domingo, 7 de diciembre de 2014

Jruschov utilizó la cuestión del culto de Stalin para destronar el leninismo y allanar el camino al revisionismo


La polémica pública entre el marxismo-leninismo y el revisionismo jruschovista-brezhnevista se inició el 17 de octubre de 1961, cuando en su discurso ante el XXII Congreso del PCUS, el cabecilla del revisionismo N.S. Jruschov criticó de forma desleal, prepotente y calumniosa al Partido del Trabajo de Albania y su dirección, tildándolos de dictadores, asesinos, agentes del imperialismo, de haberse vendido por 30 monedas y demás sandeces, distorsionando y falseando las posiciones albanesas sobre diversas cuestiones de principio, sobre cuestiones políticas y sobre la responsabilidad en el deterioro de las relaciones albano-soviéticas. De esta forma, desde la tribuna del congreso del PCUS. Jruschov reveló al mundo las discrepancias en el seno del movimiento comunista internacional. Y con las medidas que venía adoptando y adoptó desde entonces intentó ahogar la revolución socialista en Albania, impedir la edificación del socialismo en ese país.  
 
La respuesta directa del PTA no se hizo esperar. En breve un comunicado del CC del PTA del 21 de octubre de 1961 respondió “el ataque antimarxista organizado por N. Jruschov y su grupo”. A partir de entonces el PTA iba a someter a Jruschov y sus seguidores a una crítica permanente, sin cuartel, llamando a las cosas por su nombre, sin eufemismos ni referencias  veladas, poniendo los puntos sobre las íes, enarbolando la bandera de “la gran causa de Marx, Engels, Lenin y Stalin”: 
 
“Hace mucho tiempo N. Jruschov inició sus ataques contra el marxismo-leninismo, con el fin de revisar sus tesis fundamentales. Durante mucho tiempo, ha venido socavando las relaciones entre los partidos comunistas y obreros y entre los países del campo socialista. Durante mucho tiempo, ha venido complotando contra los partidos marxista-leninistas, contando con el apoyo de elementos revisionistas, y finalmente ha salido a la luz como subversor del movimiento comunista internacional” (Zëri i Popullit, El marxismo-leninismo triunfará, 1 de noviembre de 1961).  
 
El fragmento que publicamos a continuación forma parte del discurso que Enver Hoxha pronunció en los aniversarios de la revolución de Octubre y de la fundación del PTA. Como no podía ser de otro modo, Hoxha abordó en ese discurso el reciente ataque abierto de los revisionistas soviéticos y algunos puntos de la controversia entre el PTA y el PCUS. En este fragmento que publicamos aborda específicamente la cuestión de Stalin, desde una posición de defensa de principio de la figura y la obra de Stalin. A diferencia de otros defensores de Stalin, en momentos que era moneda corriente hablar de los errores del líder bolchevique, Enver Hoxha se centra en la defensa del legado del discípulo de Lenin, de su posición marxista-leninista, de su obra al frente del primer Estado socialista y de su liderazgo en la revolución proletaria mundial. Esta posición albanesa se mantendría como el cimiento de una posición más desarrollada que Hoxha transmitiría al PCCh, en su entrevista con Chou Enlai en 1966. 
 
Jruschov utilizó la cuestión del culto de Stalin
para destronar al leninismo y allanar el camino al revisionismo
Enver Hoxha
(7 de noviembre de 1961)
 

Stalin dirigiéndose al XIX del PC(b) de la URSS, en 1952.
En la tribuna de honor, Enver Hoxha escuchando el discurso.
 
 Nuestro Partido del Trabajo ha hecho observaciones sobre algunas tesis fundamentales del XX Congreso y sobre algunas posturas de los dirigentes soviéticos con las que no está de acuerdo, utilizando los canales partidarios regulares, respetando de este modo los principios establecidos conjuntamente que rigen las relaciones entre los partidos hermanos. Nuestras observaciones sobre política exterior y los problemas del actual desarrollo mundial las hemos manifestado con anterioridad. Veamos ahora otro problema importante sobre el que hemos mantenido y seguimos manteniendo opiniones diferentes de las de los dirigentes soviéticos. Se trata de la cuestión sobre la actitud hacia J.V. Stalin y su obra.
 
