El
concepto de democracia popular fue objeto de estudio de los académicos soviéticos
a principios de los años 1950. Por supuesto, el tema no era nuevo entre los marxistas.
La teoría de las etapas de la revolución proletaria tiene sus orígenes en Marx
y Engels. Más tarde, Lenin la desarrolló bajo las condiciones del imperialismo.
Desde entonces cada revolución ha contribuido a la comprensión, síntesis y
desarrollo de la teoría de la revolución ininterrumpida por etapas.
El
desarrollo de procesos revolucionarios en países mucho más atrasados de lo que
fue Rusia en 1917 –concretamente en los países de Oriente– plantearon a la III
Internacional la necesidad de insistir en que se observen las particularidades
nacionales de cada país en la aplicación de las directrices y la obligación de
entender de qué forma la teoría marxista-leninista encontraba su aplicación en latitudes
donde no existía clase obrera o este era incipiente.
Todos
partían de las tesis de Lenin y Stalin y las de la III Internacional sobre la revolución
en países coloniales y dependientes. La revolución china confirmó estas tesis
revolucionarias y a su vez permitió desarrollarlas aún más, estableciendo
puntos de referencia significativos para otros países de poco desarrollados. Asimismo, las revoluciones albanesa,
vietnamita y otras confirmaron la validez de las tesis marxista-leninistas de la revolución.
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Fuente: “On the character and specific features of people's democracy in the countries of the East”. Traducido del ruso por “Inter”. Publicado en revolutionarydemocracy.org
Particular atención, obviamente,
mereció la forma en que se desarrolló la primera etapa de la revolución, la
revolución democrática, en aquellos nuevos países que desarrollaron movimientos
revolucionarios antiimperialistas y antifeudales, y triunfaron. Partes constitutivas
de esta etapa democrático-popular de la revolución son por supuesto la
dictadura democrático-popular y la organización de la economía de los países de
democracia popular.
La dictadura democrático-popular era y
es una derivación directa de la “dictadura
democrático-revolucionaria del proletariado y del campesinado” que Lenin
enunciara, especialmente en sus “Dos Tácticas”.
Esta dictadura democrático-popular, dirigida por el proletariado y basada en la
alianza obrero-campesina, es una forma de la dictadura del proletariado que
toma cuerpo en países atrasados en los que las condiciones históricas, económicas,
sociales y políticas plantean la necesidad de permitir y estimular durante un
tiempo formas no socialistas de producción, incluyendo formas capitalistas.
Esto significa que la base social del frente único que dirige el proletariado
en esta revolución democrática es tan amplia que puede incluir a elementos
burgueses y pequeñoburgueses mientras éstos coincidan con los intereses del
proletariado.
Esto se reflejará en la estructura económica,
social y política del régimen de democracia popular hasta que maduren las condiciones
materiales y subjetivas que permitan y exijan que la clase obrera plantee las
tareas estrictamente proletarias y realice la transformación de la revolución democrática
en socialista, expropiando completamente a la burguesía e iniciando su liquidación
como clase, tanto en la ciudad como en el campo, para establecer plenamente la
propiedad socialista de los medios de producción en sus dos formas conocidas.
En 1919, dirigiéndose a los comunistas
de Oriente, Lenin les decía que ellos enfrentaban una tarea que hasta ese
momento los comunistas no habían afrontado, la de adaptar la teoría general y
la práctica del comunismo a las condiciones especificas en las que la mayoría de
la población es campesina, luchando tanto contra el capitalismo como contra las
supervivencias feudales. La experiencia de la revolución china enriqueció la teoría
de la revolución y dio luces para la aplicación creadora del marxismo-leninismo
en otros países. De manera especial, Stalin y la III Internacional
establecieron las líneas generales de la revolución china, su programa, su carácter,
sus etapas, su estrategia, sus fuerzas motrices, su fuerza dirigente, el papel
del ejército revolucionario, sobre los órganos de poder, etc. Estas sirvieron de base para que el
PCCh y sus dirigentes aplicaran, enriqueceran y desarrollaran esas líneas generales, nutriéndola de todo lo que la experiencia revolucionaria les ofrecía.
