Grigory Sokolnikov
1924
El número de trabajos históricos, memorias,
colecciones, documentos, sobre el año 1917 y la Revolución de Octubre está
aumentando rápidamente. Sin embargo, el año 1917 está a la espera de su
historiador. Hay que admitir, que el camarada Trotsky tiene razón cuando dice
que “todavía no tenemos una sola obra que ofrezca un cuadro general de la
Revolución de Octubre y que resalte sus momentos más culminantes desde el punto
de vista político y organizativo”. El camarada Trotsky también tiene razón al
decir que Octubre debe ser estudiado con mayor detenimiento.
Sin embargo, de ninguna manera podemos estar de acuerdo
con los métodos que el camarada Trotsky aplica al “estudio de Octubre”, ni con
las conclusiones que extrae de su estudio. Justamente porque la historia de los
preparativos de Octubre y la historia de la Revolución de Octubre solo existen
fragmentariamente, justamente porque no se han
reunido ni ordenado los documentos, justamente porque una serie de los
hechos más importantes nunca han sido definitivamente puestos en blanco y
negro, el deber de toda persona que escribe sobre los acontecimientos de 1917
es seleccionar y evaluar con el mayor cuidado los hechos en que funda su
exposición.
El camarada Trotsky no ha escrito la historia del Octubre
de este modo, y se lo tenemos que reprochar. En efecto, debido a que, con una
cierta “intencionalidad”, centra su trabajo en las diferencias de opinión en
los principales grupos bolcheviques en 1917, él se desliza desde la perspectiva del
“cronista” y “pedagogo” aparentemente objetivo a la perspectiva de un apasionado
fiscal, que elabora, de acuerdo con su mandato, una acusación maliciosa; se desliza
a la perspectiva de un “revelador” que enfoca la historia del Partido “desde
fuera”.
Su “estudio” de Octubre ha sufrido
considerablemente por esa actitud de fiscal y revelador. Un fiscal no puede
resistir la tentación de tratar de probar su caso con la ayuda de la
interpretación del pensamiento, la evidencia circunstancial y la utilización de
testigos “confiables”, que, sin embargo, ya no son capaces de hablar por sí
mismos. De esta forma, recurre a medidas que complican más la cuestión en lugar
de aclararla.
Comencemos con un ejemplo que muestra claramente
cómo el camarada Trotsky distorsiona la historia de la Revolución de Octubre.
La historia de la manifestación de Abril es un ejemplo de este tipo.
“Para muchos dirigentes del Partido,
estalló como una bomba el discurso de Lenin en la estación de Finlandia sobre
el carácter socialista de la Revolución Rusa. Desde el primer día, hubo de
iniciarse la polémica entre él y los partidarios del “perfeccionamiento de la
revolución democrática”.
La demostración armada de
abril, en la cual resonó, la consigna de ‘"¡Abajo el gobierno provisional!”,
daría ocasión a un conflicto agudo. A ciertos representantes del ala derecha
les suministró pretexto para acusar de blanquismo a Lenin. Decíase que no
cabría derribar al gobierno provisional, sostenido entonces por la mayoría del
Soviet, sino torciendo la voluntad de la mayor parte de los trabajadores. Formalmente, podía no parecer desprovisto de fundamento
el reproche. En realidad, no delataba ni sombra de blanquismo la política de
Lenin en abril… La manifestación de abril, que había sido “más izquierdista” de
lo que convenía, implicaba un reconocimiento destinado a comprobar el estado de
ánimo de las masas, así como las relaciones entre estas últimas y la mayoría
del Soviet, demostrando la necesidad de un largo trabajo preparatorio… Una vez
efectuado el reconocimiento, Lenin retiró la consigna de un derrocamiento
inmediato del gobierno provisional…”
Así escribe el camarada Trotsky.
De acuerdo con esta exposición (1) la manifestación
armada de abril fue objeto de conflicto agudo entre Lenin y varios dirigentes
del Partido, (2) Lenin estuvo a favor de la manifestación armada de abril, que
bajo la consigna “¡Abajo el Gobierno Provisional” tomó una dirección más a la “izquierda”,
y que después de esta prueba, Lenin retiró esta consigna, (3) la actitud de
Lenin hacia la manifestación de abril dio al “ala derecha”, la excusa para
acusarlo de blanquismo.
