por AGIM
POPA
Profesor de Filosofía
DURANTE LOS 40 AÑOS TRANSCURRIDOS DESDE EL DÍA DE LA INSTAURACIÓN
DEL PODER POPULAR Y EL ENCAUZAMIENTO POR EL CAMINO DEL SOCIALISMO, NUESTRO
PUEBLO SE HA CONVENCIDO POR LA PRÁCTICA, POR SU PROPIA EXPERIENCIA VIVIDA, DE
LA GRAN VERDAD MARXISTA-LENINISTA DE QUE EL RÉGIMEN SOCIALISTA ES EL ÚNICO RÉGIMEN
VERDADERAMENTE HUMANO QUE HA CONOCIDO LA HISTORIA. SU CARÁCTER PROFUNDAMENTE
HUMANITARIO CONSTITUYE UNO DE LOS RASGOS FUNDAMENTALES Y MÁS IMPORTANTES DE LA
FUERZA ATRACTIVA DEL SOCIALISMO ANTE LOS OJOS DE LAS MASAS TRABAJADORAS, DE LOS
PUEBLOS Y FUERZAS PROGRESISTAS.
La burguesía internacional y su propaganda
anticomunista, a la que se han unido también todos los revisionistas modernos
—yugoslavos, soviéticos, eurocomunistas, chinos, etc.,— se han empeñado en una
furibunda campaña a fin de combatir esta fuerza atractiva del socialismo y
denigrar al régimen socialista recurriendo a diversas formas. Por un lado,
hacen esfuerzos para presentar al régimen capitalista como el régimen de la
libertad, del bienestar, del humanismo, del florecimiento de la personalidad,
del hombre, etc. Por otro lado, no se detienen frente a ninguna calumnia o
falsificación dirigidas a oscurecer al verdadero régimen socialista como un
régimen supuestamente antihumanitario, donde no hay libertades y donde es
reprimida la personalidad del hombre. Sería suficiente mencionar los feroces
ataques de la propaganda anticomunista llevada a cabo por los revisionistas jruschovistas,
titistas, trotskistas y todo género de enemigos, contra Stalin y la dictadura
del proletariado en la Unión Soviética, por no hablar ya de la época de Lenin y
hasta las continuas campañas de ataques y calumnias contra Albania socialista.
En lugar del socialismo edificado según
las enseñanzas del marxismo-leninismo, la burguesía y los revisionistas
predican y propagan el llamado «socialismo humano», de «rostro humano» como el «dubchekista»
en Checoslovaquia, el «autogestionario» y «antiestatista» en Yugoslavia, el
«democrático» ofrecido por los eurocomunistas o el de «Estado de todo el
pueblo» predicado por los revisionistas jruschovistas en la Unión Soviética.
Sus prédicas están dirigidas contra las enseñanzas fundamentales del
marxismo-leninismo sobre el socialismo científico en general y, en particular
contra las enseñanzas sobre la lucha de clases y la dictadura del proletariado,
que supuestamente están en oposición al humanismo. Precisamente la difusión del
liberalismo en todos los campos, la renuncia a la lucha de clases y el
debilitamiento de la dictadura del proletariado constituyen la esencia de la
agresión ideológica imperialista-revisionista contra Albania socialista
apareciendo con la consigna del «humanismo».
No constituye secreto alguno que el
«socialismo humano», predicado por la burguesía y los revisionistas, no es más
que el régimen capitalista pintado de color «socialista», un esfuerzo tendente
a alargar la vida al capitalismo en una forma nueva, supuestamente humana.
Mas la historia y los hechos muestran que
el régimen capitalista, no obstante la forma en que se presente, en la abierta
forma clásica o en la de los «socialismos» antimarxistas, es un régimen completamente
antihumano.
Por mucho que se esfuercen los
apologistas de la burguesía en embellecer al capitalismo, no pueden encubrir el
hecho de que es un régimen de la cada vez más intensa explotación de las
amplias masas trabajadoras por una minoría, un régimen de ininterrumpida
profundización de la desigualdad social, del continuo enriquecimiento de los
ricos y del empobrecimiento cada vez mayor de los pobres, un régimen preñado de
incurables lacras como son las crisis, el paro, el encarecimiento de la vida,
la inseguridad del mañana, etc., que pesan cada vez más sobre las espaldas de
los trabajadores. Y es precisamente resultado de la implacable explotación de
los trabajadores el hecho de que en los Estados Unidos los monopolistas y los
grandes propietarios, que constituyen solamente el 1 por ciento de la población
del país, dominen el 67 por ciento de las riquezas nacionales, mientras que el 20
por ciento de esta población, constituida por las familias pobres, obtengan
solamente el 5,4 por ciento de la renta nacional. Asimismo, en Gran Bretaña,
sólo el 5 por ciento de la población domina las tres cuartas partes de las
riquezas nacionales, mientras que el 80 por ciento obtiene menos del 20 por
ciento de dichas riquezas. ¿Acaso es testimonio de humanismo los millones y
decenas de millones de desempleados sólo en los países capitalistas más
desarrollados y ricos?
