viernes, 28 de diciembre de 2012

Sobre la Unión de las Repúblicas Soviéticas

En el 90º Aniversario de la formación de la URSS
Informe pronunciado ante el X Congreso de los Soviets de toda Rusia (46) el 26 de diciembre de 1922
José Stalin

Camaradas: 

Unos días antes de la apertura del presente Congreso, el Presídium del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia recibió una serie de resoluciones de los Congresos de los Soviets de las Repúblicas de Transcaucasia, de Ucrania y de Bielorrusia, en las que se expresaba el deseo y la necesidad de unión de estas repúblicas en un solo Estado federal. El Presídium del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia ha examinado la cuestión, pronunciándose en el sentido de que esta unión es oportuna. Con motivo de esa resolución, figura en el orden del día del presente Congreso el punto referente a la unión de las repúblicas. 
 
La campaña en pro de la unión de las repúblicas socialistas soviéticas comenzó hace tres o cuatro meses. Tomaron la iniciativa las Repúblicas del Azerbaidzhán, Armenia y Georgia, a las que se adhirieron luego las Repúblicas de Ucrania y de Bielorrusia. El sentido de esta campaña reside en que las antiguas relaciones contractuales –relaciones establecidas por el convenio entre la R.S.F.S.R. y las demás repúblicas soviéticas– no dan más de sí, han resultado insuficientes. El sentido de la campaña reside en que se debe pasar inevitablemente de las viejas relaciones contractuales a unas relaciones de unión más estrecha, que presupongan la creación de un Estado federal único, con los correspondientes órganos federales de carácter ejecutivo y legislativo; con un Comité Ejecutivo Central y con un Consejo de Comisarios del Pueblo de la Unión. En pocas palabras: a lo que antes se resolvía de modo esporádico, en el marco de las relaciones establecidas por el convenio, se propone ahora, en el curso de la campaña, darle forma permanente.  

¿Cuáles son las causas que empujan a las repúblicas al camino de la unión? ¿Cuáles son las circunstancias que han determinado la necesidad de esta unión? 

Hay tres grupos de circunstancias que han hecho inevitable la unión de las repúblicas soviéticas en un solo Estado federal. 

Forman el primer grupo de circunstancias los hechos que se refieren a nuestra situación económica interior. 

En primer lugar, la exigüidad de nuestros recursos económicos, que, a consecuencia de siete años de guerra, han quedado a disposición de las repúblicas, lo que nos obliga a reunir estos exiguos recursos, para utilizarlos de modo más racional y desarrollar las ramas principales de la economía, que constituyen la espina dorsal del Poder Soviético en todas las repúblicas. 

En segundo lugar, la división natural del trabajo establecida históricamente, la división económica del trabajo entre las distintas regiones y repúblicas de nuestra federación. Así, por ejemplo, el Norte abastece con tejidos al Sur y al Este; el Sur y el Este abastecen al Norte con algodón, combustible, etc. Esta división del trabajo establecida entre las regiones, no puede ser borrada de un plumazo: se ha formado históricamente, por todo el curso del desarrollo económico de la federación. Y esta división del trabajo, que hace imposible el desarrollo completo de las distintas regiones si las repúblicas viven separadas, obligan a éstas a agruparse en un todo económico único.  

En tercer lugar, la unidad de los principales medios de comunicación de toda la federación, que constituyen el nervio y la base de toda unión posible. Se comprende por sí solo que no se puede admitir que las diferentes repúblicas dispongan separadamente de los medios de comunicación, subordinados sólo a sus intereses, ya que esto convertiría el nervio principal de la vida económica –el transporte– en un conglomerado de partículas separadas, que no serán utilizadas con arreglo a un plan. Esta circunstancia inclina también las repúblicas a unirse en un solo Estado. 

Finalmente, la exigüidad de nuestros recursos financieros. Camaradas es preciso decir abiertamente que nuestra situación financiera actual, en el sexto año de existencia del Poder Soviético, cuenta con muchas menos posibilidades para desarrollarse en mayor escala que, por ejemplo, en el antiguo régimen, que tenía vodka, cosa que nosotros no tendremos y que le proporcionaba al año quinientos millones de rublos; que tenía asegurados créditos extranjeros por valor de varios cientos de millones cosa que tampoco tenemos. Todo esto demuestra que, dado lo precario de las posibilidades de nuestro desarrollo financiero, no lograremos resolver los problemas fundamentales e inmediatos de las finanzas de nuestras repúblicas sin unir las fuerzas, sin sumar los recursos financieros de las distintas repúblicas en un todo único.  