Echemos un vistazo a los documentos. Hay un artículo
de Lenin en Pravda del 23 de abril de
1917, sobre “Las enseñanzas de la crisis”. Lenin cierra su artículo con las
siguientes palabras:
“¡La
enseñanza es clara, camaradas obreros! El tiempo no espera. Tras la primera
crisis vendrán otras. ¡Consagrad todas las fuerzas a ilustrar a los
rezagados, a estrechar en masa las relaciones fraternales y directas (no sólo
en los mítines) con cada regimiento, con cada grupo de las capas trabajadoras
que no ven todavía claro! ¡Consagrad todas las fuerzas a vuestra propia
cohesión, a organizar a los obreros de abajo arriba, hasta el último distrito,
hasta la última fábrica, hasta la última barriada de la capital y sus
suburbios! ¡No os dejéis desorientar por los “conciliadores”
pequeñoburgueses, dispuestos a pactar con los capitalistas, por los
defensistas, por los partidarios de la “política de apoyo”, ni por individuos
aislados, inclinados a apresurarse y a exclamar, antes de haber logrado una
sólida cohesión de la mayoría del pueblo: “¡Abajo el Gobierno Provisional!” La
crisis no puede ser superada por la violencia de algunas personas aisladas
sobre otras, mediante acciones parciales de pequeños grupos armados, mediante
intentonas blanquistas de “conquista del
poder”, “detención” del Gobierno Provisional, etc.” (Las cursivas son mías –GS)
“La
consigna del momento es: explicar con mayor exactitud, claridad y amplitud la
línea del proletariado, su camino para poner fin a la guerra. ¡Formad
por doquier más firme y ampliamente las filas y columnas proletarias! ¡Cerrad
filas alrededor de vuestros Soviets y, dentro de ellos, tratad de unir en torno
vuestro a la mayoría mediante la persuasión fraternal y la renovación de
algunos de sus miembros!”
En el mismo número de la Pravda, Lenin, en un artículo titulado: “Cómo se puede confundir una
simple cuestión”, se burla de la tergiversación del verdadero punto de
vista de los bolcheviques en la revista de los banqueros Denj (El Día). Él escribe:
“El intento de tomar el poder sería una aventura o blanquismo (Pravda señaló el peligro con claridad,
exactitud, sencillez y de forma inequívoca), siempre y cuando no sea respaldado
por la mayoría de la gente. Hoy, en Rusia, el grado de libertad es tal que la
voluntad de la mayoría puede ser determinada por la composición de los Soviets
de obreros y de soldados. Esto quiere decir que el Partido, si quiere en serio,
no por el blanquismo, conquistar el poder, primero debe tener influencia dentro
de los Soviets”.
Finalmente, el 25 de abril, Lenin escribe el
artículo “Malicioso regocijo”. Ahí dice:
“Rabotschaja
Gazeta (Diario de los Trabajadores, periódico menchevique) se
complace y regocija con la última resolución del C.C. que ha revelado (en
conexión con la ahora conocida declaración de los
representantes de la fracción bolchevique en el Soviet [1]) algunas discrepancias
dentro de nuestro Partido.
“Los mencheviques pueden complacerse y regocijarse
tanto como gusten. Eso no nos preocupa en lo más mínimo. Los mencheviques no tienen organización.
Chjeídze y Tsereteli son una cosa: ellos son ministros sin portafolio; el
Comité Organizativo es otra cosa: ellos son socialdemócratas sin una política;
los “defensistas” son una tercera cosa: ellos apoyan a Plejánov. Mártov es una
cuarta cosa: el no apoyará el crédito. No es de extrañar que gente que no tiene
ni organización ni partido se complazca y regocije despreocupadamente al
descubrir una falta en la organización de otro.
“No tenemos razón para temer la verdad. Sí, camaradas obreros, la crisis ha revelado ciertas debilidades en nuestra organización. ¡Debemos trabajar para corregirlas!”
“No tenemos razón para temer la verdad. Sí, camaradas obreros, la crisis ha revelado ciertas debilidades en nuestra organización. ¡Debemos trabajar para corregirlas!”
