Las diferencias entre el PTA y el PCCh databan desde mucho antes de la abierta ruptura entre los dos partidos a mediados de la década de 1970. Aparte de las comunicaciones, cartas y reuniones privadas en las que se expusieron los puntos de vistas divergentes, éstos eran evidentes en los documentos públicos de ambos partidos. Sólo los desinformados y los interesados en llevar agua para su molino pueden afirmar que el PTA los sorprendió cuando inició su denuncia del revisionismo chino como variante del revisionismo moderno; sólo la ignorancia y el oportunismo pueden decir que las posiciones del PTA eran "novedosas" y que "nunca" habían sido expresadas antes de la abierta crítica del revisionismo chino. Las posiciones oportunistas, los errores y las vacilaciones del PCCh ya se habían puesto de manifiesto incluso antes del XX Congreso del PCUS de 1956, y muchas de ellas se mantuvieron en el periodo de lucha contra el revisionismo soviético. Presentamos a continuación un breve artículo que nos ayuda a introducirnos en las posiciones oportunistas del PCCh durante el periodo 1960-1964.
Las posiciones oportunistas de la dirección china hacia el revisionismo
jruschovista
durante los años 1960-1964
Selim Beqiri
(1981)
A principios de la década 1960, mientras desarrollaba
una lucha firme e implacable contra el revisionismo moderno, enfrentándose abnegadamente
a su fuego y a su presión en todos los aspectos, el PTA también observaba con
preocupación y combatía las posiciones oportunistas, eclécticas y
contradictorias, y los estrechos intereses nacionalistas de la dirección china
en relación con los revisionistas jruschovistas.
Estas posiciones se pusieron de manifiesto después del
XX Congreso del PCUS, cuando la dirección china apoyó públicamente a Jruschov
en la campaña para denigrar a Stalin, y, además, arrojó fango a la obra de
Stalin, al declarar que «los comunistas chinos tienen una larga y amarga
experiencia de algunos errores de Stalin» («Polémica
sobre la línea general del movimiento comunista internacional», Pekín, 1965);
cuando apoyó sin reservas la condena del grupo «antipartido» de Molotov; cuando
llamó a los revisionistas yugoslavos «buenos marxistas», y fue la primera y
única dirección partidaria en invitarlos a su congreso, el VIII, que planteó tesis
incorrectas, revisionistas y antimarxistas.
Sin embargo, estas posiciones se hicieron aún más
pronunciadas, durante y después de la década de 1960. Nos detendremos
brevemente en algunas de estas posiciones en los años 1960-1964.
1. La
posición del PC de China en las Reuniones de Bucarest y Moscú del año 1960,
se caracterizó por su cobardía y notables
vacilaciones; no respondió al ataque jruschovista con el mismo tono sino que
llevó a cabo una lucha pasiva; negó las acusaciones pero no atacó. En esta
reunión, la delegación de China aplicó la táctica de «responder a las acusaciones».
Esta táctica fue especialmente evidente en las
reuniones de la comisión de 26 partidos para redactar y editar la declaración
conjunta. A pesar de que la lucha entre las dos líneas opuestas en las filas
del movimiento obrero y comunista se había hecho inevitable, el delegado chino
insistió: «Nosotros no debemos empezar la polémica» (De las actas de la reunión de la delegación del PTA con la delegación china,
Moscú, 1 de octubre de 1960, ACP), «que ellos den el primer paso y les respondemos».
Analizando con atención estas posturas, el camarada
Enver Hoxha llegó a la conclusión de que «los chinos no están llevando las cosas hasta el
fin» y propuso la tarea inmediata de librar una persistente lucha contra
las tesis revisionistas.
La postura de los chinos se ajustaba a los
intereses de los revisionistas jruschovistas, porque, después de su primera
derrota inesperada en Bucarest, éstos querían ganar tiempo para recobrar el
ánimo y consolidar sus posiciones. Pero la postura militante del PTA arruinó
sus planes. En la Reunión de Moscú, el revisionismo moderno recibió un golpe
demoledor. Sin embargo, la delegación china demostró actitudes oportunistas
hacia las evaluaciones incorrectas que se mantuvieron en la Declaración: como la evaluación del XX
Congreso del PCUS, cuando los chinos «argumentaron» que «si no aceptamos esto
vamos a aparecer ante todos como los responsables de la escisión» (Hysni Kapo, Obras Escogidas, t. 2, p. 645, ed. albanesa);
o hacia las tesis pacifistas sobre el sistema colonialista, cuando los chinos
aconsejaron que «no debemos hablar en absoluto», con el pretexto de que «no
debemos ponernos en oposición a algunos partidos de los países recién liberados».
