El pueblo albanés inició su resistencia armada contra los invasores fascistas antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, pero se elevó a un nivel superior con la fundación del Partido Comunista de Albania en 1941, y concluyó su Lucha de Liberación Nacional antes de que finalizara dicha guerra. El Gobierno Democrático de Albania encabezado por Enver Hoxha, entró a Tirana y celebró el Día de la Independencia (conmemorando el 28 de noviembre de 1912) en la capital liberada. Un día, después se lograría la completa liberación de Albania, luego de expulsar de Shkodra a los ocupantes nazis.
Discurso
pronunciado con ocasión del Día de la Independencia y de la entrada del
Gobierno Democrático en Tirana
Enver Hoxha
28 de noviembre de 1944
Pueblo albanés:
En un día memorable como éste, en 1912, después de un largo periodo de esclavitud,
nació la Albania independiente. Cuando nuestro país era amenazado por todas
partes por los enemigos del exterior, cuando para nuestro pueblo se forjaban
las nuevas cadenas de esclavitud, el venerable anciano Ismail Qemali [1], junto
con un puñado de valientes patriotas, enarboló la bandera de la libertad en
Vlora, y el pueblo albanés puedo al fin respirar. Quedamos victoriosos, pero de
nuevo fieros vendavales azotaron a nuestro infortunado pueblo, y la bandera de
la libertad fue pisoteada, los sátrapas del pasado régimen la utilizaron
abusivamente, la convirtieron en moneda de cambio, se sirvieron de ella para
cubrir las ignominias y los actos de
bandolerismo contra nuestro pueblo. Mas la bandera del pueblo, la bandera de Ismail
Qemali, permaneció incólume en los corazones de los patriotas albaneses, fue
izada, enarbolada por las férreas manos de los combatientes del pueblo y
atravesó por entre huracanes y tempestades, siempre invencible, inquebrantable,
símbolo de libertad e independencia.
Después de tantos combates
heroicos contra el fascismo, la bandera roja de Vlora, bañada con la sangre de
los héroes del pueblo caídos en el transcurso de esta guerra antifascista,
flamea hoy altiva bajo el cielo de Albania libre. Cinco años transcurrieron
bajo la insoportable dominación fascista, cinco veces, cada 28 de noviembre, se
ha visto correr por las calles de las ciudades de Albania la sangre de los
heroicos hijos del pueblo albanés que se enfrentaban a las bayonetas de los
ocupantes y de los traidores. El Día de la Bandera se ha hecho dos veces
sagrado, por el día de la independencia y de la unidad del pueblo albanés.
El 7 de abril de 1939, la
esclavitud se abatió sobre nosotros, se nos impuso una pesada servidumbre. El
fascismo, el más grande enemigo de la humanidad, holló nuestro suelo. Esta gran
guerra, esta carnicería era preparada por Hitler y Mussolini. Pagamos el primer
tributo. Negro estaba el horizonte internacional. Europa se armaba febril y
delirantemente, voz alguna se levantaba para protestar en nuestro favor,
únicamente nuestro pueblo, traicionado por los gobernantes alzaba la voz
pidiendo armas para combatir contra los italianos. Así se cometía un acto de
alta traición. Los ruines politiqueros, los especuladores se levantaron,
tendieron la mano al invasor, se unieron con él para oprimir al pueblo, para
convertirlo en un paria, en carne de cañón. El ocupante fascista y los
traidores trabajaron sistemáticamente para reprimir toda resistencia, para
sofocar todo sentimiento patriótico, para pisotear el honor de nuestra patria,
sus hábitos, costumbres y la lengua materna, para colonizar a Albania a fin de
transformarla en trampolín desde los italianos pensaban lanzarse sobre los
pueblos vecinos y la Unión Soviética. Pero no obstante el desenfrenado terror,
surgió la gran resistencia de nuestro pueblo, que se levantó para conquistar la
libertad que le habían arrebatado. El bárbaro ocupante fascista, armado hasta
los dientes con las armas más modernas y ayudado por los traidores, se encontró
frente a los pechos de nuestros combatientes, desbordantes de fervorosos
sentimientos de libertad y con corazones pertrechados de una férrea voluntad y
de una infinita abnegación. Se pusieron de pie los hijos del pueblo que sentían
en lo más hondo el amor por la patria y que llevaban sobre sus espaldas los
sufrimientos, las miserias, los tormentos de todo su pueblo. Muchos de ellos
cayeron mártires en las primeras horas de la lucha por ese pueblo que tanto
amaban, cayeron con la canción en los labios y felices, porque sabían por qué
se batían y que, con su sangre y sus huesos, habrían de edificar la Albania
nueva. Era este un grito de guerra y de alerta dirigido al pueblo por su
vanguardia y que le decía que la patria estaba amenazada de muerte, que debían
empuñarse las armas para liberarla a través de una lucha implacable e
incesante. El pueblo albanés escuchó el grito de guerra de sus mejores hijos,
la sangre que corría en las calles de las ciudades y aldeas era su propia
sangre, y el pueblo empuñó las armas.
