En el 90º Aniversario de la formación de la URSS
Informe pronunciado ante el X Congreso de los Soviets de toda Rusia (46) el 26 de diciembre de 1922
José Stalin
Camaradas:
Unos días antes de la apertura del presente Congreso, el
Presídium del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia recibió una serie de
resoluciones de los Congresos de los Soviets de las Repúblicas de Transcaucasia,
de Ucrania y de Bielorrusia, en las que se expresaba el deseo y la necesidad de
unión de estas repúblicas en un solo Estado federal. El Presídium del Comité
Ejecutivo Central de toda Rusia ha examinado la cuestión, pronunciándose en el
sentido de que esta unión es oportuna. Con motivo de esa resolución, figura en
el orden del día del presente Congreso el punto referente a la unión de las
repúblicas.
La campaña en pro de la unión de las repúblicas
socialistas soviéticas comenzó hace tres o cuatro meses. Tomaron la iniciativa
las Repúblicas del Azerbaidzhán, Armenia y Georgia, a las que se adhirieron
luego las Repúblicas de Ucrania y de Bielorrusia. El sentido de esta campaña
reside en que las antiguas relaciones contractuales –relaciones establecidas
por el convenio entre la R.S.F.S.R. y las demás repúblicas soviéticas– no dan
más de sí, han resultado insuficientes. El sentido de la campaña reside en que
se debe pasar inevitablemente de las viejas relaciones contractuales a unas
relaciones de unión más estrecha, que presupongan la creación de un Estado
federal único, con los correspondientes órganos federales de carácter ejecutivo
y legislativo; con un Comité Ejecutivo Central y con un Consejo de Comisarios
del Pueblo de la Unión. En pocas palabras: a lo que antes se resolvía de modo
esporádico, en el marco de las relaciones establecidas por el convenio, se
propone ahora, en el curso de la campaña, darle forma permanente.
¿Cuáles son las causas que empujan a las repúblicas al
camino de la unión? ¿Cuáles son las circunstancias que han determinado la
necesidad de esta unión?
Hay tres grupos de circunstancias que han hecho inevitable
la unión de las repúblicas soviéticas en un solo Estado federal.
Forman el primer grupo de circunstancias los hechos que
se refieren a nuestra situación económica interior.
En primer lugar, la exigüidad de nuestros recursos
económicos, que, a consecuencia de siete años de guerra, han quedado a
disposición de las repúblicas, lo que nos obliga a reunir estos exiguos
recursos, para utilizarlos de modo más racional y desarrollar las ramas
principales de la economía, que constituyen la espina dorsal del Poder
Soviético en todas las repúblicas.
En segundo lugar, la división natural del trabajo
establecida históricamente, la división económica del trabajo entre las
distintas regiones y repúblicas de nuestra federación. Así, por ejemplo, el
Norte abastece con tejidos al Sur y al Este; el Sur y el Este abastecen al
Norte con algodón, combustible, etc. Esta división del trabajo establecida
entre las regiones, no puede ser borrada de un plumazo: se ha formado
históricamente, por todo el curso del desarrollo económico de la federación. Y
esta división del trabajo, que hace imposible el desarrollo completo de las
distintas regiones si las repúblicas viven separadas, obligan a éstas a
agruparse en un todo económico único.
En tercer lugar, la unidad de los principales medios de
comunicación de toda la federación, que constituyen el nervio y la base de toda
unión posible. Se comprende por sí solo que no se puede admitir que las
diferentes repúblicas dispongan separadamente de los medios de comunicación,
subordinados sólo a sus intereses, ya que esto convertiría el nervio principal
de la vida económica –el transporte– en un conglomerado de partículas
separadas, que no serán utilizadas con arreglo a un plan. Esta circunstancia
inclina también las repúblicas a unirse en un solo Estado.
Finalmente, la exigüidad de nuestros recursos
financieros. Camaradas es preciso decir abiertamente que nuestra situación
financiera actual, en el sexto año de existencia del Poder Soviético, cuenta
con muchas menos posibilidades para desarrollarse en mayor escala que, por
ejemplo, en el antiguo régimen, que tenía vodka, cosa que nosotros no tendremos
y que le proporcionaba al año quinientos millones de rublos; que tenía
asegurados créditos extranjeros por valor de varios cientos de millones cosa
que tampoco tenemos. Todo esto demuestra que, dado lo precario de las
posibilidades de nuestro desarrollo financiero, no lograremos resolver los
problemas fundamentales e inmediatos de las finanzas de nuestras repúblicas sin
unir las fuerzas, sin sumar los recursos financieros de las distintas
repúblicas en un todo único.