La experiencia china permitió hacerlo con creces, permitió resolver muchos problemas planteados
que esperaban solución en el crisol de la lucha revolucionaria. No es casual
que al PCCh y a su líder Mao Zedong les cupiera esta tarea.
La importancia de la revolución china y
las lecciones al proletariado del mundo entero se derivaron de los hechos
particulares de la situación internacional e interna de China, que se resumen
en el hecho de que la revolución China es la revolución más importante después de
la revolución de Octubre.
A veces se comete el error de decir que
la “revolución democrático-popular”, el sistema de democracia popular y la
dictadura democrático-popular son creación de Mao Zedong. Esto se hace
generalmente, desde el lado maoísta, para acentuar la contribución teórica y
original de Mao al marxismo-leninismo. También se comete este error –al combatir con razón
la teoría maoísta de la “nueva democracia” como ajena al marxismo– criticando como
maoístas también cuestiones de la revolución y de la dictadura que son propias
del marxismo-leninismo. No se puede desconocer que la revolución china y Mao
han contribuido más que nadie al tratamiento de este problema y han aportado
tesis y lecciones al acervo del marxismo-leninismo. Lo notable hubiera sido que
no lo hicieran. Sin embargo, junto a las aportaciones también existen errores sustanciales
que impidieron que la transformación de la revolución democrática en revolución
socialista se desarrollara con apego a la teoría y la práctica marxista-leninista
de la revolución socialista, y llevara en su seno las semillas de su propio
fracaso, materializado en la restauración capitalista por acción de
seudocomunistas que nunca pasaron de ser demócratas burgueses.
El artículo que a continuación presentamos
es una amplia nota de prensa que relata los términos en que académicos soviéticos
discutían la experiencia de la democracia popular en los países de Oriente, a principios de la década de 1950.
Aunque no es exhaustivo en su explicación nos revela a grandes rasgos las características
que más llamaban la atención sobre el sistema de democracia popular en esos
países.
Sobre el
carácter y las características específicas de la democracia popular en los
países de Oriente
(1952)
Del 12 al 23 de noviembre de 1951, en el Instituto de Estudios Orientales
de la Academia de Ciencias de la URSS, se celebró una conferencia científica dedicada
a la discusión de la cuestión del carácter y las características específicas
del sistema de democracia popular en los países de Oriente. La conferencia fue
organizada por el departamento de historia del Consejo Científico del Instituto
de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de la URSS y por el
departamento de economía y política de países extranjeros de la Academia de
Ciencias Sociales adjunto al CC del PCUS (b). La conferencia se inició con la exposición
del miembro de la Academia de Ciencias de la URSS E.M. Zhukov sobre el tema “Las características específicas de las
democracias populares en Oriente”.
El orador señaló que el camino hacia el socialismo a través de la
democracia popular es aplicable tanto a los países capitalistas desarrollados
como a los países coloniales y dependientes subdesarrollados. A pesar de las
condiciones particulares que determinaron la creación y el desarrollo de los
regímenes de democracia popular en cada uno de estos países, a pesar de las
diferencias sustanciales en su nivel de desarrollo económico y cultural, los
cuatro Estados de democracia popular establecidos por los pueblos de Oriente –la
República Popular de China, la República Popular de Mongolia, la República
Popular Democrática de Corea y la República Democrática de Vietnam– constituyen
sin embargo un grupo único de países orientales de democracia popular. La
principal peculiaridad de las democracias populares de los países orientales consiste
en el hecho de que en China, Mongolia, Corea y Vietnam, la democracia popular
en esta etapa de desarrollo cumple las tareas de la revolución democrática
burguesa y antifeudal, no plantea la perspectiva inmediata de la construcción
del socialismo y, por lo tanto, no cumple con las funciones de la dictadura del
proletariado.