Nuestra gloriosa Lucha de
Liberación Nacional comenzó. Era una lucha desigual, nos faltaban armas,
estábamos hambrientos y descalzos, pero éramos fuertes porque combatíamos por
una gran causa, luchábamos por la liberación del pueblo, para traerle días
felices, para vengarnos del enemigo que intentaba ahogarnos en sangre. Éramos
un pequeño pueblo frente a una enorme fiera, pero éramos fuertes, porque en
nuestros corazones sentíamos un profundo odio hacia aquellos que habían hollado
nuestros hogares y saqueado nuestros bienes. Empuñamos las armas y nos lanzamos
a la lucha, porque estábamos seguros de la victoria, teníamos la justicia de
nuestro lado y no estábamos solos en esta lucha. Todo el mundo progresista y
antifascista, unido en una sólida coalición, estaba en guerra contra los mismos
enemigos, los enemigos de la humanidad: el nazismo y el fascismo.
Pueblo albanés:
Tres años de lucha armada,
páginas gloriosas de la historia de nuestro país, páginas escritas con la
sangre pura de los hijos e hijas del pueblo albanés. Nuestro movimiento de
liberación nacional creció y se fortaleció en una encarnizada lucha armada, en
una lucha política. Los enemigos eran fuertes y astutos, se valieron del terror
y de la demagogia, empeñaron todas sus fuerzas para sofocar nuestra
resistencia. Los traidores de nuestro país, Mustafá Kruja, Mehdi Frasheri, Ali
Kelcyra, Mithat Frasheri, Abaz Kupi, Shefqet Verlaci y todos los demás
colaboracionistas, recurrieron a toda suerte de tácticas para dividir a nuestro
pueblo. Su demagogia era grande y en un comienzo una parte del pueblo se dejó
engañar hasta cierto punto por esos bandidos, instrumentos dóciles y constantes
de los enemigos del interior y del exterior. La organización “Balli Kombetar”,
la del “Legaliteti” y todas las otras organizaciones terroristas se
convirtieron en un arma activa de los ocupantes y, movidos por una ferocidad
extraordinaria, arremetieron conjuntamente con los alemanes contra nuestro
pueblo asesinando y degollando a inocentes, mujeres, ancianos y niños,
saqueando y violando. Estos criminales vomitaron fuego y hiel sobre nuestro
movimiento de liberación nacional, sobre nuestro ejército, pero nuestro
movimiento no se doblegó, pues estaba cimentado sobre sólidas bases, porque era
un movimiento popular, un movimiento democrático progresista. En torno a
nuestro Frente de Liberación Nacional se unió el pueblo honesto, el pueblo
trabajador, el pueblo que gana el pan con el sudor de su frente y no con
manejos y con traiciones. Nuestro Frente de Liberación Nacional agrupó a todos
los demócratas, sin distinción de tendencias políticas ni religiosas, se
convirtió en un organismo sano y apropiado para llevar a feliz término esta
difícil y sagrada misión. Nuestro Ejército de Liberación Nacional que creció y
se fortaleció en sangrientas batallas, era un ejército del pueblo, en cuyas
filas los campesinos, los obreros, los intelectuales, unidos como un solo
hombre, combatían por el mismo objetivo, por una Albania libre, por una Albania
independiente, por una democracia popular. Y después de tres años de esfuerzos
heroicos, luego de haber derramado tanta sangre, después de tantos sufrimientos
y sacrificios, triunfamos, vencimos al bárbaro alemán y a sus lacayos, los
traidores.