Tal es el primer grupo de circunstancias que empujan a
nuestras repúblicas al camino de la unión.
Forman el segundo grupo de circunstancias que han
determinado la unión de las repúblicas los hechos relativos a nuestra situación
exterior. Me refiero a nuestra situación militar. Me refiero a nuestras
relaciones con el capital extranjero a través del Comisariado del Comercio
Exterior. Me refiero, por último, a nuestras relaciones diplomáticas con los
Estados burgueses. Conviene recordar, camaradas, que a pesar de haber salido
felizmente nuestras repúblicas del estado de guerra civil, no está excluido, ni
mucho menos, el peligro de agresión exterior. Este peligro exige la unidad
absoluta de nuestro frente militar, la unidad absoluta de nuestro ejército,
sobre todo ahora, que hemos emprendido el camino del desarme, no de un desarme
moral, claro está, sino el camino de una verdadera reducción material de los
armamentos. Después de haber reducido los efectivos de nuestras tropas a
600.000 hombres, nos es muy necesario poseer un frente militar único y
continuo, capaz de garantizar la seguridad exterior de la república.
Por otra parte, además del peligro de carácter militar,
existe también el riesgo de un aislamiento económico de nuestra federación.
Sabéis que después de Génova y de La Haya, y después de lo de Urquhart (47), a pesar de que el boicot económico
a nuestra república ha fracasado, no se observa una gran afluencia de capitales
para las necesidades de nuestra economía. Existe el peligro del aislamiento
económico de nuestras repúblicas. Esta nueva forma de intervención, no menos
peligrosa que la intervención militar, sólo puede ser eliminada mediante la
creación de un frente económico único de nuestras repúblicas soviéticas ante el
cerco capitalista.
Por último, nuestra situación diplomática. Habéis sido
testigos de cómo recientemente, en vísperas de la apertura de la Conferencia de
Lausana (48), los Estados de la
Entente han procurado por todos los medios aislar a nuestra federación. No lo
han conseguido en el terreno diplomático. El boicot diplomático organizado contra
nuestra federación quedó roto. La Entente se vio obligada a tener en cuenta a
nuestra Federación y a replegarse, a retroceder un tanto. No hay motivos para
suponer que estos hechos y otros análogos de aislamiento diplomático de nuestra
federación no vayan a repetirse. De aquí la necesidad de un frente único, esta
vez en el terreno diplomático.
Tal es el segundo grupo de circunstancias que empujan a
las repúblicas socialistas soviéticas al camino de la unión.
Tanto el primer grupo de circunstancias como el segundo
actuaban y se mantenían en vigor hasta el momento presente, durante todo el
período de existencia del Poder Soviético. Tanto nuestras necesidades
económicas, a las cuales acabo de referirme, como nuestras necesidades
militares y diplomáticas en el terreno de la política exterior, indudablemente,
actuaban también antes. Ahora bien, estas circunstancias han adquirido fuerza
extraordinaria solamente ahora, después de terminada la guerra civil, cuando
las repúblicas han podido por vez primera emprender la edificación económica,
cuando han podido percatarse por vez primera de toda la exigüidad de sus
recursos económicos y han podido ver toda la necesidad de unirse, tanto en la
esfera económica interior como en la esfera exterior. Por eso, actualmente, en
el sexto año de existencia del Poder Soviético, la unión de las repúblicas
socialistas soviéticas independientes está a la orden del día.
Finalmente, el tercer grupo de hechos que exigen asimismo
la unión y que están ligados al carácter de la estructura del Poder Soviético,
con la naturaleza de clase del Poder Soviético. La estructura del Poder
Soviético es tal que, siendo éste internacional en cuanto a su naturaleza
interna, cultiva por todos los medios en las masas la idea de la unión, y las empuja
él mismo al camino de la unión. Si el capital, la propiedad privada y la
explotación dividen a los hombres, separándolos en campos hostiles, como puede
verse en el ejemplo de la Gran Bretaña, de Francia e incluso de pequeños
Estados multinacionales como Polonia y Yugoslavia, con sus inconciliables
contradicciones nacionales internas, que corroen la base misma de estos
Estados; si, digo yo, allí, en el Occidente, donde impera la democracia
capitalista y donde los Estados se asientan en la propiedad privada, la base
misma del Estado predispone a las querellas, a los conflictos y a la lucha
entre las naciones; aquí, en el mundo de los Soviets, donde el Poder no se basa
en el capital, sino en el trabajo, donde el Poder no está erigido sobre la base
de la propiedad privada, sino sobre la base de la propiedad colectiva, donde el
Poder no se asienta en la explotación del hombre por el hombre, sino en la
lucha contra tal explotación, aquí, por el contrario, la naturaleza misma del
Poder inclina a que las masas trabajadoras tiendan naturalmente a unirse en una
sola familia socialista.