La principal razón de este estado de cosas se basa en el hecho de que estos
países han estado hasta hace poco bajo el yugo colonial que impedía su
desarrollo económico y la liquidación de los remanentes más bárbaros del
feudalismo, que azotaban principalmente a los campesinos que constituyen la
mayoría de la población en Asia. La superación del atraso económico y cultural
derivado de la antigua opresión colonial, requiere un periodo relativamente
largo de transformación. No es posible forzar el ritmo de las reformas
democrático-burguesas, de la forma en que se hizo en las democracias populares europeas,
que, a pesar de haber sido objeto de la opresión imperialista en el pasado, no
experimentaron sin embargo una dominación colonial tan larga. La necesidad de superar
los efectos de la esclavitud capitalista, tan íntimamente ligada a la opresión
feudal, determina el carácter del
régimen democrático popular en los países de Oriente. Las democracias
populares de Oriente tienen un carácter abierto antiimperialista y antifeudal y
se basan en una amplia coalición de fuerzas antiimperialistas y antifeudales, que
no sólo abarcan a los obreros y campesinos, sino también la pequeña burguesía
urbana y a todos aquellos grupos sociales que puedan estar por la defensa de la
independencia nacional de la agresión externa de los imperialistas y por la
lucha antifeudal de los campesinos. Al hablar de los países orientales de
democracia popular en su conjunto, no debe olvidarse las diferencias que
existen entre ellos. Para abordar la cuestión de las particularidades y el
carácter de las democracias populares en Oriente, hay que recordar los tres
principios tácticos básicos del leninismo, formulados por J.V. Stalin en 1927,
en su obra “Notas
sobre temas de actualidad” [J.V. Stalin, Obras Completas, t. 9].
El orador revisó las principales características de los Estados de democracia
popular en Oriente –la República Popular de Mongolia, la República Democrática
Popular de Corea, la República Democrática de Vietnam y la República Popular de
China– y subrayó la necesidad de tener en cuenta las peculiaridades de cada
país y lo inaceptable de abordarlos por igual.
El orador se refirió en especial a la situación en la República Popular de
China, en particular al nivel de éxito que el Partido Comunista ha alcanzado en
la creación del frente único democrático popular y en la reforma agraria. La
experiencia de la revolución china tiene una gran importancia. Los documentos
del Partido Comunista de la India y del Partido del Trabajo de Vietnam son
testimonio de la fecunda influencia de la revolución china. Pero debe recordarse
el primer principio del leninismo, el principio de tener en cuenta las
peculiaridades nacionales y las características específicas de cada país; sería
arriesgado considerar a la revolución china como una especie de “modelo” para
la revolución democrática popular en otros países asiáticos. En particular,
sería difícil imaginar que otros países de Oriente que siguen el camino de la
democracia popular, puedan contar con la gran ventaja de la revolución china,
encarnada por su ejército revolucionario.
Por supuesto, esto no implica que los pueblos progresistas de India, Indonesia
o cualquier otro país de Oriente no deban tomar en cuenta la experiencia de la
revolución china y la experiencia de la Revolución de Octubre en Rusia para
resolver miles de problemas. Común a todos los países de democracia popular en Oriente
y Occidente es el despertar de las amplias masas populares, su lucha activa
bajo la dirección de la clase obrera, bajo la bandera del leninismo, por la
democracia, la paz y el socialismo. La criminal agresión del imperialismo norteamericano
contra Corea y las políticas colonialistas agresivas del imperialismo británico
en el Medio Oriente, han despertado los sentimientos antiimperialistas de
cientos de millones de personas en Asia.
Esto crea las condiciones para la formación de un amplio frente
antiimperialista que comprenda, como dice el programa del Partido Comunista de
la India, a “millones de masas de obreros, campesinos, intelectuales
trabajadores, clases medias, así como a la burguesía nacional interesada en la libertad y la independencia de su país y en la
creación de condiciones para una vida digna”.
La experiencia del movimiento de liberación nacional muestra que la
creación de un frente único
antiimperialista tiene una importancia primordial para el éxito de la lucha
por la independencia en los países coloniales. Este frente es más poderoso
mientras más campesinos, que constituyen la mayoría de la población de los
países coloniales, estén involucrados en la lucha antiimperialista. La solución
de la cuestión agraria y la lucha contra el feudalismo y los remanentes
feudales son los elementos más importantes en el movimiento de liberación
nacional en los países coloniales y semicoloniales.