Según el punto de vista de nuestro Partido, N. Jruschov, primero, tuvo que desacreditar a J.V. Stalin y su obra antes de exponer sus tesis oportunistas ante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, y, después, las difundió. Lo hizo en su informe especial “Sobre el culto a la personalidad y sus consecuencias”, presentado ante el XX Congreso. Nuestro Partido no estuvo ni está de acuerdo con la manera en que se efectuó la crítica contra Stalin, durante y después del XX Congreso. (Aplausos)
 
N. Jruschov, al calumniar a nuestro Partido en el XXII Congreso e interferir brutalmente en nuestros asuntos internos, dijo que los líderes albaneses están en contra de la crítica al culto de la personalidad de Stalin, porque supuestamente los métodos del culto a la personalidad prosperan en nuestro Partido y porque el terror y la injusticia supuestamente imperan en Albania. No nos detendremos aquí a rechazar estas calumnias, pero el hecho de que su autor haya caído tan bajo como para utilizar “argumentos” tomados de los enemigos más rabiosos del socialismo y el comunismo, a fin de movilizar a la opinión pública contra de nuestro Partido, demuestra sus oscuras intenciones. Es evidente que, al vincular sus ataques sin fundamento contra el Partido del Trabajo de Albania en el XXII Congreso, con su “lucha contra el culto de Stalin y el grupo anti-partido”, N. Jruschov trató de demostrar la “similitud” entre el supuesto “stalinismo albanés” y la “época de los crímenes stalinistas” en la Unión Soviética, con el fin de crear la “atmósfera” que necesitaba en el Congreso y ante la opinión pública mundial, para que sus calumnias sean más creíbles.
 
El Partido del Trabajo de Albania siempre ha tenido y sigue teniendo en cuenta las enseñanzas del marxismo-leninismo sobre el papel de las masas, las clases, el partido y los jefes. Siempre ha considerado y sigue considerando la manifestación del culto a la personalidad como un fenómeno ajeno al marxismo-leninismo y perjudicial para un partido comunista y obrero. Cuando se dio el caso, nuestro Partido no dudó en criticar, mientras estaban en embrión, las diversas manifestaciones de este tipo entre sus filas, tal como lo hizo en su III Congreso. Del mismo modo, nuestro Partido, cuando dio el caso, combatió con valentía y cortó de raíz toda violación de la legalidad revolucionaria y todo abuso de Poder, como lo hizo en su I Congreso. Todo el mundo sabe cuál fue el destino de los enemigos del Partido y el pueblo, Koçi Xoxe y compañía, quienes antes de 1948, incitados por los revisionistas yugoslavos y abusando de la confianza depositada en ellos por el pueblo y el Partido, violaron las leyes del Estado con el fin de cavar la tumba para los cuadros del Partido y el Estado.
 
En nuestro Partido, no existe el mal del culto a la personalidad, tampoco la violación de la legalidad socialista. No obstante, mientras mantiene la vigilancia contra las manifestaciones del culto a la personalidad, nuestro Partido, de una manera correcta, marxista-leninista, enseña el amor y el respeto por sus líderes. Asimismo, mientras respeta estrictamente la legalidad socialista, nuestro Partido y el Poder popular son severos con los enemigos de nuestra República Popular, con todos aquellos que tratan de liquidar las conquistas históricas de nuestro pueblo. (Fuertes aplausos)
 
El Partido del Trabajo de Albania se ha opuesto y se opone a la crítica de J.V. Stalin realizada en el XX Congreso y reiterada en el XXII Congreso, también por otras razones de principio.
 