“La crisis ha puso de manifiesto un débil intento de mover “ligeramente a
la izquierda” del Comité Central. Nuestro C.C. no estuvo de acuerdo con esto y
no dudamos en ningún momento que la unidad de nuestro Partido será rápidamente restaurada:
una unidad voluntaria, consciente y completa”.
Así, Lenin estuvo, en abril, (1) en contra de los
camaradas individuales que tendían a tener demasiada prisa y querían levantar la
consigna de “¡Abajo el Gobierno Provisional”, antes de que la mayoría de la
gente estuviera firmemente unida, (2) en contra de los intentos blanquistas y
la acción individual de pequeños grupos de gente armada, (3) en contra de los débiles
intentos de tomar un curso un poco más a la izquierda del C.C. Él estigmatiza, como
“malicioso regocijo”, la exageración de las pequeñas diferencias dentro del Partido
que hacían los mencheviques. Entonces, ¿con quién tuvo los enigmáticos y exagerados
“conflictos agudos” sobre la manifestación de abril, que menciona el camarada
Trotsky? Los tuvo –en contradicción con las declaraciones de Trotsky–, no con
el “ala derecha” de los dirigentes del Partido sino con un pequeño grupo de dirigentes
de Petrogrado y con el camarada Bogdatiev, secretario del C.C. en ese momento.
Estos camaradas tomaron un curso un poco más a la izquierda del C.C., y fueron a
éstos precisamente a quienes la resolución del C.C. y los artículos de Lenin
condenaban; sus acciones fueron repudiadas como intentos blanquistas de “conquistar
el poder” y “detener” al Gobierno Provisional.
De este modo, el camarada Trotsky que dice haber
hecho un análisis “profundo”, ha incurrido en una confusión profunda: (1) la
manifestación de abril no dio lugar a conflictos agudos, a ninguno entre Lenin
y otros miembros del C.C., (2) Lenin no estuvo a favor de que la manifestación
de tomara una dirección más a la “izquierda” de la línea de la C.C., (3) Lenin
no fue acusado de blanquismo, por la “derecha”, en relación con la
manifestación de abril, por el contrario, fue él quien, provocado por los
errores cometidos por un pequeño grupo en la manifestación de abril, censuró
las tácticas blanquistas.
¿Cómo pudo cometer ese error, el camarada Trotsky,
que es fiel a la “historia” –tal como la publica el periódico Denj y como la escribe el menchevique Sujánov–,
pero que contradice la verdadera historia de nuestro Partido? Esto fue posible
por la sencilla razón de que se dejó llevar por un objetivo premeditado, a
través de sus métodos de fiscal juzgando las pruebas; porque –en lugar de hacer
un análisis exacto de las diferencias, las vacilaciones y errores, en lugar de
revelar sus límites reales, en lugar de ponerlos en relación con el curso del
desarrollo de la línea de Lenin, como una digresión hacia un lado o el otro,
pero como digresiones que a pesar de todas las agudas diferencias de opinión
siempre se adhirieron al nervio central del bolchevismo– el camarada Trotsky
trata de presentar la historia del bolchevismo antes de Octubre como una
lucha entre dos partidos dentro de un Partido.
Esta es la razón por la que el camarada Trotsky, en
contradicción con la verdad histórica, tuvo que sostener que la “disposición de
los personajes” en la insurrección de Octubre se había planeado con unos meses de
anticipación: con la “disposición de los personajes” durante la campaña de abril
del camarada Bogdatiev y el “individualista” Linde contra el palacio Mariinsky.
Es absolutamente necesario que el camarada Trotsky “pruebe” la completa “legalidad”
de las diferencias de opinión en Octubre. Es decir, por qué, para él, “Abril”
anticipa “Octubre”. En este error del camarada Trotsky –y esto es muy
importante– se manifiestan todas las
características específicas de su “investigación”: su gran falta de información
correcta, su intensa “alegría por el desconcierto de los demás” y los métodos de
campaña de “revelador” hostil.