(De las actas de la reunión de la
delegación del PTA con la delegación china, Moscú, 1 de octubre de 1960, ACP).
2. La Reunión de los 81 partidos en Moscú marcó la
ruptura definitiva entre los marxista-leninistas y los revisionistas
jruschovistas. Después de esto, el movimiento obrero y comunista internacional entró en una nueva etapa en la que la lucha
por acabar con el revisionismo soviético y la polémica abierta con él se hicieron
obligaciones históricamente necesarias.
En el XXII Congreso del PCUS, Jruschov atacó
públicamente y con saña al Partido del Trabajo de Albania. La posición
oportunista de los dirigentes chinos también se manifestó allí, abierta y públicamente. Zhou Enlai, el
jefe de la delegación china, no respondió al ataque con el ataque, se sintió
satisfecho con una crítica que describía como incorrecto sólo el hacer públicas las contradicciones entre los dos partidos,
y desde la tribuna del Congreso hizo un llamamiento para ¡poner fin a la
polémica!
La tendencia a silenciar las cosas, el «consejo» y el llamado a poner fin a
las polémicas abiertas, constituyen la característica principal de las posiciones
chinas en esta etapa. Era cada vez más evidente que la dirección china no estaba a favor de una
lucha resuelta y de principios contra los revisionistas jruschovistas. Justificaba
esto con su supuesto objetivo de «evitar la ruptura de la unidad» y de no
permitir que Jruschov se pasara a los imperialistas y «capitulara ante ellos,
porque los pueblos soviéticos estarían involucrados». En respuesta a la postura
oportunista de los chinos, el PTA lanzó la consigna revolucionaria: «¡No cesar
la polémica, de ninguna manera. Fuego hasta el final contra los revisionistas
soviéticos!»
3. Después de que los dirigentes chinos fracasaran en
su abierto intento de poner fin a la polémica, fueron insistentes en sus
demandas para la reconciliación con los jruschovistas, especialmente durante
1963. Cuando los tiempos exigían encontrar métodos más eficaces para luchar
contra el revisionismo, Mao Zedong y compañía se hundían más y más en el
lodazal del oportunismo. Sus posiciones
asumieron un acentuado carácter ecléctico y se expresaron en consignas completamente
demagógicas y conciliadoras.
Bajo consignas como «hay que tomar la iniciativa»,
«mantener la bandera de la unidad en nuestras manos», etc., los dirigentes
chinos, a espaldas del PTA y sin consultar con él, llegaron al extremo de
proponer a los jerarcas del Kremlin una reunión ¡«para limar las diferencias»!
Haciendo malabarismos con la filosofía maoísta, al decir «…actuamos con dos
manos: una para la lucha con los camaradas que incurren en errores y la otra para
la unidad con ellos» (Mao Zedong, Obras
Escogidas, t. V, pág. 563, Beijing,
1977), la dirección china fue aún más lejos en su camino oportunista. Lanzó la
consigna de la creación de «un frente antiimperialista que incluya a los
revisionistas». Éste era el rumbo que el PC de China seguía. «Formar un ‘frente
antiimperialista con los revisionistas modernos’», escribió el camarada
Enver Hoxha en ese momento, «significa que los marxistas-leninistas se conviertan en
Don Quijotes y desarrollen un ‘recio combate contra los molinos de viento’, que
lleven a cabo una ‘lucha’ contra el imperialismo, que no huele ni a política ni
a ideología marxista-leninista». (Enver Hoxha, «Reflexiones sobre China», vol. 1, p. 132).
4. Maniobras
para desviar la atención de la lucha contra el revisionismo moderno y miopía
política constituye otra de las características de los posiciones de los chinos
durante este periodo.
En el verano de 1964, en el momento en que los
comunistas y los revolucionarios debían haber estado concentrando el fuego de
su artillería pesada en la gran traición de los revisionistas jruschovistas,
Mao Zedong súbitamente levantó reivindicaciones territoriales contra la Unión
Soviética, haciendo gala, de este modo y abiertamente, de su chovinismo de gran Estado. Más aún, con esta acción,
China, que pasaba por ser un país socialista, incitaba a la guerra en Europa,
neutralizaba la lucha ideológica contra la traición jruschovista y atacaba
injustamente a Stalin.