¿No es, acaso, sintomático que allí, en el Occidente, en
el mundo de la democracia burguesa, asistamos a la gradual decadencia y
desintegración de Estados multinacionales (como la Gran Bretaña, que no sé cómo
se las compondrá con la India, con Egipto, con Irlanda; o como Polonia, que
tampoco sé cómo se las arreglará con sus bielorrusos y con sus ucranianos);
mientras que aquí, en nuestra federación, que agrupa a no menos de 30 nacionalidades,
nos encontramos, por el contrario, con un proceso de reforzamiento de los
vínculos estatales entre las repúblicas independientes, con un proceso que
lleva a un acertamiento cada vez más estrecho de las nacionalidades
independientes dentro de un solo Estado independiente? He aquí dos tipos de
uniones estatales, de los que el primero, el capitalista, conduce al
desmoronamiento del Estado, mientras que el segundo tipo, el soviético, lleva,
por el contrario, a un acercamiento gradual, pero sólido, de nacionalidades en
otros tiempo independientes, para formar un solo Estado independiente.
Tal es el tercer grupo de hechos que empujan a las
distintas repúblicas al camino de la unión.
¿Cuál debe ser, pues, la forma de unión de las
repúblicas? Las bases de esta unión han sido trazadas en las resoluciones, que
el Presídium del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia ha recibido de las
Repúblicas Soviéticas de Ucrania, de Bielorrusia y de Transcaucasia.
Se unen cuatro repúblicas: la R.S.F.S.R., cómo un solo Estado
federal; la República de Transcaucasia, también como un sólo Estado federal;
Ucrania y Bielorrusia. Dos repúblicas soviéticas independientes, Joresm y
Bujará, que no son repúblicas socialistas soviéticas, sino repúblicas populares
soviéticas, quedan, por ahora, fuera del marco de esta unión, única y
exclusivamente porque estas repúblicas no son aún socialistas. Yo no dudo,
camaradas, y espero que tampoco dudaréis vosotros de que, en la medida de su
desarrollo interno hacia el socialismo, estas repúblicas se incorporarán
también al Estado federal que se constituye actualmente.
Podría parecer más adecuado que la R.S.F.S.R. no entrase
en la Unión de Repúblicas como un solo Estado federal, sino que se incorporasen
las distintas repúblicas que forman la R.S.F.S.R., para lo cual, por lo visto,
habría que descomponerla previamente en sus partes integrantes. Creo que este
camino no es racional ni adecuado, y queda excluido por el curso mismo de la
campaña. En primer lugar; esto llevaría a que, paralelamente al proceso que
conduce a la unión de las repúblicas, tuviéramos un proceso de desintegración
de las entidades federales ya existentes, lo que trastrocaría por completo el
proceso revolucionario iniciado de unión de las repúblicas. En segundo lugar,
siguiendo por este camino erróneo, llegaríamos a una situación que nos
obligaría a destacar de la R.S.F.S.R., además de las ocho repúblicas autónomas,
un Comité Ejecutivo Central de toda Rusia específicamente ruso y, un Consejo de
Comisarios del Pueblo ruso, lo que conduciría a un gran trastorno orgánico,
completamente inútil actualmente y perjudicial, y que ni la situación interior
ni exterior requieren en modo alguno. Por eso estimo que los elementos que se
agrupen en la unión deben ser cuatro repúblicas: la R.S.F.S.R., la Federación
Transcaucásica, Ucrania y Bielorrusia.
El acuerdo de unión debe basarse en los siguientes
principios: el Consejo de Comisarios del Pueblo de la Unión es el único que
tendrá Comisariados del Pueblo del Comercio Exterior, de Asuntos Militares y
Navales, de Negocios Extranjeros, de Vías de Comunicación y de Correos y
Telégrafos. Los Comisariados del Pueblo de Finanzas, Economía, Abastecimiento,
Trabajo e Inspección siguen existiendo en cada una de las repúblicas
contratantes, pero a condición de que puedan actuar con arreglo a las
instrucciones de los correspondientes Comisariados del centro federal. Esto es
necesario para que las fuerzas de las masas trabajadoras de las repúblicas se
unan bajo la dirección del centro federal en lo que respecta al abastecimiento,
al Consejo Supremo de la Economía Nacional, a los Comisariados del Pueblo de
Finanzas o de Trabajo. Por último, los restantes Comisariados del Pueblo: el de
Asuntos Interiores, el de Justicia, el de Instrucción Pública, el de Agricultura
y otros, en total seis, relacionados directamente con el modo de vida, con las
costumbres, con las formas peculiares de la explotación de la tierra y del
procedimiento judicial, con el idioma y con la cultura de los pueblos que
componen las repúblicas, deben quedar constituyendo Comisariados del Pueblo
independientes, dirigidos por los Comités Ejecutivos Centrales y por los
Consejos do Comisarios del Pueblo de las repúblicas contratantes. Esto es
necesario como condición efectiva para asegurar la libertad de desarrollo
nacional de los pueblos que integran las repúblicas soviéticas.