Pasemos ahora al periodo septiembre-octubre. En su
representación del punto de vista de Lenin y del punto de vista del C.C., desde
la época de la Conferencia Democrática hasta el día de la insurrección, el
camarada Trotsky divide “artificialmente” las diferencias que se dieron entre
Lenin y el C.C. en dos categorías: en la primera categoría, él pone todas las
discrepancias en las que Trotsky compartió el punto de vista de Lenin –en estos
casos, de acuerdo con la actual representación del Trotsky, el C.C. divergía
hacia el punto de vista del ala derecha y caía en el menchevismo. En la segunda
categoría, coloca las discrepancias en las que el camarada Trotsky compartió el
punto de vista del C.C., y se opuso a Lenin –en estos casos, el camarada
Trotsky está dispuesto a “justificar” al C.C. Así, por ejemplo, con respecto a
la protesta de los Soviets de Petrogrado contra la orden de Kerensky de enviar
parte de la guarnición al frente, el camarada Trotsky señala:
“Lenin, que a la sazón se encontraba fuera de Petrogrado,
no hubo de apreciar esta realidad en toda su trascendencia”.
Y más adelante:
“…en su retiro, (Lenin) no tenía posibilidad de darse
cuenta de la mudanza radical que se había producido no sólo en el estado de
ánimo, sino también en las relaciones orgánicas, en toda la jerarquía militar,
después de la sublevación “pacífica” de la guarnición de la capital a mediados
de octubre”.
El manejo artificioso de las diferencias de
opinión entre el C.C. y Lenin –que están presentadas de tal manera que el C.C.
tiene razón cuando tiene la misma opinión que el camarada Trotsky, y el
camarada Lenin está equivocado cuando no es de la misma opinión que el camarada
Trotsky– persigue el objetivo de presentar al C.C. del Partido como un
organismo que estuvo completamente bajo la influencia del ala derecha, y que sólo
“aceptó” la insurrección después de una “persistente, incansable y continua
presión” de Lenin. Esto no es una representación sino una tergiversación de la
historia de Octubre.
Por supuesto, la “persistente, incansable y
continua presión” ejercida por Lenin en septiembre y octubre desplegó las
energías del C.C. y no permitió que se olvidara por un momento el deber de la
insurrección. Lenin, literalmente, electrizó al C.C. y a las organizaciones del
Partido. Así lo hizo y por lo tanto es sólo obra de Lenin. Sin embargo, el C.C.,
como organizador inmediato de la insurrección tuvo, con el fin de asegurar su
victoria, que elegir según la estimación de la situación, la forma, el momento
y el lugar de la insurrección, sin entrar en conflicto en ningún momento con
las directivas. Y la participación en la Conferencia Democrática y en el Anteparlamento,
se llevó a cabo –sobre todo gracias a la advertencia de Lenin contra la
posibilidad de divergencias peligrosas–, de tal manera que no produjo los
resultados negativos que, por supuesto, eran posibles y que el camarada Lenin
temía con razón, e hizo posible que los bolcheviques organizaran la
insurrección y se prepararan políticamente para eso.
El historiador es la persona cuyo deber ahora es afirmar
esto con calma y desapasionadamente. El camarada Lenin condenó la participación
en la Conferencia Democrática y en el Anteparlamento, pero fue más áspero con la
política del C.C., desde finales de septiembre hasta el día de la insurrección,
en relación con la vinculación de la insurrección con la convocatoria del
Congreso de los Soviets, a la que caracterizó como una “política de
aplazamiento” innecesaria. [2]
El camarada Trotsky cita el siguiente comentario de
Lenin:
“Existe en el Comité Central y entre los dirigentes del Partido
–escribe (Lenin) el 29 de septiembre– una tendencia, una corriente a favor
de la espera del Congreso de los Soviets y contra la toma inmediata del Poder,
contra la insurrección inmediata. Es menester combatir esta tendencia, esta
corriente”.
A principios de octubre, Lenin escribe:
“La vacilación
es un crimen, esperar el Congreso de los Soviets es un juego infantil con la formalidad,
un juego estúpido con la formalidad, una traición a la revolución.” (La cursiva es mía-GS)
Lenin dice en las tesis de la conferencia de Petrogrado
del 8 de octubre:
“Las ilusiones constitucionales y las esperanzas puestas en el Congreso de
los Soviets deben ser combatidas…”
Pero, ¿qué dice el camarada Trotsky sobre esta
caracterización de la preparación del Congreso de los Soviets? El camarada
Trotsky se aferra, con “malicioso regocijo”, a cada observación airada de Lenin
contra cualquiera de los bolcheviques, si esto le sirve a su propósito de
llamar la atención sobre una “crisis del Partido”.
