miércoles, 1 de enero de 2014

Las posiciones oportunistas del PCCh durante los años 1960-1964

Las diferencias entre el PTA y el PCCh databan desde mucho antes de la abierta ruptura entre los dos partidos a mediados de la década de 1970. Aparte de las comunicaciones, cartas y reuniones privadas en las que se expusieron los puntos de vistas divergentes, éstos eran evidentes en los documentos públicos de ambos partidos. Sólo los desinformados y los interesados en llevar agua para su molino pueden afirmar que el PTA los sorprendió cuando inició su denuncia del revisionismo chino como variante del revisionismo moderno; sólo la ignorancia y el oportunismo pueden decir que las posiciones del PTA eran "novedosas" y que "nunca" habían sido expresadas antes de la abierta crítica del revisionismo chino. Las posiciones oportunistas, los errores y las vacilaciones del PCCh ya se habían puesto de manifiesto incluso antes del XX Congreso del PCUS de 1956, y muchas de ellas se mantuvieron en el periodo de lucha contra el revisionismo soviético. Presentamos a continuación un breve artículo que nos ayuda a introducirnos en las posiciones oportunistas del PCCh durante el periodo 1960-1964. 
 

Las posiciones oportunistas de la dirección china hacia el revisionismo jruschovista
durante los años 1960-1964
Selim Beqiri
(1981) 

A principios de la década 1960, mientras desarrollaba una lucha firme e implacable contra el revisionismo moderno, enfrentándose abnegadamente a su fuego y a su presión en todos los aspectos, el PTA también observaba con preocupación y combatía las posiciones oportunistas, eclécticas y contradictorias, y los estrechos intereses nacionalistas de la dirección china en relación con los revisionistas jruschovistas. 

Estas posiciones se pusieron de manifiesto después del XX Congreso del PCUS, cuando la dirección china apoyó públicamente a Jruschov en la campaña para denigrar a Stalin, y, además, arrojó fango a la obra de Stalin, al declarar que «los comunistas chinos tienen una larga y amarga experiencia de algunos errores de Stalin» («Polémica sobre la línea general del movimiento comunista internacional», Pekín, 1965); cuando apoyó sin reservas la condena del grupo «antipartido» de Molotov; cuando llamó a los revisionistas yugoslavos «buenos marxistas», y fue la primera y única dirección partidaria en invitarlos a su congreso, el VIII, que planteó tesis incorrectas, revisionistas y antimarxistas. 

Sin embargo, estas posiciones se hicieron aún más pronunciadas, durante y después de la década de 1960. Nos detendremos brevemente en algunas de estas posiciones en los años 1960-1964.

1. La posición del PC de China en las Reuniones de Bucarest y Moscú del año 1960, se caracterizó por su cobardía y notables vacilaciones; no respondió al ataque jruschovista con el mismo tono sino que llevó a cabo una lucha pasiva; negó las acusaciones pero no atacó. En esta reunión, la delegación de China aplicó la táctica de «responder a las acusaciones». 

Esta táctica fue especialmente evidente en las reuniones de la comisión de 26 partidos para redactar y editar la declaración conjunta. A pesar de que la lucha entre las dos líneas opuestas en las filas del movimiento obrero y comunista se había hecho inevitable, el delegado chino insistió: «Nosotros no debemos empezar la polémica» (De las actas de la reunión de la delegación del PTA con la delegación china, Moscú, 1 de octubre de 1960, ACP), «que ellos den el primer paso y les respondemos». 

Analizando con atención estas posturas, el camarada Enver Hoxha llegó a la conclusión de que «los chinos no están llevando las cosas hasta el fin» y propuso la tarea inmediata de librar una persistente lucha contra las tesis revisionistas. 

La postura de los chinos se ajustaba a los intereses de los revisionistas jruschovistas, porque, después de su primera derrota inesperada en Bucarest, éstos querían ganar tiempo para recobrar el ánimo y consolidar sus posiciones. Pero la postura militante del PTA arruinó sus planes. En la Reunión de Moscú, el revisionismo moderno recibió un golpe demoledor. Sin embargo, la delegación china demostró actitudes oportunistas hacia las evaluaciones incorrectas que se mantuvieron en la Declaración: como la evaluación del XX Congreso del PCUS, cuando los chinos «argumentaron» que «si no aceptamos esto vamos a aparecer ante todos como los responsables de la escisión» (Hysni Kapo, Obras Escogidas, t. 2, p. 645, ed. albanesa); o hacia las tesis pacifistas sobre el sistema colonialista, cuando los chinos aconsejaron que «no debemos hablar en absoluto», con el pretexto de que «no debemos ponernos en oposición a algunos partidos de los países recién liberados». (De las actas de la reunión de la delegación del PTA con la delegación china, Moscú, 1 de octubre de 1960, ACP). 