5. El
pragmatismo discurría las posiciones de la dirección china: todo tenía que
estar subordinado a su política, aunque esto estuviera en oposición al
marxismo-leninismo y en detrimento del socialismo. Esto se puso de
manifiesto sobre todo después de la caída de Jruschov. Mientras Moscú la anunciaba
como una medida derivada de la «estricta adhesión a los principios leninistas»,
Pekín la describía como un «cambio radical en la política de la dirección
soviética». De hecho, era más una táctica de los revisionistas para evitar quedar
totalmente desacreditados. La dirección china intentó explotar la caída de
Jruschov para sus propios fines. Engañándose a sí mismo de que los nuevos jerarcas
de Moscú se convertirían en sus vasallos, Mao Zedong no sólo elogió su ascenso
al poder, sino que se apresuró a enviar a Zhou Enlai como su «campeón» para
hablar con ellos «acerca de la lucha contra el enemigo común – el
imperialismo».
Impulsada por su megalomanía pequeñoburguesa y su
espíritu de gran Estado y chovinismo de gran partido, la dirección china trató
también de imponer esta posición a nuestro Partido, ya que ésta era
supuestamente una «ocasión propicia para extender la mano de amistad» ¡a los soviéticos!
El PTA no sólo no fue a «Canossa» sino que, de forma fraternal, aconsejó a los dirigentes
chinos a no dar ese paso equivocado y les pidió que continuaran la lucha de
principios «hasta que el revisionismo sea finalmente enterrado como ideología».
(Carta del CC del PTA dirigida al CC del
PC de China, 5 de noviembre de 1964, ACP.) No obstante, Zhou Enlai fue a
Moscú, donde sufrió una completa derrota.
En las condiciones de aquella época, la China de
Mao Zedong no podía salir abiertamente con sus objetivos, ya que una serie de
factores se lo impedían.
Primero, tenía
puesto el manto de país «socialista». La dirección china necesitaba tiempo
para realizar el cambio. Tenía que trabajar a las personas comunes y corrientes
con el fin de debilitar y eliminar su apoyo al socialismo.
Segundo, como
consecuencia de las vacilaciones oportunistas, largamente cultivadas, de Mao
Zedong, la situación interna en China todavía no se había estabilizado.
Como es sabido, durante y después de la década 1960 hubo muchos disturbios en
China. La tradicional lucha por el poder entre los distintos clanes se había
agudizado. Por lo tanto, la dirección china tenía que prestar más atención a la
lucha en sus propias filas que a la aplicación concreta de su plan estratégico.
Tercero, con
la política de puertas cerradas que seguía, aún no había logrado romper el
cerco diplomático. Los países capitalistas la habían aislado, y este
aislamiento continuó hasta que se convencieron de que China no era «comunista» ni
«roja», como decía ser.
Cuarto, la
dirección china no había creado su reserva política y económica, aún no había
penetrado en los países de Asia, África y América Latina. Sin esta reserva, no
podía fortalecerse. Tomar la parte «que le correspondía» en este campo era
el principal objetivo de la «teoría» china de los «tres mundos», que se daría a
conocer ruidosamente en años posteriores.
Quinto, aún
no había creado y consolidado su alianza con los EE.UU. En estas
condiciones, la exacerbación de sus relaciones con la Unión Soviética, o la
ruptura con ella, habría dado lugar a que
China estuviera privada de la ayuda de la que tenía gran necesidad. Esto
explica la táctica china de «sentarse en la cerca» en sus relaciones con los
revisionistas soviéticos.
En ese momento, el PTA aún no había llegado a la
conclusión de que estas posiciones eran el resultado de la línea general del PC
de China, por lo que, de manera fraternal, a través de los canales partidarios,
y cuando era necesario, incluso en la prensa, pero sin mencionar nombres,
criticó estos errores y llamó la atención de los dirigentes chinos hacia ellos.
Más tarde, sin embargo, cuando los líderes chinos salieron
abiertamente con su política de acercamiento y colaboración con el
imperialismo, el PTA quedó plenamente convencido de que, incluso en sus antiguas
posiciones, los chinos no habían procedido según el objetivo revolucionario de
defender el marxismo-leninismo y el comunismo mundial, sino de acuerdo con sus
estrechos intereses nacionalistas, chovinistas y hegemonistas. No mucho tiempo
después de esto, el PTA desenmascaró y combatió con firmeza esta otra variante
del revisionismo, tal como lo hizo con la variante soviética.
Fuente: Instituto de Estudios Marxista-Leninistas, Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, «Soviet Revisionism and the Struggle of the PLA to Unmask It», The «8 Nëntori» Publishing House, Tirana, 1981, págs. 106-112.
Traducido para “Crítica
Marxista-Leninista” por Ykv.Pk.