¿Qué valor le da a la estimación de Lenin sobre el
plan del C.C., plan que el camarada Trotsky también compartía? En este caso, el
camarada Trotsky no presenta pruebas impresionantes de que la “traición a la
revolución” y las “ilusiones constitucionales” conducen directamente al
parlamentarismo burgués, etc. El camarada Trotsky no tiene ninguna prisa para adherirse
con argumentos bizantinos a la frase de la carta de Lenin y, por tanto,
presentarse a sí mismo como un socialdemócrata.
En otros casos, él considera este método “superfluo”.
El camarada Trotsky empieza con un comentario modesto: “Todas estas cartas, donde cada frase estaba forjada sobre el yunque de la
Revolución, presentan un interés excepcional para caracterizar a Lenin y apreciar
el momento”. Luego prueba con mucho
cuidado que el plan concreto de insurrección del C.C. no estaba nada mal. De
hecho, el camarada Trotsky, sin duda alguna, exagera cuando imagina los efectos
nefastos que podrían haber resultado del plan de comenzar la revolución en Moscú,
como planteaba Lenin. En vano, totalmente en vano, el camarada Trotsky presenta el
asunto como si Lenin, con su plan fallido de comenzar la revolución en Moscú, hubiera
puesto en peligro casi todo el éxito de la insurrección. ¿Por qué? ¿Tiene algún
sentido imaginar ahora cómo el camarada Lenin habría dirigido la preparación de
la insurrección si no hubiera tenido que esconderse de los espías de Kerensky? ¿Tiene
algún sentido discutir la cuestión de si la revolución hubiera tenido lugar un
mes antes, hubiera tenido éxito o no? [3]
Sólo una cosa es cierta: la crítica de Lenin a
la participación de los bolcheviques en la Conferencia Democrática y el Anteparlamento
está absolutamente ligada con el plan que él desarrolló, de una revolución a
realizarse de forma independiente del Congreso de los Soviets. Las tácticas del
Comité Central hacia la Conferencia Democrática y pasar por el Anteparlamento
antes que “entrar” en él, estaban vinculadas con el plan de proclamar el poder
soviético en el Congreso de los Soviets y al mismo tiempo asegurar este poder mediante
el derrocamiento armado del gobierno de Kerensky. En ese momento, el camarada
Trotsky se encontraba en una posición intermedia entre estas dos lecturas de la
estrategia de la revolución que, desde luego, representaban contradicciones puramente
materiales y no fundamentales. El camarada Trotsky ahora trata de recoger la
cosecha de haber adoptado una posición intermedia, presentando tanto al C.C.
como a Lenin de un modo ambiguo. Es un
hecho, sin embargo, que fue precisamente la colaboración de la dirección de
Lenin en cuanto a principios se refiere, con la dirección concreta del C.C. en
la preparación de la revolución, y de los Comités de Petrogrado y Moscú, lo que
aseguró la victoria de Octubre, a pesar de los errores de prominentes
bolcheviques.
Una más: el C.C. y Lenin estuvieron de acuerdo. Los
descabellados intentos de presentarlos en oposición son ridículos. El C.C. no
tenía otra “línea” sino la de Lenin. Fue precisamente esta armonía profunda, en
la que se manifestó la concordia entre Lenin y el Partido, la que hizo posible
que el C.C. no considerara a Lenin como una autoridad en oposición al C.C., cuyas
“instrucciones” debían obedecerse al pie
de la letra.
Fue justamente con la fuerza de la unidad y la
cooperación del C.C. que el liderazgo político de Lenin pudo fusionarse con el
trabajo práctico del Partido. Ninguna unidad práctica hubiera sido posible sin
esta cooperación dentro del C.C., entre el camarada Lenin y los demás miembros
del C.C. (entre ellos también el camarada Trotsky, que en ese tiempo supo
trabajar como miembro de un órgano colegiado).