El orador refiriéndose a varias declaraciones de Lenin con respecto a las
tareas del movimiento revolucionario en los países atrasados, señaló que la
lucha por la liquidación de los remanentes feudales era y sigue siendo la principal tarea del proletariado y de
los partidos comunistas en los países oprimidos por el imperialismo.
En cuanto a la cuestión de la posibilidad de la formación de un bloque o
incluso de una plataforma unificada con la burguesía
nacional en los países dependientes, el orador examinó el concepto de
burguesía nacional, que excluye a la burguesía compradora estrechamente
vinculada con el imperialismo, y divide a la burguesía nacional en gran
burguesía y burguesía media. La primera está estrechamente ligada a los terratenientes
y es propensa a un compromiso con el imperialismo, por lo que es un miembro
transitorio y poco fiable del frente único.
La ampliación sin precedentes del frente antiimperialista en Asia plantea
agudamente la cuestión de la necesidad de incrementar el papel dirigente de la clase obrera, la clase que tiene la hegemonía
en las revoluciones de liberación nacional, y el fortalecimiento de su alianza
con el campesinado. La alianza de la
clase obrera y el campesinado es la base del frente antiimperialista en los
países de Oriente.
El éxito de los países de democracia popular de Asia y el impulso general
del movimiento de liberación nacional en Oriente dan testimonio de la
consolidación del papel del proletariado. Los partidos comunistas y obreros (o del trabajo) en varios países de
Asia ya disfrutan del reconocimiento como fuerza política dirigente de millones
de trabajadores. Pero las exigencias hacia la dirección del proletariado están
en constante crecimiento, no sólo en los países de democracia popular, sino
también en las colonias y semicolonias de Oriente.
El gran respeto y reconocimiento a la Unión Soviética y al camarada Stalin
inspira a las grandes masas de los países orientales en su lucha por la
democracia popular, por la liberación nacional y por la paz. En el debate sobre
el informe presentado por E.M. Zhukov, intervinieron 16 personas: miembro de la
Academia de Ciencias de Tayikistán I.S. Braginski, PhD, A.M. Dyakov y G.N.
Voitinski, licenciado en ciencias I.Y. Zlatkin, B.N. Nikiforov, A.N. Yzhyanov,
A.I. Stadichenko, P.P. Staritsina, L. A. Sikiryanskaya, G.B. Erenburg, V.V.
Balabushevich, G.V. Astafyev, A.N. Jeifets, coronel A.A. Martínov, aspirante a
la Academia de Ciencias Sociales del CC del PCUS(b) Yu.P. Nasenko y un funcionario
del Instituto de Estudios Asiáticos de la Academia de Ciencias de la URSS, G.I.
Levinson.
Los camaradas que intervinieron en el debate plantearon varias cuestiones
no sólo relacionadas con la cuestión de la definición del carácter y las peculiaridades
de las democracias populares en Oriente, sino también con la historia de su
creación y desarrollo y las perspectivas futuras para la transformación de las
revoluciones democráticas populares en revolución socialista.
Las principales cuestiones objeto del debate fueron:
1.
Las características
generales comunes a las democracias populares en Occidente y Oriente, y sus
peculiaridades en los países de Oriente;
2.
Las características
particulares del sistema de democracia popular en los países en que no hay o no
hubo clase proletaria en el momento del establecimiento del poder popular;
3.
Los orígenes de la forma
democrática popular de poder político;
4.
La importancia de la
revolución china y los diferentes caminos para la aplicación de su experiencia
en otros países de Oriente;
5.
La cuestión de la vía no
capitalista de desarrollo, en relación con a China y la India;
6.
La cuestión de la elevación
de la revolución democrática popular en revolución socialista.
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“Izvestiya Akademii Nauk SSSR”, Seriya
Istorii i Filosofii, vol. IX, nº 1 (1952) pp. 80-87.
Fuente: “On the character and specific features of people's democracy in the countries of the East”. Traducido del ruso por “Inter”. Publicado en revolutionarydemocracy.org
Traducido
para “Crítica Marxista-Leninista” por
Ykv.Pk.