En estos tres años de lucha,
nuestro Frente de Liberación Nacional se hizo una realidad, se instauraron los
consejos de liberación nacional, órganos de lucha y cimientos del Poder, se
consolidaron y se convirtieron en el verdadero Poder democrático del pueblo.
Este Poder popular echó por tierra al viejo Poder, que era instrumento dócil
del ocupante y de los traidores. Por la creación del Frente y del Poder cayeron
miles de hijos del pueblo albanés que combatieron con abnegación porque estaban
seguros del feliz porvenir de nuestro pueblo. Nuestro movimiento, con su justo
programa político abrió al pueblo amplias perspectivas y le indicó el camino
hacia la victoria. Nuestro movimiento de liberación nacional, que se proponía
unir a todo el pueblo albanés, se esforzó, a costa de su propia sangre, por
hacer comprender a las personas equivocadas que el camino que seguían era
funesto para nuestra patria. A través del llamamiento que dirigieron a los
elementos que aún se encontraban en las filas del enemigo, el Comité
Antifascista de Liberación Nacional y la Presidencia del Consejo Antifascista
de Albania dieron otra vívida prueba de los objetivos de nuestro movimiento.
Después de tres años de
heroicos esfuerzos y de haber derramado tanta sangre hemos conquistado la
victoria. El enemigo alemán ávido de sangre ha sido expulsado de casi todo el
territorio de nuestra patria [2], las bandas de reaccionarios, fautores de la
guerra fratricida, han sido desbaratadas, y hoy 28 de noviembre es celebrado
con indescriptible entusiasmo por el pueblo albanés, que ha conquistado su
libertad con el precio de la sangre que ha derramado. Hoy en Tirana liberada,
después de duros combates calle por calle, casa por casa, hoy en la capital de
Albania libre y democrática y en el seno de este heroico pueblo que se ha
mantenido firme en las primeras líneas de nuestra lucha, que no lograron
doblegarlo las masacres cometidas por los alemanes y los traidores, ha entrado
el Gobierno Democrático de Albania.
Nuestra lucha victoriosa ha
levantado en alto el prestigio de nuestro país, ha hecho que el nombre de
Albania y de los albaneses sea honrado por el mundo progresista, que se hable
con respeto de nosotros, porque hemos permanecido y permaneceremos fieles a la
gran alianza de la coalición antifascista, y hemos derramado la sangre a ríos
al lado de nuestros aliados que combaten con heroísmo para salvar a la
humanidad de las garras del nazismo alemán.
Nuestra heroica lucha estaba
ligada estrechamente con la lucha de nuestros grandes aliados: la Unión
Soviética, Inglaterra y los Estados Unidos, estaba íntimamente unida con la
lucha de los pueblos avasallados. Durante nuestra lucha teníamos una
inconmovible confianza en la victoria, porque contábamos con el respaldo de la
gran coalición anglo-soviético-norteamericana. Cuando el glorioso Ejército
Rojo, dirigido por el gran estratega de los tiempos modernos, el Mariscal
Stalin, aplastaba implacablemente a las hordas hitlerianas y liberaba sus
territorios, ejército que ahora avanza triunfalmente hacia el Oeste, lanzándose
al ataque decisivo sobre el último reducto de Hitler, las energías de combate
de nuestro pueblo se renovaban y se multiplicaban, su fuerza y confianza se
acrecentaban. Las brillantes victorias del Ejército Rojo eran al mismo tiempo
nuestras victorias y las del mundo entero, porque constituían el principal
factor de la destrucción del nazismo. Gracias a estas victorias, las luchas de
liberación nacional de los pueblos avasallados se reforzaron. Estas victorias
del Ejército Rojo han ayudado a que llegara este día que festejamos hoy con
tanta solemnidad. En este día, nuestro pequeño pero invencible pueblo expresa a
los heroicos pueblos de la Unión Soviética y al glorioso Ejército Rojo su
infinita gratitud. En esta gran lucha, Inglaterra y los Estados Unidos no se
doblegaron ante el nazismo alemán, lucharon y luchan con valor por la causa
común. Su lucha por mar, tierra y aire, que causa tantos daños a la máquina de
guerra alemana, constituye una valiosa ayuda para nuestro pueblo [3]. La
apertura del segundo frente y el desbaratamiento de la resistencia alemana en
Francia no hacen más que acelerar la victoria final.