En aras de la historia y la correcta caracterización
de la relación entre el C.C. y Lenin, es conveniente una vez más
describir con claridad una serie de “diferencias” entre Lenin y el C.C. que
existieron en el período de julio a octubre. Después de las jornadas de julio,
Lenin propuso retirar la consigna “¡Todo el poder a los Soviets”, hasta la conquista
del poder y la creación subsecuente de nuevos Soviets. La propuesta de Lenin no
fue aceptada en esa forma categórica. La conspiración de Kornílov que
nuevamente hizo posible que los bolcheviques reanudaran con éxito el trabajo de
ganarse a la mayoría de los Soviets, demuestra que la prudente línea de acción adoptada
por el C.C., a la que Lenin también se adhirió más adelante, era correcta. En
relación con esto hubo todavía otra diferencia de opinión. Lenin aconsejó hacer
ilegal el aparato del Partido, y realizar los preparativos para la publicación
de un periódico ilegal, porque no creía posible que el órgano legal del C.C. en
Petrogrado pudiera publicarse por más tiempo. Por su parte, el C.C. resolvió mantener
abiertas las organizaciones y la prensa legales, combinando, por supuesto, cuando
fuera necesaria, la “legalidad” con la “conspiración”. Poco después de las
jornadas de julio, fue posible celebrar el Sexto Congreso del Partido en
Petrogrado, con un mínimo de precauciones conspirativas. La contrarrevolución
no estaba aún lo suficientemente bien organizada y unida para poder reprimir de
manera efectiva nuestra prensa y organización. El órgano del C.C. estuvo
prohibido, pero pronto volvió a aparecer bajo otro nombre, etc. En los días de
la aventura de Kornílov, Lenin escribió un artículo “Acerca de los compromisos”.
El editor del órgano central se opuso a la publicación del artículo considerando
que, en su opinión, la situación no era como para dar motivo a una “sugerencia
para el compromiso”. Lenin insistió en la publicación del artículo, que apareció
dos días después en el Rabotschi Putj.
En esta ocasión, la razón estuvo, por supuesto, del lado de Lenin, y no del
editor del órgano central que quiso seguir un curso “un poco más a la izquierda”
de Lenin.
¿En qué consistía el compromiso que Lenin había
sugerido con ciertas limitaciones? Lenin escribió:
“El
compromiso consistiría en que los bolcheviques, sin pretender participar en el
gobierno (cosa imposible para un internacionalista si no se realizan
efectivamente las condiciones de la dictadura del proletariado y de los
campesinos pobres), renunciaran al paso
inmediato del poder al proletariado y a los campesinos pobres y a los métodos
revolucionarios de lucha por esa reivindicación. (La cursiva es mía –GS) La
condición, de por sí evidente y nada nueva para los eseristas y los
mencheviques, sería la plena libertad de agitación y la convocatoria de la
Asamblea Constituyente, sin nuevas dilaciones e incluso en un plazo más breve”.
Esa fue la propuesta de Lenin. Él dio este paso
táctico el 3 de septiembre de 1917. No hay ni una sola palabra de todo esto en
Trotsky. Cualquier persona, sin embargo, que quiere dar la imagen real del
bolchevismo antes de Octubre y durante los días de Octubre, no puede pasar por
alto el artículo “Acerca de los compromisos”. Si este artículo es omitido, es
imposible formarse una imagen de la táctica de Lenin; si es omitido, el
verdadero carácter de las vacilaciones de Zinoviev y Kámenev y la actitud de
Lenin hacia el Partido y las vacilaciones de estos camaradas, son
incomprensibles. Cualquier persona que desee confundir en lugar de esclarecer
los hechos debe pasar por alto y en silencio el artículo de Lenin “Acerca
de los compromisos”. Desafortunadamente, éste es el método del camarada
Trotsky.
Estas observaciones superficiales naturalmente no
pretenden echar luz sobre el “cuadro general de la Revolución de Octubre”. Solamente
tratan de señalar la completa invención de los esquemas del camarada Trotsky y
establecer lo que eran las condiciones reales en el Partido antes de Octubre.
En la práctica las cosas fueron muy diferentes.
Lenin trabajó en cooperación con el bolchevique, escogió tropas en una
situación extremadamente complicada que con frecuencia cambiaba súbitamente.