De acuerdo con el punto de vista de nuestro Partido, J.V. Stalin, en toda su actividad teórica y práctica, ha sido y sigue siendo uno de los líderes y personalidades más destacados, no sólo de la Unión Soviética y el Partido Comunista de la Unión Soviética, sino también del movimiento obrero y comunista internacional, uno de los defensores más ardientes y uno de los teóricos más grandes del marxismo-leninismo. (Estruendosos aplausos. Todos se ponen de pie. Ovaciones). Su gran mérito histórico reside en el hecho de que durante muchos años fue el discípulo leal y el resuelto camarada de armas de V.I. Lenin en la lucha por el derrocamiento del zarismo y del triunfo de la gran Revolución Socialista de Octubre. Después de la muerte de Lenin, a la cabeza del Partido Comunista de la Unión Soviética, defendió fielmente al leninismo contra los ataques virulentos de trotskistas, bujarinistas, zinovievistas y otros enemigos, derrotándolos ideológica y políticamente. Como líder del Partido, J.V. Stalin realizó una gran contribución a la exitosa construcción del socialismo en la Unión Soviética y a la exitosa dirección de la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética contra el fascismo; desarrolló aún más el marxismo-leninismo en una serie de cuestiones importantes relativas a la sociedad socialista soviética y a la construcción del socialismo y el comunismo. Hizo una valiosa contribución a la consolidación del campo socialista y del movimiento comunista internacional, así como al desenmascaramiento del revisionismo moderno, personificado en el grupo revisionista y traidor de Tito. Por lo tanto, al evaluar la obra de J.V. Stalin, no hay duda de que los errores que pueda haber cometido durante los últimos años de su vida fueron parciales y no pueden servir de criterio para hacer una evaluación general de la persona de J.V. Stalin y su obra. En la evaluación general de la obra de J.V. Stalin, en primer plano están sus grandes méritos: su lucha por la defensa del leninismo, su lucha por la construcción del socialismo en la Unión Soviética, su lucha por la creación y fortalecimiento del campo socialista y la consolidación de la unidad del movimiento obrero y comunista internacional, su lucha consecuente contra el imperialismo, su política por la defensa de la paz y la coexistencia pacífica. Estas constituyen sus características principales como líder y como comunista. Tal ha sido y sigue siendo la firme posición del Partido del Trabajo de Albania, en relación con la evaluación de la obra de J.V. Stalin. (Aplausos)
 
La incorrecta posición de N. Jruschov en su crítica a J.V. Stalin radica en el hecho de que:
 
a) De manera unilateral y tendenciosa, exageró en gran medida los errores de Stalin, hasta el punto de lanzar calumnias fundamentales contra él. Stalin fue presentado casi como un “enemigo” de la Unión Soviética y del comunismo. Se le describió como “cruel”, “caprichoso”, déspota”, “asesino”, “sediento de sangreycriminal”, ante los cuadros del Partido y revolucionarios leales y probados; como un “inocentón” embaucado por los imperialistas y fascistas (Risas); como un hombre que cometía grandes “insensateces” en la teoría y la práctica, que “no tenía idea” de lo que pasaba en la Unión Soviética, que demostraba una “falta de respeto hacia la memoria de Lenin”, y muchos otros cargos de esa naturaleza. Las declaraciones aisladas hechas en el XX Congreso y después de él, en el sentido de que Stalin seguía siendo un distinguido comunista, etc., son enteramente formales y se hicieron para mitigar la mala impresión y la legítima indignación que esas acusaciones contra Stalin despertaron en los comunistas de todo el mundo. De hecho, ni en el XX Congreso ni hasta hoy, los dirigentes del Partido Comunista de la Unión Soviética y su propaganda han hecho ninguna valoración positiva del legado teórico de J.V. Stalin, para mostrar sus lados positivos y su contribución a la defensa y desarrollo del marxismo-leninismo. Esta actitud inhumana llegó a su clímax en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, donde no sólo se repitieron las acusaciones del XX Congreso, esta vez públicamente, sino que también se adoptó una decisión especial para retirar del mausoleo el cuerpo embalsamado de J.V. Stalin. Incapaz de denigrar a Stalin con argumentos de principio en el ámbito de la actividad teórica y práctica, con el fin de luchar contra Stalin, Jruschov está llevando la cuestión al nivel policial y está adoptando medidas para acabar con el cadáver de Stalin. Después de todas estas acciones, qué hipócritas suenan las palabras que N. Jruschov pronunció en enero de 1957:

“…cuando se trató de la revolución, de la defensa de los intereses de clase del proletariado, en la lucha revolucionaria contra nuestros enemigos de clase, Stalin defendió valiente e intransigentemente la causa del marxismo-leninismo… Sobre la cuestión principal y fundamental –y la cuestión principal y fundamental para los marxista-leninistas es la defensa de los intereses de la clase obrera, la causa del socialismo, la lucha contra los enemigos del marxismo-leninismo–, sobre esta cuestión principal y fundamental, quiera Dios, como se dice, que todo comunista sea capaz de luchar como Stalin luchó.” (Risas)
 
b) En el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética y en la propaganda soviética después del Congreso, N. Jruschov abordó unilateralmente la cuestión de la lucha contra el culto a la personalidad, olvidando la doctrina leninista acerca de las relaciones entre masas, clases, partidos y jefes. En su brillante libro “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, el gran Lenin habló de la necesidad de crear, en cada partido marxista, un grupo de dirigentes, más o menos permanente, compuesto de las personas más autorizadas, más influyentes y con más experiencia. Estos son los llamados jefes. Sin este liderazgo estable no se puede coronar con éxito la lucha de la clase obrera y su partido comunista. En contraste con estas claras enseñanzas de Lenin y con el pretexto de la lucha contra el culto a la personalidad, el XX Congreso contrapuso la democracia de masas al papel de los jefes. Es bueno recordar lo que V.I. Lenin escribió en relación con esto:
 
“Llegar… a contraponer, en términos generales, la dictadura de las masas a la dictadura de los jefes, es un absurdo ridículo y una necedad. Lo más divertido es que, de hecho, en el lugar de los antiguos jefes que se atienen a ideas humanas comunes sobre las cosas simples, se destaca (encubriéndolo con la consigna de “¡Abajo los jefes!”) a jefes nuevos que dicen soberanas tonterías y disparates.” (V.I. Lenin, Obras, vol. 31, p. 31, ed. albanesa.). [La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”]
 
N. Jruschov y su grupo utilizaron para sus objetivos anti-marxistas –y esto se está haciendo cada vez más claro– la supuestacrítica de principios” al culto a la personalidad de Stalin. No es nuestro asunto discutir cómo y por qué razón la utilizó a nivel interno (en la Unión Soviética y en el Partido Comunista de la Unión Soviética); sólo el Partido Comunista de la Unión Soviética puede juzgar esto. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que, al hablar de loscrímenes” cometidos en la época de Stalin –el “asesinato de gente inocente”, la “eliminación de miles de cuadros” mediante “falsos” procesos judiciales, el “régimen de terror”, descrito con un entusiasmo desenfrenado, en los colores más oscuros– y al poner estas cosas en conocimiento de la opinión pública internacional, N. Jruschov, de hecho, está prestando un pésimo servicio a la Unión Soviética y está complaciendo a los imperialistas y a todos los enemigos del comunismo. Alegando que los dirigentes albaneses “están echando lodo a la Unión Soviética”, N. Jruschov ha censurado a la dirección de nuestro Partido por la justa crítica, realizada en reuniones del Partido, de algunas acciones ilegales contra nuestro país.
 