En toda su lucha de liberación
nacional, nuestro pueblo ha estado apoyado por la heroica lucha de los pueblos
de Yugoslavia. Nuestros pueblos vecinos y hermanos, desde los primeros días de la
ocupación de su país, se han empeñado en una resuelta lucha de liberación.
Nuestro ejército y el ejército yugoslavo están derramando juntamente su sangre
en los llanos de Kosova y de Metohía: nuestros soldados y los soldados
yugoslavos se curan mutuamente las heridas recibidas en las encarnizadas
batallas contra el mismo enemigo y con esa sangre se forja nuestra amistad;
nuestras brigadas que han recibido la orden de no dejar salir vivo a ningún
alemán de nuestro país, están pasando a Montenegro[4] donde, conjuntamente con
las brigadas yugoslavas, están dando fin a la resistencia alemana en estas
regiones. Con sangre y sufrimientos se ha sellado la amistad entre nuestro
pueblo y los pueblos de Yugoslavia. Dirigimos, en este día de gran fiesta para
nuestro país, nuestros saludos a los pueblos hermanos de Yugoslavia.
Junto con el vecino pueblo
griego hemos luchado y derramado sangre, nos hemos restañado mutuamente las
heridas en esta lucha común antifascista, y nuestro deseo es que siempre
mantengamos buenas relaciones con ese pueblo generoso. Constatamos con pesar
que las bandas chovinistas y reaccionarias de Zervas[5] están martirizando a la
minoría albanesa, le saquean sus bienes y la expulsan de su territorio. Los
elementos de Zervas atraviesan subrepticiamente nuestra frontera, asesinan y
hieren a nuestros guerrilleros. Semejantes actos no los toleramos. El Primer
Ministro griego Papandreu ha manifestado pretensiones anexionistas sobre
nuestras regiones de Gjirokastra y de Korca, sobre el Vorio-Epiro como las
llama. Naturalmente tales pretensiones no facilitan las buenas relaciones con
el vecino del Sur. Nuestras fronteras son indiscutibles, porque, de este lado
de ellas no existen más que nuestros territorios, territorios que nos han
dejado nuestros antepasados y que hemos regado con nuestra sangre. Que nadie
ose violarlas, porque sabremos defenderlas.
Nuestro movimiento de
liberación nacional ha reconocido a la minoría griega en Albania los mismos
derechos que al pueblo albanés. El Gobierno Democrático de Albania garantizará
a esta minoría las libertades y los derechos democráticos y nacionales, por los
cuales sus hijos han luchado heroicamente encuadrados en las brigadas de
liberación nacional.
Pueblo albanés:
Hoy se abre una nueva página
de nuestra historia, una página que hemos de escribir nosotros, y la
escribiremos, tan gloriosa como nuestra lucha contra el ocupante, y ella es la
lucha por la reconstrucción de Albania, por la edificación de su economía, por
el desarrollo de la cultura y de la instrucción de nuestro pueblo, por la
elevación de su nivel social, económico y político. Nuestro movimiento
emprendió en momentos cruciales una lucha gigantesca y desigual y salió
victorioso, porque nuestro pueblo se unió como un solo hombre en torno al Frente
de Liberación Nacional. Nuestro movimiento de liberación nacional emprenderá
también esta segunda lucha y saldrá victorioso. Este es el legado de aquellos
que cayeron en el campo de batalla, y lo exigen la vida de todo nuestro pueblo
y su porvenir. Los nazis alemanes y los traidores han sembrado la ruina y el
duelo en nuestro país, regiones enteras han sido devastadas, zonas agrícolas
desoladas, la economía de nuestro país está arruinada, miles de familias sin
abrigo y sin pan, debemos construir escuelas, velar por la salud del pueblo.