Tanto Lenin y los demás camaradas a veces cometían errores, a veces iban a
tientas, y reconocían cuando estaban equivocados. En algunas curvas cerradas,
algunos se retrasaban, otros se adelantaban demasiado, pero en corto tiempo el frente siempre se
recomponía de nuevo. Ningún partido político podría haber
recorrido el camino desde febrero hasta octubre, sin diferencias de opinión, desviaciones
y errores. El Partido bolchevique recorrió este largo camino en una formación
más cerrada que cualquier otro partido. El Partido, por supuesto, no actuaba en
un espacio hermético, tuvo que resistir la presión de las clases medias. Hasta
cierto punto, tenía que contar con estos grupos y adaptar sus tácticas a ellos.
Se hicieron grandes esfuerzos, sin embargo, para poner estos grupos bajo su
liderazgo. ¿Cuándo ceder?, ¿cuándo y cómo esperar?, ¿hasta qué límites deben
hacerse concesiones? Estas preguntas no existen para los que creen que en política como en geometría una línea recta
es la distancia más corta entre dos puntos, su existencia sólo es ignorada por ellos. Lenin, al contrario de tales
políticos, maniobró, eludió obstáculos, retrocedió y luego atacó ferozmente.
Las diferencias de opinión entre los bolcheviques en 1917 son consideradas
como una lucha de dos partidos dentro de un Partido sólo por aquel que aborda
el tema con una serie de prejuicios. Y esto es natural en estos “historiadores”
que juzgan al Partido “desde afuera”.
Si el camarada Trotsky hubiera tenido razón con
respecto a las diferencias de opinión entre los bolcheviques, hubiera habido en
verdad dos partidos en un Partido; las diferencias de opinión inevitablemente hubieran
conducido a una crisis en el Partido, es decir, a una crisis en la que
las organizaciones se hubieran escindido o se hubieran separado del C.C. Pero
esto no sucedió en 1917. Las discrepancias en la primavera de 1918, con motivo
de la Paz de Brest, sacudieron al Partido mucho más severamente que las discrepancias
en Octubre, que sólo agitó la superficie. Si ahora el camarada Trotsky convierte
los errores cometidos por algunos bolcheviques en Octubre, en el punto central
de sus “Lecciones de Octubre”, él mismo
condena sus “Lecciones” a un completo
fracaso.
¿Cuál es, entonces, la “moraleja” que el camarada
Trotsky saca de las lecciones de Octubre? ¡Oh, él no sacó ninguna conclusión!
¿Por qué? Porque esas conclusiones son de tal naturaleza que sería desagradable
para el propio autor enunciarlos. Por eso, todo termina en insinuaciones en
cuanto a la necesidad de un “liderazgo” de tal naturaleza que no “se salga de
los rieles”, además de un intenso ataque con “gas envenenado” a la actual
dirección del Partido empezando desde la cubierta de la bandera blanca de sus “Lecciones de Octubre”. Esto, sin
embargo, no es una doctrina nueva, es sólo “una repetición de lo que ya se ha
aprendido”, una repetición de lo que hemos aprendido de la “discusión” del año
pasado. Y como estas lecciones todavía están frescas en la memoria de todo camarada
y nadie tiene ningún deseo de estudiar de nuevo estas lecciones bien aprendidas,
el camarada Trotsky se entrega en vano a ese “poder desconocido” que le lleva
una y otra vez a las “costas lúgubres” de las corrientes de discusión.
Notas
1. Esta declaración se publicó en Pravda N º 39 con un comentario editorial. Citamos textualmente:
“Los camaradas Langewitsch (Laschewitsch? –GS), Krimow y Mawrij,
representantes de la fracción bolchevique en los soviets de obreros y soldados,
nos piden que expliquemos cómo es posible que la gran mayoría de los obreros
que participaron en las manifestaciones del 20 y 21 de abril y llevaban pancartas
con la inscripción “Abajo el Gobierno Provisional”, interpretaban esta consigna
exclusivamente en el sentido de que todo el poder deba pasar a manos de los
soviets, y que los obreros sólo tomarán el poder cuando hayan ganado la mayoría
en los soviets de obreros y soldados. La composición actual de los Soviets no
le da pleno poder de expresión a la voluntad de la mayoría de soviets de
obreros y de soldados.
"La fracción bolchevique es, por lo tanto, de la opinión que la resolución
del C.C. de 22 de abril no caracteriza suficientemente bien la situación actual.”