2. La Reunión de los 81 partidos en Moscú marcó la ruptura definitiva entre los marxista-leninistas y los revisionistas jruschovistas. Después de esto, el movimiento obrero y comunista internacional entró en una nueva etapa en la que la lucha por acabar con el revisionismo soviético y la polémica abierta con él se hicieron obligaciones históricamente necesarias. 

En el XXII Congreso del PCUS, Jruschov atacó públicamente y con saña al Partido del Trabajo de Albania. La posición oportunista de los dirigentes chinos también se manifestó allí, abierta y públicamente. Zhou Enlai, el jefe de la delegación china, no respondió al ataque con el ataque, se sintió satisfecho con una crítica que describía como incorrecto sólo el hacer públicas las contradicciones entre los dos partidos, y desde la tribuna del Congreso hizo un llamamiento para ¡poner fin a la polémica! 

La tendencia a silenciar las cosas, el «consejo» y el llamado a poner fin a las polémicas abiertas, constituyen la característica principal de las posiciones chinas en esta etapa. Era cada vez más evidente que la dirección china no estaba a favor de una lucha resuelta y de principios contra los revisionistas jruschovistas. Justificaba esto con su supuesto objetivo de «evitar la ruptura de la unidad» y de no permitir que Jruschov se pasara a los imperialistas y «capitulara ante ellos, porque los pueblos soviéticos estarían involucrados». En respuesta a la postura oportunista de los chinos, el PTA lanzó la consigna revolucionaria: «¡No cesar la polémica, de ninguna manera. Fuego hasta el final contra los revisionistas soviéticos!» 

3. Después de que los dirigentes chinos fracasaran en su abierto intento de poner fin a la polémica, fueron insistentes en sus demandas para la reconciliación con los jruschovistas, especialmente durante 1963. Cuando los tiempos exigían encontrar métodos más eficaces para luchar contra el revisionismo, Mao Zedong y compañía se hundían más y más en el lodazal del oportunismo. Sus posiciones asumieron un acentuado carácter ecléctico y se expresaron en consignas completamente demagógicas y conciliadoras. 

Bajo consignas como «hay que tomar la iniciativa», «mantener la bandera de la unidad en nuestras manos», etc., los dirigentes chinos, a espaldas del PTA y sin consultar con él, llegaron al extremo de proponer a los jerarcas del Kremlin una reunión ¡«para limar las diferencias»! Haciendo malabarismos con la filosofía maoísta, al decir «…actuamos con dos manos: una para la lucha con los camaradas que incurren en errores y la otra para la unidad con ellos» (Mao Zedong, Obras Escogidas, t. V, pág. 563,  Beijing, 1977), la dirección china fue aún más lejos en su camino oportunista. Lanzó la consigna de la creación de «un frente antiimperialista que incluya a los revisionistas». Éste era el rumbo que el PC de China seguía. «Formar un ‘frente antiimperialista con los revisionistas modernos’», escribió el camarada Enver Hoxha en ese momento, «significa que los marxistas-leninistas se conviertan en Don Quijotes y desarrollen un ‘recio combate contra los molinos de viento’, que lleven a cabo una ‘lucha’ contra el imperialismo, que no huele ni a política ni a ideología marxista-leninista». (Enver Hoxha, «Reflexiones sobre China», vol. 1, p. 132). 

4. Maniobras para desviar la atención de la lucha contra el revisionismo moderno y miopía política constituye otra de las características de los posiciones de los chinos durante este periodo. 

En el verano de 1964, en el momento en que los comunistas y los revolucionarios debían haber estado concentrando el fuego de su artillería pesada en la gran traición de los revisionistas jruschovistas, Mao Zedong súbitamente levantó reivindicaciones territoriales contra la Unión Soviética, haciendo gala, de este modo y abiertamente, de su chovinismo  de gran Estado. Más aún, con esta acción, China, que pasaba por ser un país socialista, incitaba a la guerra en Europa, neutralizaba la lucha ideológica contra la traición jruschovista y atacaba injustamente a Stalin. 