Realizaremos todas estas importantes tareas si fortalecemos nuestro Poder y
llevamos a él a los hombres que sinceramente desean el bien del pueblo. Por eso
tenemos el deber de darlo todo por el Poder, de hacerlo fuerte y de movilizar a
todo el pueblo a su alrededor para que así podamos realizar estas vitales
tareas. Fortalezcamos nuestro Frente de Liberación Nacional, el cual debe unir
en su seno a todo el pueblo, educarlo en el espíritu de nuestra justa política,
ligándolo estrechamente con el Poder y haciéndole tomar conciencia de las
tareas que se le plantean. Debemos comprender, del mismo modo que lo hemos
hecho en el transcurso de la lucha armada que, para realizar estas tareas, para
asegurar al pueblo una vida más feliz y más próspera, es necesario que todo el
pueblo sea el artífice de esta gran obra. Que ningún albanés honesto quede
fuera del Frente, que ninguna energía sea gastada inútilmente. Con ocasión de
la fiesta del 28 de noviembre y de la liberación de Tirana, la Presidencia del
Consejo Antifascista de Liberación Nacional de Albania concede una amnistía
general a todos los miembros del “Balli Kombetar”, del “Legaliteti” y de otras
organizaciones que han colaborado con el ocupante. Son excluidos de esta
amnistía todos los criminales de guerra, todos los que han asesinado,
incendiado, violado, los que han saqueado los bienes del pueblo. Esta es otra
prueba que testimonia los altos objetivos del movimiento de liberación
nacional, de ese movimiento que ha luchado y luchará por el pueblo, de ese
movimiento que tiene por principio la justicia.
Que toda Albania se transforme
en un gran centro de trabajo, que todos, grandes y pequeños, comprendan que no
trabajan para los extranjeros, sino para su propio país y por la construcción
de éste. Al igual que no escatimamos nuestra vida por esta patria, tampoco
debemos escatimar nuestro sudor y nuestros esfuerzos. Hay que empeñar todas
nuestras fuerzas para que nuestro ejército, importante factor de estos éxitos,
se fortalezca y se convierta en un ejército modernos en el amplio sentido de la
palabra. Este ejército será el verdadero defensor del pueblo y de su poder.
Para que pueda cumplir con esta tarea esencial debemos hacer de él un ejército
consciente y político, porque sólo así estará en grado de terminar la guerra
con el más grande éxito y convertirse en vivo escudo de los intereses del
pueblo.
Pueblo albanés:
Tú mismo debes recoger los
frutos de tu heroica lucha, porque a ti te pertenecen, los has pagado con tu
sangre. Para no permitir que nos sean arrebatados por los bandidos, los
especuladores, los intrigantes, los politiqueros embusteros y los vampiros
acostumbrados a vivir a expensas, cerremos nuestras filas más fuertemente que
nunca, agrupémonos en torno al Poder, al Frente, al Gobierno Democrático, y,
así unidos, marcharemos hacia los objetivos deseados, que son el mejoramiento
de la vida social y económica de nuestro país.
¡Viva la Albania libre y democrática!
¡Viva el pueblo albanés!
Notas:
[1] Ismail Qemali (nació en 1844), diplomático,
político, patriota y combatiente indoblegable por la libertad de Albania. El 28
de noviembre de 1912 izó la bandera de la independencia de Vlora y encabezó el
primer gobierno albanés. Murió envenenado por los imperialistas italianos en
1919. Héroe del pueblo.
[2] Shkodra, ciudad al noroeste del país, fue
liberada un día más tarde, el 29 de noviembre de 1944, fecha que marcó la
completa liberación de Albania.
[3] No obstante los esfuerzos de los gobiernos
inglés y norteamericano por sabotear nuestra Lucha de Liberación Nacional, la
guerra de los ejércitos inglés y norteamericano contra el fascismo y el
nazismo, independientemente de los fines que perseguían sus gobiernos,
contribuía a la aceleración de la victoria de nuestro pueblo.
[4] Inmediatamente después de la liberación de
Albania, por decisión del CC del PCA y en cumplimiento de la orden del
Comandante en Jefe, camarada Enver Hoxha, las divisiones V y VI del Ejército de
Liberación Nacional Albanés siguieron en persecución de las tropas hitlerianas
en Yugoslavia. Los combatientes albaneses, hombro a hombro con los yugoslavos,
lucharon contra las hordas nazis y, en diciembre de 1944 y en los meses de
enero y febrero de 1945, liberaron conjuntamente con las formaciones del
Ejército de Liberación Nacional Yugoslavo, Montenegro, Sanxhak y la parte
meridional de Bosnia y Herzegovina.
[5] Durante la Segunda Guerra Mundial, instrumento
del imperialismo inglés, chovinista acérrimo.
Obras Escogidas t. 1, páginas 427-437, Casa
Editora “8 Nentori”, Tirana, 1974