Comentario del editor (de Pravda): La resolución del C.C. no estaba, por supuesto, dirigida contra los organizadores de las manifestaciones de masas, y, naturalmente, esta interpretación de la consigna excluye cualquier idea de irresponsabilidad o de aventura. En cualquier caso, los mencionados camaradas, como representantes de los organizadores de la manifestación, deben tener el mayor crédito por su impresionante carácter masivo y pacífico. Son los únicos que dieron a la burguesía, que se manifestaba a favor de su gobierno provisional, el rechazo que se merecía.”
Comentario del editor (de Pravda): La resolución del C.C. no estaba, por supuesto, dirigida contra los organizadores de las manifestaciones de masas, y, naturalmente, esta interpretación de la consigna excluye cualquier idea de irresponsabilidad o de aventura. En cualquier caso, los mencionados camaradas, como representantes de los organizadores de la manifestación, deben tener el mayor crédito por su impresionante carácter masivo y pacífico. Son los únicos que dieron a la burguesía, que se manifestaba a favor de su gobierno provisional, el rechazo que se merecía.”
2. A propósito de la Conferencia Democrática, el camarada Lenin escribe en el Rabotschi Putj (“Ruta de los Trabajadores”) del 24 de septiembre, bajo el título “Los héroes del engaño”, de la siguiente manera:
“La participación de los bolcheviques en este engaño despreciable, en esta
farsa, tiene la misma justificación que nuestra participación en la tercera
Duma: nuestra causa debe ser defendida incluso en el establo; el material para
la educación del pueblo se puede producir incluso fuera del ‘establo’”.
En una carta fechada el 22 de septiembre que, sin
embargo, fue escrita obviamente después del artículo, Lenin expresa una opinión
diferente en cuanto a la participación:
“La Conferencia Democrática debería haber sido boicoteada, todos cometimos
un error al no hacer esto, pero no teníamos ninguna mala intención. Vamos a
reparar este error si honestamente queremos tomar nuestra posición en la lucha
revolucionaria de masas.”
Estas fueron las dos lecturas diferentes que Lenin hizo
de la participación en la Conferencia Democrática. Sin embargo, esto no evita
que el desconsiderado escritor de los comentarios del libro de Trotsky haga la
siguiente declaración: “En la cuestión de la participación en la Conferencia
Democrática y el boicot del Anteparlamento, Lenin apoyó a los boicotistas de
forma categórica.”
3. Aquí también el camarada Trotsky da un informe equivocado de la forma en que Lenin planteó la cuestión: como una demora de la insurrección. El camarada Trotsky escribe: “En septiembre, en los días de la Conferencia Democrática, Lenin demandó que la insurrección se llevara a cabo al mismo tiempo.” No, Lenin formuló su “demanda” con mucho más cuidado. ¿Cómo cierra Lenin realmente su famoso párrafo en los alrededores de la “Alexandrijka”, sobre la ocupación de la fortaleza de Pedro Pablo, el arresto del Estado Mayor General y el Gobierno, etc., en la carta que dirigió al C.C.? En los días de la Conferencia Democrática, Lenin cierra su “programa práctico para la insurrección” con la frase siguiente:
“Todo
esto es, por supuesto, sólo un ejemplo y sirve para ilustrar el hecho de que en
la situación actual no podemos permanecer fieles al marxismo sin considerar la
insurrección como un arte.”
En otra carta del C.C., que data de los mismos días, Lenin dice muy claramente:
“No es un
caso del “día” ni del “momento” de la insurrección en el sentido exacto de la
palabra. Eso sólo puede ser decidido por la voz unida de los que están en
contacto con los obreros y soldados, con las masas… Lo que es necesario es que
el Partido tenga clara la tarea ante sí. A la orden del día están: la
insurrección en Petrogrado, en Moscú, la toma del poder, el derrocamiento del
Gobierno. Consideren de qué manera se debe realizar la agitación sin expresarlo
abiertamente en la prensa”.
Traducción para “Crítica Marxista-Leninista” de Inessa de
la Torre.
Descargar ¿Cómo debe abordarse la historia de Octubre? de G. Sokolnikov
Descargar ¿Cómo debe abordarse la historia de Octubre? de G. Sokolnikov
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