todas las cadenas del pasado que las habían mantenido en la servidumbre.
La gran victoria en la Lucha de Liberación Nacional fue alcanzada en primer lugar gracias a la abnegación y al heroísmo de que dio prueba el pueblo albanés. Nunca antes había estado tan unido, ni había sido tan resuelto. Nunca antes había estado tan seguro de la victoria en la lucha, tanto contra los ocupantes como contra los traidores. Nunca antes había tenido tan profunda conciencia de los fines de su lucha ni se había manifestado tan presto a hacer todos los sacrificios y a sufrir todas las privaciones con tal de alcanzar la victoria.
La Lucha de Liberación Nacional hizo aparecer con toda su fuerza las capacidades creadoras de las masas populares en la vida política y militar del país. En el fuego de las encarnizadas batallas se pusieron de relieve sus fuerzas inagotables y sus grandes aptitudes. De la carne y de la sangre del pueblo, de los obreros, de los campesinos, de los intelectuales patriotas, surgieron magníficos combatientes y dirigentes de masas, comandantes y comisarios, miembros de los consejos y ministros. Estos hombres del pueblo, a menudo desprovistos de instrucción suficiente, aventajaron en capacidades y en coraje a los generales y a los instruidos oficiales del enemigo, a los politiqueros profesionales del régimen anterior de los grandes terratenientes y de la burguesía.
“Nuestra Lucha de Liberación –escribía el camarada Enver Hoxha en vísperas de la Liberación– ha puesto al pueblo a la cabeza, y he ahí y únicamente ahí la razón de la victoria.” (Enver Hoxha. “Decisiones Históricas de la II Reunión de CALN”, noviembre de 1944. Obras, tomo II, pago 373.)
Gracias a la lucha heroica que llevó a cabo, el pueblo albanés liberó al mismo tiempo su patria y a sí mismo.
Ciertos factores desempeñaron un papel muy importante en la obtención de la victoria tales como las brillantes tradiciones patrióticas y combativas del pueblo albanés, su rica experiencia adquirida en el transcurso de los siglos en los combates por la libertad y por la independencia, tradiciones y experiencia que él fortaleció y desarrolló más adelante en esta última Lucha de Liberación Nacional.
El Partido Comunista de Albania fue el inspirador, el organizador y el guía de la Lucha de Liberación Nacional, el artífice de la victoria.
En sus anteriores luchas de liberación, el pueblo albanés no había conseguido darse a una dirección compacta y consecuente. He ahí una de las principales razones que le había impedido conquistar anteriormente su libertad y su independencia y que había permitido a los imperialistas, a los señores feudales y a la burguesía del país arrebatarle los frutos de sus esfuerzos. Sin embargo, había sacado de sus luchas, de sus sufrimientos y de su miseria una gran lección: faltándole una dirección revolucionaria, su sangre vertida y sus penas no podían ser coronadas con una victoria definitiva. Esta se hizo realidad solamente con la fundación del Partido Comunista de Albania, que él engendró, engrosó y templó en la lucha. Surgido del seno del pueblo, este partido marxista-leninista heredó de él brillantes tradiciones patrióticas y una rica experiencia de combate, supo recoger y desarrollar más estas tradiciones y esta experiencia, darles un profundo contenido revolucionario y traducirlas en hechos para asegurar la libertad y la independencia nacional, la victoria de la revolución.
El Partido Comunista elaboró y aplicó sin cesar, con determinación y coraje revolucionarios, una justa política basada en las condiciones objetivas internas y externas y en los principios marxista-leninistas fundamentales, esto respondía directamente a las apremiantes exigencias políticas, a los intereses vitales del pueblo, de la patria y del socialismo.
Es el Partido el que inculcó a las masas populares una muy alta conciencia de los objetivos de la lucha y de la justeza de su política. Es el Partido el que descubrió, desarrolló y utilizó en favor de la lucha contra el fascismo, todas las energías y las capacidades de las masas populares.
Estas se persuadieron por su propia experiencia de que el Partido Comunista era el verdadero defensor de sus intereses y de los de la nación albanesa, un combatiente firme y consecuente por la independencia nacional, la libertad, la democracia y la tierra.
El Partido resolvió con rara maestría tres tareas claves cuya realización debía conducir a la victoria: la unidad de las amplias masas en el Frente de Liberación Nacional; la organización de la insurrección general, el armamento del pueblo y la creación del Ejército de Liberación Nacional regular; la abolición del Poder de los ocupantes, de los grandes terratenientes y de la burguesía y la organización e instauración del Poder de Democracia Popular.
El Partido le dio al pueblo albanés numerosos y potentes aliados exteriores, y lo educó en el espíritu del internacionalismo proletario, de la amistad y la fraternidad con todos los pueblos que luchaban contra el fascismo. Practicó respecto a los aliados exteriores, una política justa, edificada sobre los principios revolucionarios. Enseñó al pueblo a hacer la distinción entre sus aliados y vincular su lucha en primer lugar, con la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética. El Partido jamás permitió que cualquiera de los aliados interviniera en los asuntos internos, políticos y militares del país. Frustró el plan de la reacción imperialista anglo-norteamericana que intentaba contrarrestar la victoria de la revolución y establecer su propio control sobre Albania. Observando una actitud leal respecto a los aliados y apreciando en su justo valor la ayuda y apoyo exterior, el Partido no ha esperada jamás que otros vinieran a regalar la libertad al pueblo albanés. Ha aplicado con firmeza el principio que consiste en apoyarse en sus propias fuerzas y ha enseñado al pueblo para que comprenda bien que la libertad no se recibe como un don, sino que se la conquista al precio de mucha sangre derramada, con muchos sufrimientos y sacrificios.
El Partido Comunista de Albania nació, creció y se aguerrió como dirigente de una capacidad y de una autoridad sin par, en la lucha revolucionaria contra los ocupantes y los traidores. No esperó a aprender antes la teoría marxista-leninista para lanzarse a la lucha. Esta teoría la aprendió y la aplicó a la vez, fielmente y de manera creadora en el fuego de la lucha y en las más complejas situaciones.
El factor exterior decisivo de la histórica victoria del pueblo albanés fue la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética y su gran victoria sobre el fascismo. El Ejército Rojo no llegó hasta Albania, y sin embargo el pueblo albanés considera a la Unión Soviética como el libertador también de Albania. La Unión Soviética bajo la dirección de J. V. Stalin, cargó con el más pesado fardo en la Segunda Guerra Mundial y desempeñó el papel principal en la destrucción del fascismo. Las grandes victorias del Ejército Rojo sobre Alemania hitleriana crearon las condiciones precisas para que el pueblo albanés se levantara y asegurara por su propia lucha heroica, su plena independencia nacional y la instauración del Poder popular en su país. 

Fuente: Historia del Partido del Trabajo de Albania, Vol. I, Instituto de Estudios Marxista-Leninistas del PTA, Nëntori, Tirana 1981.