5. El pragmatismo discurría las posiciones de la dirección china: todo tenía que estar subordinado a su política, aunque esto estuviera en oposición al marxismo-leninismo y en detrimento del socialismo. Esto se puso de manifiesto sobre todo después de la caída de Jruschov. Mientras Moscú la anunciaba como una medida derivada de la «estricta adhesión a los principios leninistas», Pekín la describía como un «cambio radical en la política de la dirección soviética». De hecho, era más una táctica de los revisionistas para evitar quedar totalmente desacreditados. La dirección china intentó explotar la caída de Jruschov para sus propios fines. Engañándose a sí mismo de que los nuevos jerarcas de Moscú se convertirían en sus vasallos, Mao Zedong no sólo elogió su ascenso al poder, sino que se apresuró a enviar a Zhou Enlai como su «campeón» para hablar con ellos «acerca de la lucha contra el enemigo común – el imperialismo». 

Impulsada por su megalomanía pequeñoburguesa y su espíritu de gran Estado y chovinismo de gran partido, la dirección china trató también de imponer esta posición a nuestro Partido, ya que ésta era supuestamente una «ocasión propicia para extender la mano de amistad» ¡a los soviéticos! El PTA no sólo no fue a «Canossa» sino que, de forma fraternal, aconsejó a los dirigentes chinos a no dar ese paso equivocado y les pidió que continuaran la lucha de principios «hasta que el revisionismo sea finalmente enterrado como ideología». (Carta del CC del PTA dirigida al CC del PC de China, 5 de noviembre de 1964, ACP.) No obstante, Zhou Enlai fue a Moscú, donde sufrió una completa derrota. 

En las condiciones de aquella época, la China de Mao Zedong no podía salir abiertamente con sus objetivos, ya que una serie de factores se lo impedían. 

Primero, tenía puesto el manto de país «socialista». La dirección china necesitaba tiempo para realizar el cambio. Tenía que trabajar a las personas comunes y corrientes con el fin de debilitar y eliminar su apoyo al socialismo.

Segundo, como consecuencia de las vacilaciones oportunistas, largamente cultivadas, de Mao Zedong, la situación interna en China todavía no se había estabilizado. Como es sabido, durante y después de la década 1960 hubo muchos disturbios en China. La tradicional lucha por el poder entre los distintos clanes se había agudizado. Por lo tanto, la dirección china tenía que prestar más atención a la lucha en sus propias filas que a la aplicación concreta de su plan estratégico. 

Tercero, con la política de puertas cerradas que seguía, aún no había logrado romper el cerco diplomático. Los países capitalistas la habían aislado, y este aislamiento continuó hasta que se convencieron de que China no era «comunista» ni «roja», como decía ser. 

Cuarto, la dirección china no había creado su reserva política y económica, aún no había penetrado en los países de Asia, África y América Latina. Sin esta reserva, no podía fortalecerse. Tomar la parte «que le correspondía» en este campo era el principal objetivo de la «teoría» china de los «tres mundos», que se daría a conocer ruidosamente en años posteriores. 

Quinto, aún no había creado y consolidado su alianza con los EE.UU. En estas condiciones, la exacerbación de sus relaciones con la Unión Soviética, o la ruptura con ella,  habría dado lugar a que China estuviera privada de la ayuda de la que tenía gran necesidad. Esto explica la táctica china de «sentarse en la cerca» en sus relaciones con los revisionistas soviéticos. 

En ese momento, el PTA aún no había llegado a la conclusión de que estas posiciones eran el resultado de la línea general del PC de China, por lo que, de manera fraternal, a través de los canales partidarios, y cuando era necesario, incluso en la prensa, pero sin mencionar nombres, criticó estos errores y llamó la atención de los dirigentes chinos hacia ellos. 

Más tarde, sin embargo, cuando los líderes chinos salieron abiertamente con su política de acercamiento y colaboración con el imperialismo, el PTA quedó plenamente convencido de que, incluso en sus antiguas posiciones, los chinos no habían procedido según el objetivo revolucionario de defender el marxismo-leninismo y el comunismo mundial, sino de acuerdo con sus estrechos intereses nacionalistas, chovinistas y hegemonistas. No mucho tiempo después de esto, el PTA desenmascaró y combatió con firmeza esta otra variante del revisionismo, tal como lo hizo con la variante soviética.


Fuente: Instituto de Estudios Marxista-Leninistas, Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, «Soviet Revisionism and the Struggle of the PLA to Unmask It», The «8 Nëntori» Publishing House, Tirana, 1981, págs. 106-112.
 

Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Ykv.Pk.