Tales son los principios en los que, a mi entender, debe
basarse el acuerdo que se concertará en breve entre nuestras repúblicas.
En consonancia con esto, presento el siguiente proyecto
de resolución, aprobado por el Presídium del Comité Ejecutivo Central de toda
Rusia:
1) Se considera oportuno que la República Soviética
Federativa Socialista de Rusia, la República Soviética Socialista de Ucrania,
la República Soviética Federativa Socialista de Transcaucasia y la República
Soviética Socialista de Bielorrusia se unan para formar la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas.
2) La unión estará basada en el principio de la libre
adhesión y de la igualdad de derechos de las repúblicas, reservándose a cada
una de ellas el derecho a salir libremente de la Unión de Repúblicas.
3) Se encomendará a una delegación de la R.S.F.S.R. que,
junto con delegaciones de Ucrania, de la República de Transcaucasia y de
Bielorrusia, redacte un proyecto de declaración sobre la formación de la Unión
de Repúblicas, exponiendo las circunstancias que dictan la unión de las
repúblicas en un solo Estado federal
4.) Se recomendará a la delegación que elabore las
condiciones de ingreso de la R.S.F.S.R. en la Unión de Repúblicas, con el deber
de que, al examinar el acuerdo de unión, mantenga los principios siguientes:
a)
constitución de
los correspondientes órganos legislativos y ejecutivos de la Unión;
b)
fusión de los
Comisariados de Asuntos Militares y Navales; de Vías de Comunicación, Negocios
Extranjeros, Comercio Exterior y Correos y Telégrafos;
c)
subordinación de
los Comisariados de Finanzas, Abastecimiento, Economía Nacional, Trabajo e
Inspección Obrera y Campesina de las repúblicas contratantes a las directivas
de los Sobre la unión de las repúblicas soviéticas correspondientes
Comisariados de la Unión de Repúblicas;
d)
plena garantía
del desarrollo nacional de los pueblos de las repúblicas contratantes.
5) Se someterá a la aprobación del Comité Ejecutivo
Central de toda Rusia, representado por su Presídium, el proyecto de acuerdo
antes de ser presentado al I Congreso de la Unión de Repúblicas.
6) Se otorgaran poderes a la delegación para que, sobre
la base de la aprobación por el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia de las
condiciones de la unión, concierte un acuerdo entre la R.S.F.S.R. y las
Repúblicas Soviéticas Socialistas de Ucrania, de Transcaucasia y de
Bielorrusia, para la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
7) Se someterá el acuerdo a la aprobación del I Congreso
de la Unión de Repúblicas.
Tal es el proyecto de resolución que someto a vuestra
atención.
Camaradas: Desde la constitución de las repúblicas
soviéticas, los Estados del mundo se han dividido en dos campos: el campo del
socialismo y el campo del capitalismo. En el campo del capitalismo tenemos las
guerras imperialistas, la enemistad nacional, la opresión, la esclavitud
colonial y el chovinismo. En el campo de los Soviets, en el campo del socialismo,
tenemos, por el contrario, la confianza recíproca, la igualdad de derechos de
las naciones, la convivencia pacífica y la fraternal colaboración de los
pueblos. Durante decenas de años, la democracia capitalista procura resolver
las contradicciones nacionales intentando hacer compatibles los intereses del
libre desarrollo de las nacionalidades con el sistema de explotación. Pero esto
no se ha logrado hasta ahora, ni se logrará jamás. Por el contrario, la madeja
de las contradicciones nacionales se enreda cada vez más, amenazando de muerte
al capitalismo. Sólo aquí, en el mundo de los Soviets, en el campo del
socialismo, se ha logrado arrancar de raíz la opresión nacional y establecer la
confianza recíproca y la fraternal colaboración de los pueblos. Y sólo después
de haber los Soviets conseguido esto, obtuvimos la posibilidad de edificar
nuestra federación y de defenderla contra los ataques de los enemigos, tanto
interiores como exteriores.