Tal es el primer grupo de circunstancias que empujan a nuestras repúblicas al camino de la unión. 

Forman el segundo grupo de circunstancias que han determinado la unión de las repúblicas los hechos relativos a nuestra situación exterior. Me refiero a nuestra situación militar. Me refiero a nuestras relaciones con el capital extranjero a través del Comisariado del Comercio Exterior. Me refiero, por último, a nuestras relaciones diplomáticas con los Estados burgueses. Conviene recordar, camaradas, que a pesar de haber salido felizmente nuestras repúblicas del estado de guerra civil, no está excluido, ni mucho menos, el peligro de agresión exterior. Este peligro exige la unidad absoluta de nuestro frente militar, la unidad absoluta de nuestro ejército, sobre todo ahora, que hemos emprendido el camino del desarme, no de un desarme moral, claro está, sino el camino de una verdadera reducción material de los armamentos. Después de haber reducido los efectivos de nuestras tropas a 600.000 hombres, nos es muy necesario poseer un frente militar único y continuo, capaz de garantizar la seguridad exterior de la república.  

Por otra parte, además del peligro de carácter militar, existe también el riesgo de un aislamiento económico de nuestra federación. Sabéis que después de Génova y de La Haya, y después de lo de Urquhart (47), a pesar de que el boicot económico a nuestra república ha fracasado, no se observa una gran afluencia de capitales para las necesidades de nuestra economía. Existe el peligro del aislamiento económico de nuestras repúblicas. Esta nueva forma de intervención, no menos peligrosa que la intervención militar, sólo puede ser eliminada mediante la creación de un frente económico único de nuestras repúblicas soviéticas ante el cerco capitalista.  

Por último, nuestra situación diplomática. Habéis sido testigos de cómo recientemente, en vísperas de la apertura de la Conferencia de Lausana (48), los Estados de la Entente han procurado por todos los medios aislar a nuestra federación. No lo han conseguido en el terreno diplomático. El boicot diplomático organizado contra nuestra federación quedó roto. La Entente se vio obligada a tener en cuenta a nuestra Federación y a replegarse, a retroceder un tanto. No hay motivos para suponer que estos hechos y otros análogos de aislamiento diplomático de nuestra federación no vayan a repetirse. De aquí la necesidad de un frente único, esta vez en el terreno diplomático.  

Tal es el segundo grupo de circunstancias que empujan a las repúblicas socialistas soviéticas al camino de la unión.  

Tanto el primer grupo de circunstancias como el segundo actuaban y se mantenían en vigor hasta el momento presente, durante todo el período de existencia del Poder Soviético. Tanto nuestras necesidades económicas, a las cuales acabo de referirme, como nuestras necesidades militares y diplomáticas en el terreno de la política exterior, indudablemente, actuaban también antes. Ahora bien, estas circunstancias han adquirido fuerza extraordinaria solamente ahora, después de terminada la guerra civil, cuando las repúblicas han podido por vez primera emprender la edificación económica, cuando han podido percatarse por vez primera de toda la exigüidad de sus recursos económicos y han podido ver toda la necesidad de unirse, tanto en la esfera económica interior como en la esfera exterior. Por eso, actualmente, en el sexto año de existencia del Poder Soviético, la unión de las repúblicas socialistas soviéticas independientes está a la orden del día.  

Finalmente, el tercer grupo de hechos que exigen asimismo la unión y que están ligados al carácter de la estructura del Poder Soviético, con la naturaleza de clase del Poder Soviético. La estructura del Poder Soviético es tal que, siendo éste internacional en cuanto a su naturaleza interna, cultiva por todos los medios en las masas la idea de la unión, y las empuja él mismo al camino de la unión. Si el capital, la propiedad privada y la explotación dividen a los hombres, separándolos en campos hostiles, como puede verse en el ejemplo de la Gran Bretaña, de Francia e incluso de pequeños Estados multinacionales como Polonia y Yugoslavia, con sus inconciliables contradicciones nacionales internas, que corroen la base misma de estos Estados; si, digo yo, allí, en el Occidente, donde impera la democracia capitalista y donde los Estados se asientan en la propiedad privada, la base misma del Estado predispone a las querellas, a los conflictos y a la lucha entre las naciones; aquí, en el mundo de los Soviets, donde el Poder no se basa en el capital, sino en el trabajo, donde el Poder no está erigido sobre la base de la propiedad privada, sino sobre la base de la propiedad colectiva, donde el Poder no se asienta en la explotación del hombre por el hombre, sino en la lucha contra tal explotación, aquí, por el contrario, la naturaleza misma del Poder inclina a que las masas trabajadoras tiendan naturalmente a unirse en una sola familia socialista.  