El carácter antihumano del régimen
capitalista se pone al descubierto particularmente en el estadio del
imperialismo, en la explotación y la feroz opresión colonialista y
neocolonialista, que condena a las amplias masas trabajadoras en zonas y
continentes enteros como en África, Asia, América Latina, Oceanía, a sufrir en
condiciones de miseria, de hambre, de ignorancia, de feroz discriminación
racial y social, que llega hasta el extermino de poblaciones enteras.
El régimen capitalista e imperialista es
el más inhumano que ha conocido la historia mundial, porque es el régimen que
engendra guerras imperialistas de rapiña, de opresión y ocupación, y al mismo
tiempo de bárbaro exterminio, que han causado y siguen causando a los pueblos
terribles sufrimientos y destrucciones sin precedentes. Sólo durante la Primera
Guerra Mundial imperialista y durante la segunda perdieron la vida decenas de
millones de personas. Siguen vivos en la memoria de las generaciones de hoy los
crímenes sin precedentes perpetrados por los imperialistas americanos en Viet
Nam y otras partes y asimismo la barbarie de los socialimperialistas soviéticos
en Afganistán, hacen aumentar la revuelta legítima de los pueblos y de las
personas progresistas. En nuestros días, los gastos realizados por las
potencias imperialistas en el terreno del armamento han llegado a sumas
colosales de cientos de miles de millones de dólares; en un momento en que en
numerosos países y zonas del mundo decenas de millones de personas padecen
hambre y carecen de los servicios más elementales. La mayor parte de los gastos
realizados por las potencias imperialistas en el campo de la ciencia y la
técnica están destinados a la producción de armas de exterminio, misiles
nucleares, químicos, bacteriológicos, etc., que constituyen una seria amenaza
para lanzar el mundo a una nueva carnicería imperialista, de muy graves
consecuencias para toda la humanidad. El tráfico de armas, que acrecienta la
histeria bélica, se ha convertido en el negocio más lucrativo para los grandes
monopolios capitalistas. Cada día que pasa prueba con nuevos hechos la justeza de la
tesis de Stalin de que la ley económica fundamental del capitalismo de hoy es «asegurar el máximo beneficio capitalista, mediante la
explotación, la ruina y la depauperación de la mayoría de los habitantes del
país dado, mediante el avasallamiento y el saqueo sistemático de los pueblos de
otros países, principalmente de los países atrasados, y, por último, mediante
las guerras y la militarización de la economía nacional, a las que se recurre
para asegurar el máximo beneficio». (J. Stalin. Obras escogidas, ed. en
albanés, Pág. 580).
El antihumanismo reside, pues, en los
mismos cimientos del régimen capitalista, está encarnado en su propia naturaleza
en tanto que régimen social. En el capitalismo los obreros, las amplias masas
trabajadoras crean todo lo necesario para la vida de la sociedad, mas los
frutos de su trabajo son enajenados, se transforman en una fuerza por encima de
ellas, que las oprime y las explota.
También en el terreno de la vida
espiritual el antihumanismo atraviesa toda célula de la sociedad burgués-revisionista,
que instiga al individualismo y otros fenómenos típicos como la vanidad y la
degeneración espiritual de las personas, la idealización de la violencia, la
propagación en proporciones sin precedentes de la criminalidad, la droga y la
degeneración moral.
Al igual que la experiencia histórica
muestra la esencia antihumana del capitalismo, también la vida y los hechos demuestran
el carácter profundamente humano del verdadero régimen socialista. ¿Qué ha
aportado al pueblo albanés y qué ha eliminado para siempre de su vida?