Pero ¿cómo deberíamos llamar a su celo desenfrenado por ensombrecer toda una época gloriosa, la época de la construcción del socialismo en la Unión Soviética, por desacreditar ante los ojos de todo el mundo el prestigio de la Unión Soviética, presentándola como un país donde imperó el terror y los asesinatos, tal como la prensa burguesa reaccionaria la ha descrito y la describe en su propaganda? ¿No es él mismo quien, con sus acciones, está desacreditando a la Unión Soviética? ¿No es él, cuando propone que se erija en Moscú un monumento a lasvíctimas” del culto a la personalidad, quien está ofendiendo gravemente el heroísmo de los pueblos soviéticos, que en lucha contra los enemigos, internos y externos, y en lucha contra una serie de dificultades y obstáculos, bajo la dirección de su Partido Comunista encabezado por Stalin, sentaron las bases de la sociedad socialista y comunista en la Unión Soviética? Algunos llaman “autocrítica audaz” a este tipo de acciones. ¡Examinemos esto con más detenimiento, para ver cuánto de bueno y malo ha traído a la Unión Soviética y al movimiento comunista este tipo de “autocrítica audaz”!
 
Al hablar de las “iniquidades” y las “víctimas de la época del culto a la personalidad y al declarar que los diversos procesos judiciales habían sido farsas, N. Jruschov, sin tener en cuenta los errores que se pudieron haber cometido durante toda esta lucha, sigue siendo consistente con sus conceptos antimarxistas sobre el imperialismo y sus lacayos. En realidad, él le ha hecho un servicio al imperialismo, al presentarlo como inofensivo ante los países que están construyendo el socialismo, y está debilitando la vigilancia de sus pueblos en su lucha contra los agentes del imperialismo que han realizado y realizan una actividad perversa contra el campo socialista. N. Jruschov adoptó también la táctica del silencio ante el complot descubierto en nuestro país hace unos meses, organizado por los revisionistas yugoslavos, los monarco-fascistas griegos y la Sexta Flota de los Estados Unidos. Más aún, después de haber recomendado esta misma táctica a otros partidos hermanos, difundió la voz de que la conspiración era una invención, que los participantes en este complot eran “luchadores patriotas y honestos”, a quienes más tarde puso bajo su protección en su discurso de clausura del XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Entonces, de acuerdo con su lógica, el que lucha contra el imperialismo, el que lucha contra sus agentes, el que lucha por defender la libertad y la independencia de la patria socialista, es un agente del imperialismo. Y a la inversa, el que se levanta contra el Poder popular y contra el Partido, el que se pone al servicio de los enemigos del socialismo, es un “mártir”, un “buen patriota”, y es puesto bajo protección del líder del Partido Comunista de la Unión Soviética. Incluso erigirán monumentos a tales personas.
 
N. Jruschov utilizó la cuestión del culto de Stalin para destronar al leninismo, para preparar el terreno a la revisión del marxismo-leninismo y difundir sus puntos de vista oportunistas en las cuestiones más importantes del actual desarrollo mundial y en el movimiento comunista internacional. Esta acción y esta táctica no son nuevas ni originales. Trotsky también utilizó esta misma táctica en su lucha contra el leninismo. J.V. Stalin señaló:
 
“…Trotsky hace en sus escritos otro intento (¡uno más!) de preparar las condiciones para suplantar el leninismo por el trotskismo. Trotsky necesita, “a más no poder”, desacreditar al Partido, a sus cuadros, que realizaron la insurrección, para pasar de esta labor de descrédito del Partido a la labor de descrédito del leninismo. Y el descrédito del leninismo es necesario para meter de contrabando el trotskismo, como la “única” ideología “proletaria” (¡no va en broma!). Todo ello, naturalmente (¡oh, naturalmente!), se hace bajo la bandera del leninismo, para que la operación de meter el trotskismo de contrabando sea “lo menos dolorosa posible”. (J.V. Stalin, Obras, vol. 6, p. 361 , ed albanesa.). [“¿Trotskismo o leninismo?”]
 