¿No es, acaso, sintomático que allí, en el Occidente, en el mundo de la democracia burguesa, asistamos a la gradual decadencia y desintegración de Estados multinacionales (como la Gran Bretaña, que no sé cómo se las compondrá con la India, con Egipto, con Irlanda; o como Polonia, que tampoco sé cómo se las arreglará con sus bielorrusos y con sus ucranianos); mientras que aquí, en nuestra federación, que agrupa a no menos de 30 nacionalidades, nos encontramos, por el contrario, con un proceso de reforzamiento de los vínculos estatales entre las repúblicas independientes, con un proceso que lleva a un acertamiento cada vez más estrecho de las nacionalidades independientes dentro de un solo Estado independiente? He aquí dos tipos de uniones estatales, de los que el primero, el capitalista, conduce al desmoronamiento del Estado, mientras que el segundo tipo, el soviético, lleva, por el contrario, a un acercamiento gradual, pero sólido, de nacionalidades en otros tiempo independientes, para formar un solo Estado independiente.  

Tal es el tercer grupo de hechos que empujan a las distintas repúblicas al camino de la unión. 

¿Cuál debe ser, pues, la forma de unión de las repúblicas? Las bases de esta unión han sido trazadas en las resoluciones, que el Presídium del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia ha recibido de las Repúblicas Soviéticas de Ucrania, de Bielorrusia y de Transcaucasia. 

Se unen cuatro repúblicas: la R.S.F.S.R., cómo un solo Estado federal; la República de Transcaucasia, también como un sólo Estado federal; Ucrania y Bielorrusia. Dos repúblicas soviéticas independientes, Joresm y Bujará, que no son repúblicas socialistas soviéticas, sino repúblicas populares soviéticas, quedan, por ahora, fuera del marco de esta unión, única y exclusivamente porque estas repúblicas no son aún socialistas. Yo no dudo, camaradas, y espero que tampoco dudaréis vosotros de que, en la medida de su desarrollo interno hacia el socialismo, estas repúblicas se incorporarán también al Estado federal que se constituye actualmente.  

Podría parecer más adecuado que la R.S.F.S.R. no entrase en la Unión de Repúblicas como un solo Estado federal, sino que se incorporasen las distintas repúblicas que forman la R.S.F.S.R., para lo cual, por lo visto, habría que descomponerla previamente en sus partes integrantes. Creo que este camino no es racional ni adecuado, y queda excluido por el curso mismo de la campaña. En primer lugar; esto llevaría a que, paralelamente al proceso que conduce a la unión de las repúblicas, tuviéramos un proceso de desintegración de las entidades federales ya existentes, lo que trastrocaría por completo el proceso revolucionario iniciado de unión de las repúblicas. En segundo lugar, siguiendo por este camino erróneo, llegaríamos a una situación que nos obligaría a destacar de la R.S.F.S.R., además de las ocho repúblicas autónomas, un Comité Ejecutivo Central de toda Rusia específicamente ruso y, un Consejo de Comisarios del Pueblo ruso, lo que conduciría a un gran trastorno orgánico, completamente inútil actualmente y perjudicial, y que ni la situación interior ni exterior requieren en modo alguno. Por eso estimo que los elementos que se agrupen en la unión deben ser cuatro repúblicas: la R.S.F.S.R., la Federación Transcaucásica, Ucrania y Bielorrusia. 

El acuerdo de unión debe basarse en los siguientes principios: el Consejo de Comisarios del Pueblo de la Unión es el único que tendrá Comisariados del Pueblo del Comercio Exterior, de Asuntos Militares y Navales, de Negocios Extranjeros, de Vías de Comunicación y de Correos y Telégrafos. Los Comisariados del Pueblo de Finanzas, Economía, Abastecimiento, Trabajo e Inspección siguen existiendo en cada una de las repúblicas contratantes, pero a condición de que puedan actuar con arreglo a las instrucciones de los correspondientes Comisariados del centro federal. Esto es necesario para que las fuerzas de las masas trabajadoras de las repúblicas se unan bajo la dirección del centro federal en lo que respecta al abastecimiento, al Consejo Supremo de la Economía Nacional, a los Comisariados del Pueblo de Finanzas o de Trabajo. Por último, los restantes Comisariados del Pueblo: el de Asuntos Interiores, el de Justicia, el de Instrucción Pública, el de Agricultura y otros, en total seis, relacionados directamente con el modo de vida, con las costumbres, con las formas peculiares de la explotación de la tierra y del procedimiento judicial, con el idioma y con la cultura de los pueblos que componen las repúblicas, deben quedar constituyendo Comisariados del Pueblo independientes, dirigidos por los Comités Ejecutivos Centrales y por los Consejos do Comisarios del Pueblo de las repúblicas contratantes. Esto es necesario como condición efectiva para asegurar la libertad de desarrollo nacional de los pueblos que integran las repúblicas soviéticas.  