Hace cinco años, el Poder Soviético consiguió colocar los
cimientos de la convivencia pacífica y de la colaboración fraternal de los
pueblos. Actualmente, cuando resolvemos aquí la cuestión de si es deseable y
necesaria la unión, se plantea ante nosotros la tarea de coronar esta obra con
un nuevo edificio, fundando un nuevo y poderoso Estado federal del trabajo. La
voluntad de los pueblos de nuestras repúblicas, recientemente reunidos en sus
Congresos y que han acordado por unanimidad constituir la Unión de Repúblicas,
atestigua, sin ningún género de dudas, que la causa de la unión se halla en el
camino acertado, que dicha causa descansa sobre el gran principio de la libre
adhesión y de la igualdad de derechos de los pueblos. Esperemos, camaradas,
que, con la formación de nuestra república federal, crearemos un firme baluarte
contra el capitalismo internacional; que el nuevo Estado federal marcará un
nuevo paso decisivo en la senda que conduce a la unión de los trabajadores del
mundo entero en una República Socialista Soviética Mundial. (Prolongados aplausos. Se canta “La Internacional”.)
Publicado el 28 de diciembre de 1922 en el núm. 295 de “Pravda”.
Notas
(46) El X
Congreso de los Soviets de toda Rusia se celebró en Moscú del 23 al 27 de
diciembre de 1922. Al Congreso asistieron 2.215 delegados, entre ellos 488
delegados de las repúblicas contractuales R.S.F.S. de Transcaucasia, R.S.S. de
Ucrania y R.S.S. de Bielorrusia, que llegaron a Moscú para tomar parte en los
trabajos del I Congreso de los Soviets de la U.R.S.S. y asistieron como
invitados de honor al X Congreso de toda Rusia. El X Congreso de los Soviets de
toda Rusia examinó las siguientes cuestiones: informe del Comité Ejecutivo
Central de toda Rusia y del Consejo de Comisarios del Pueblo sobre la política
interior y exterior de la república, informe sobre el estado de la industria,
informe del Comisariado del Pueblo de Agricultura (balance de los trabajos para
mejorar la situación de la hacienda campesina), informe del Comisariado del
Pueblo de Instrucción Pública, informe del Comisariado del Pueblo de Finanzas,
propuesta de las repúblicas soviéticas contractuales sobre la formación de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El 26 de diciembre, J. V. Stalin
hizo un informe sobre la unión de las repúblicas soviéticas. El Congreso aprobó
por unanimidad la resolución propuesta por J. V. Stalin. Después del informe de
J. V. Stalin, hicieron uso de la palabra los representantes de Ucrania, del
Azerbaidzhán, de Georgia, de Armenia y de Bielorrusia, expresando la
satisfacción de sus pueblos por la unión de las repúblicas soviéticas en un
solo Estado federal: la U.R.S.S.
(47) Se
alude a las negociaciones del Gobierno Soviético con el industrial inglés
Urquhart sobre la conclusión de un acuerdo de concesión para la explotación de
yacimientos minerales en los Urales y en el Kazajstán. El proyecto de acuerdo
fue rechazado por el Consejo de Comisarios del Pueblo el 6 de octubre de 1922,
en vista del carácter leonino de las condiciones propuestas por Urquhart y de
la política hostil del gobierno conservador inglés hacia la Rusia Soviética. La
negativa del Gobierno Soviético a concluir el acuerdo con Urquhart sirvió de
pretexto para intensificar la campaña antisoviética en la prensa burguesa.
(48) La
Conferencia de Lausana (20 de noviembre de 1922 al 24 de julio de 1923) fue
convocada a iniciativa de Francia, de Inglaterra y de Italia para el estudio
del problema del Próximo Oriente (la firma del tratado de paz entre Grecia y
Turquía, la delimitación de las fronteras turcas, adopción de un convenio sobre
el régimen de los estrechos, etc.). En la Conferencia participaron, además de
los países ya citados, el Japón, Rumania, Yugoslavia, Grecia, Bulgaria y
Turquía (los representantes de los EE.UU. asistieron en calidad de
observadores). La Rusia Soviética sólo fue invitada a la Conferencia para
examinar el problema de los estrechos (el Bósforo y los Dardanelos). En la
Comisión de los estrechos, la delegación soviética se pronunció contra el
proyecto de permitir el paso de los barcos de guerra por los estrechos, tanto
en tiempos de paz como de guerra, y presentó un proyecto que proponía cerrar en
absoluto el paso por los estrechos a los barcos de guerra de cualquier Potencia,
a excepción de Turquía. El proyecto de la delegación soviética fue rechazado
por la Comisión.
Obras Completas de Stalin, t. V
Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1953
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