N. Jruschov también utilizó la cuestión de Stalin para asestar un golpe a los elementos sanos marxista-leninistas en la dirección de los partidos comunistas y obreros de los diferentes países; para intimidar y, en caso de resistencia, incluso liquidar a cualquiera que se atreva a oponerse; para silenciar a los partidos y diversos líderes que no apoyan sus puntos de vista y políticas revisionistas. En síntesis, la cuestión del culto a la personalidad es utilizada como un espantajo para ejercer presión sobre los otros partidos y para liquidar a los dirigentes que no son del agrado de N. Jruschov. Estos objetivos que hasta hace poco ocultaba, cubriéndolos con una fraseología “marxista” y “principista”, los reveló abiertamente en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. En su discurso, Jruschov dijo: “Poner fin al culto a la personalidad significa básicamente que Shehu, Hoxha y otros renuncien a sus puestos dirigentes en el Partido y el Estado”. Y agregó: “Ellos no quieren hacer eso”.
 
Si tomamos en cuenta el hecho de que en el mismo discurso, como hemos mencionado anteriormente, toma bajo su protección y considera como patriotas a elementos anti-partido y agentes del imperialismo, a los participantes en el complot organizado por los imperialistas contra la República Popular de Albania, entonces uno comprende con claridad la lucha “de principios” de N. Jruschov contra el culto a la personalidad en Albania – ¡su gran preocupación! Él quiere liquidar a los líderes actuales de nuestro Partido y reemplazarlos con elementos anti-partido y cualquier conspirador y agente del imperialismo.
 
Que bajo el pretexto de la lucha contra el culto a la personalidad, N. Jruschov está tratando de destronar al leninismo con el fin de allanar el camino al revisionismo, se demuestra también por el hecho de que él no está preocupado en absoluto por la justa y principista lucha marxista-leninista contra el culto a la personalidad. Porque, si tal fuera el caso, dejando de lado sus palabras demagógicas, él no pudo dejar de darse cuenta de que en la actualidad en la Unión Soviética, cada día que pasa, se observan más y más manifestaciones del culto a la personalidad, del culto de su propia persona, y en las más abiertas y exaltadas formas. Así, difícilmente se puede encontrar una edición de los periódicos soviéticos ilustrados que no contenga fotografías de N. Jruschov; las páginas de la prensa soviética están llenas de citas de sus discursos, él es el único que habla en todas partes y sobre todas las cuestiones; toda una película está dedicada a su vida, y otras películas a sus visitas a diversos países del mundo; discursos y escritos le hacen numerosos elogios, atribuyéndole personalmente los más grandes éxitos del pueblo soviético en el campo del desarrollo de la industria, la ciencia y la tecnología. Se están haciendo grandes esfuerzos, a toda prisa, para presentar a Jruschov no sólo como un “gran estratega militar”, sino también casi como un “arquitecto” de la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. (Risas)
 
Entonces, ¿dónde están esos principios de N. Jruschov en relación con la lucha contra las manifestaciones del culto a la personalidad, que pregona tan ruidosamente en su lucha sin principios contra otros partidos hermanos y sus dirigentes?
 
Esta es la razón, camaradas, por la que nuestro Partido no ha estado de acuerdo y no está de acuerdo hoy con los líderes soviéticos, en la cuestión de sus críticas hacia Stalin. 
 
Fragmento extraído de: Enver Hoxha, “Speech Delivered at the Celebration of the 20th Anniversary of the Founding of the Albanian Party of Labor and the 44th Anniversary of the Great October Socialist Revolution”, Zëri i Popullit, 8 de noviembre de 1961, publicado en William E. Griffith, “Albania and the Sino-Soviet Rift”, The MIT Press, Cambridge, Massachussets, 1963.
 
Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Facundo Borges.
 


Nota del traductor: 
 
El texto del discurso de Enver Hoxha del 7 de noviembre de 1961 también se puede encontrar en “The Party of Labor of Albania in Battle with modern Revisionism. Speeches and Articles”, Tirana, 1972. Hemos preferido tomar la edición más antigua que hemos encontrado de ese discurso.
 
En el caso de las citas de Lenin y Stalin en este fragmento, se han copiado las correspondientes de las versiones en español de La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo” del tomo XI de las Obras Escogidas en 12 tomos, y de ¿Trotskismo o leninismo? del tomo VI de las Obras Completas, respectivamente.
 
 
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