Tales son los principios en los que, a mi entender, debe basarse el acuerdo que se concertará en breve entre nuestras repúblicas. 

En consonancia con esto, presento el siguiente proyecto de resolución, aprobado por el Presídium del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia:  

1) Se considera oportuno que la República Soviética Federativa Socialista de Rusia, la República Soviética Socialista de Ucrania, la República Soviética Federativa Socialista de Transcaucasia y la República Soviética Socialista de Bielorrusia se unan para formar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. 
2) La unión estará basada en el principio de la libre adhesión y de la igualdad de derechos de las repúblicas, reservándose a cada una de ellas el derecho a salir libremente de la Unión de Repúblicas. 
3) Se encomendará a una delegación de la R.S.F.S.R. que, junto con delegaciones de Ucrania, de la República de Transcaucasia y de Bielorrusia, redacte un proyecto de declaración sobre la formación de la Unión de Repúblicas, exponiendo las circunstancias que dictan la unión de las repúblicas en un solo Estado federal 
4.) Se recomendará a la delegación que elabore las condiciones de ingreso de la R.S.F.S.R. en la Unión de Repúblicas, con el deber de que, al examinar el acuerdo de unión, mantenga los principios siguientes:
a)       constitución de los correspondientes órganos legislativos y ejecutivos de la Unión;
b)       fusión de los Comisariados de Asuntos Militares y Navales; de Vías de Comunicación, Negocios Extranjeros, Comercio Exterior y Correos y Telégrafos;
c)       subordinación de los Comisariados de Finanzas, Abastecimiento, Economía Nacional, Trabajo e Inspección Obrera y Campesina de las repúblicas contratantes a las directivas de los Sobre la unión de las repúblicas soviéticas correspondientes Comisariados de la Unión de Repúblicas;
d)       plena garantía del desarrollo nacional de los pueblos de las repúblicas contratantes. 
5) Se someterá a la aprobación del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia, representado por su Presídium, el proyecto de acuerdo antes de ser presentado al I Congreso de la Unión de Repúblicas. 
6) Se otorgaran poderes a la delegación para que, sobre la base de la aprobación por el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia de las condiciones de la unión, concierte un acuerdo entre la R.S.F.S.R. y las Repúblicas Soviéticas Socialistas de Ucrania, de Transcaucasia y de Bielorrusia, para la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
7) Se someterá el acuerdo a la aprobación del I Congreso de la Unión de Repúblicas.  

Tal es el proyecto de resolución que someto a vuestra atención.  
Camaradas: Desde la constitución de las repúblicas soviéticas, los Estados del mundo se han dividido en dos campos: el campo del socialismo y el campo del capitalismo. En el campo del capitalismo tenemos las guerras imperialistas, la enemistad nacional, la opresión, la esclavitud colonial y el chovinismo. En el campo de los Soviets, en el campo del socialismo, tenemos, por el contrario, la confianza recíproca, la igualdad de derechos de las naciones, la convivencia pacífica y la fraternal colaboración de los pueblos. Durante decenas de años, la democracia capitalista procura resolver las contradicciones nacionales intentando hacer compatibles los intereses del libre desarrollo de las nacionalidades con el sistema de explotación. Pero esto no se ha logrado hasta ahora, ni se logrará jamás. Por el contrario, la madeja de las contradicciones nacionales se enreda cada vez más, amenazando de muerte al capitalismo. Sólo aquí, en el mundo de los Soviets, en el campo del socialismo, se ha logrado arrancar de raíz la opresión nacional y establecer la confianza recíproca y la fraternal colaboración de los pueblos. Y sólo después de haber los Soviets conseguido esto, obtuvimos la posibilidad de edificar nuestra federación y de defenderla contra los ataques de los enemigos, tanto interiores como exteriores.

Hace cinco años, el Poder Soviético consiguió colocar los cimientos de la convivencia pacífica y de la colaboración fraternal de los pueblos. Actualmente, cuando resolvemos aquí la cuestión de si es deseable y necesaria la unión, se plantea ante nosotros la tarea de coronar esta obra con un nuevo edificio, fundando un nuevo y poderoso Estado federal del trabajo. La voluntad de los pueblos de nuestras repúblicas, recientemente reunidos en sus Congresos y que han acordado por unanimidad constituir la Unión de Repúblicas, atestigua, sin ningún género de dudas, que la causa de la unión se halla en el camino acertado, que dicha causa descansa sobre el gran principio de la libre adhesión y de la igualdad de derechos de los pueblos. Esperemos, camaradas, que, con la formación de nuestra república federal, crearemos un firme baluarte contra el capitalismo internacional; que el nuevo Estado federal marcará un nuevo paso decisivo en la senda que conduce a la unión de los trabajadores del mundo entero en una República Socialista Soviética Mundial.  (Prolongados aplausos. Se canta “La Internacional”.) 

Publicado el 28 de diciembre de 1922 en el núm. 295 de “Pravda”.

Notas 

(46) El X Congreso de los Soviets de toda Rusia se celebró en Moscú del 23 al 27 de diciembre de 1922. Al Congreso asistieron 2.215 delegados, entre ellos 488 delegados de las repúblicas contractuales R.S.F.S. de Transcaucasia, R.S.S. de Ucrania y R.S.S. de Bielorrusia, que llegaron a Moscú para tomar parte en los trabajos del I Congreso de los Soviets de la U.R.S.S. y asistieron como invitados de honor al X Congreso de toda Rusia. El X Congreso de los Soviets de toda Rusia examinó las siguientes cuestiones: informe del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia y del Consejo de Comisarios del Pueblo sobre la política interior y exterior de la república, informe sobre el estado de la industria, informe del Comisariado del Pueblo de Agricultura (balance de los trabajos para mejorar la situación de la hacienda campesina), informe del Comisariado del Pueblo de Instrucción Pública, informe del Comisariado del Pueblo de Finanzas, propuesta de las repúblicas soviéticas contractuales sobre la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El 26 de diciembre, J. V. Stalin hizo un informe sobre la unión de las repúblicas soviéticas. El Congreso aprobó por unanimidad la resolución propuesta por J. V. Stalin. Después del informe de J. V. Stalin, hicieron uso de la palabra los representantes de Ucrania, del Azerbaidzhán, de Georgia, de Armenia y de Bielorrusia, expresando la satisfacción de sus pueblos por la unión de las repúblicas soviéticas en un solo Estado federal: la U.R.S.S. 
(47) Se alude a las negociaciones del Gobierno Soviético con el industrial inglés Urquhart sobre la conclusión de un acuerdo de concesión para la explotación de yacimientos minerales en los Urales y en el Kazajstán. El proyecto de acuerdo fue rechazado por el Consejo de Comisarios del Pueblo el 6 de octubre de 1922, en vista del carácter leonino de las condiciones propuestas por Urquhart y de la política hostil del gobierno conservador inglés hacia la Rusia Soviética. La negativa del Gobierno Soviético a concluir el acuerdo con Urquhart sirvió de pretexto para intensificar la campaña antisoviética en la prensa burguesa.
(48) La Conferencia de Lausana (20 de noviembre de 1922 al 24 de julio de 1923) fue convocada a iniciativa de Francia, de Inglaterra y de Italia para el estudio del problema del Próximo Oriente (la firma del tratado de paz entre Grecia y Turquía, la delimitación de las fronteras turcas, adopción de un convenio sobre el régimen de los estrechos, etc.). En la Conferencia participaron, además de los países ya citados, el Japón, Rumania, Yugoslavia, Grecia, Bulgaria y Turquía (los representantes de los EE.UU. asistieron en calidad de observadores). La Rusia Soviética sólo fue invitada a la Conferencia para examinar el problema de los estrechos (el Bósforo y los Dardanelos). En la Comisión de los estrechos, la delegación soviética se pronunció contra el proyecto de permitir el paso de los barcos de guerra por los estrechos, tanto en tiempos de paz como de guerra, y presentó un proyecto que proponía cerrar en absoluto el paso por los estrechos a los barcos de guerra de cualquier Potencia, a excepción de Turquía. El proyecto de la delegación soviética fue rechazado por la Comisión.  
 
Obras Completas de Stalin, t. V
Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1953

Descargar "Sobre la Unión de Repúblicas Soviéticas" de Stalin