El socialismo salvó para siempre al
pueblo trabajador de nuestro país de la explotación del hombre por el hombre,
cortó el camino a toda forma de explotación. El aga, el bajraktar, el rico, el
comerciante, el usurero y toda la galería de explotadores ha quedado solamente
como un odiado recuerdo del oscuro pasado. En Albania socialista ya no hay
explotados y explotadores, ricos y pobres, sino que solamente hay trabajadores
que laboran y gozan junto con sus familias los frutos de su trabajo libre.
Nuestra sociedad socialista honra y pone en un pedestal el trabajo de los
millones, de los trabajadores, que en el capitalismo son despreciados y donde
está en el pedestal la explotación de los explotadores.
Y, a la par de la liberación de la
explotación y los explotadores, a la par de la desaparición de la desigualdad y
las injusticias sociales, el socialismo salvó para siempre a las amplias masas
de nuestro pueblo de la pobreza, la miseria, la ignorancia y los sufrimientos
seculares. Ya es una innegable verdad histórica de nuestra vida cotidiana que
en nuestro país el bienestar del pueblo, no de la minoría, sino de las amplias
masas de trabajadores, se ha elevado continuamente. Se han liberado de las
graves lacras que caracterizan la sociedad capitalista-revisionista como las
crisis, el desempleo, el encarecimiento de la vida, las tasas y los impuestos,
la inseguridad del mañana, etc. Mas, como decía Stalin, la verdadera libertad
para el hombre, y no libertad en papel, la hay solamente allí donde se haya
eliminado la explotación y opresión, donde no exista desocupación y pobreza,
donde el hombre no tiemble de miedo porque mañana pueda perder el puesto del
trabajo, la vivienda, el pan. El impetuoso desarrollo de la salud pública, y la
asistencia médica gratuita, la creación de las condiciones favorables a la
madre y a los niños, los seguros sociales por incapacidad laboral y la
jubilación, el desarrollo de una buena instrucción masiva y gratuita, la
electrificación en un período record de todas las aldeas del país, el
alojamiento de la mayoría de la población en viviendas nuevas y los simbólicos
alquileres, las subvenciones, del Estado y las ayudas gratuitas de la sociedad
a los damnificados en casos de terremoto y otras calamidades naturales, todo
esto y muchos otros éxitos que nuestro pueblo ha logrado en la época del
socialismo testimonian con la mayor claridad el profundo humanismo de nuestro
régimen socialista, el hecho de que el cuidado por el hombre está en el centro
de la atención y constituye el objetivo mismo de la edificación del socialismo.
En plena oposición al capitalismo, donde el objetivo de la producción es
obtener la ganancia capitalista y donde las necesidades de las masas no son
tomadas en consideración, el objetivo de la producción socialista, tal como ha
argumentado Stalin, no es la ganancia sino el hombre con sus necesidades,
quiere decir la satisfacción cada vez mejor de sus necesidades materiales y
culturales. Esto constituye la ley económica fundamental del socialismo.
La instauración del poder popular, como
forma de dictadura del proletariado, y el encauzamiento del país por el camino
del socialismo, liberó al pueblo albanés no sólo desde el punto de vista
económico y social, sino también de toda opresión política. Lo que caracteriza
en un alto grado a nuestra vida social y estatal es el desarrollo y la continua
profundización de la democracia socialista, la efectiva participación de las
amplias masas populares en el gobierno del país, en la determinación de sus
propios destinos. En nuestro país es el mismo pueblo, bajo la dirección del
Partido, que por medio de sus representantes, elegidos de manera democrática y
directa, ejerce su propio control. La dictadura del proletariado es el poder
del pueblo en el poder, representa la más amplia y completa democracia, la
verdadera y efectiva democracia para las amplias masas del pueblo.
Con el encausamiento por el camino del
socialismo están relacionados la liquidación de toda opresión exterior, el
asegurar la verdadera independencia y soberanía nacionales de nuestro pueblo,
la eliminación de toda dependencia, subyugación o explotación por parte del
imperialismo, en cualquier forma que sea. Asimismo, en la Constitución de
Albania socialista se ha sancionado, y se aplica rigurosamente en la práctica,
la prohibición de toda organización o propaganda fascista, antidemocrática,
belicista, racial y de opresión nacional, se rechaza resueltamente toda forma
de agresión, de explotación colonialista y neocolonialista, toda tutela
extranjera, dictado o hegemonía, se defiende el principio de la
autodeterminación de los pueblos, del ejercicio de la soberanía y de la plena
igualdad de todos los países en las relaciones internacionales, son apoyados
los movimientos revolucionarios de la clase obrera y las luchas de los pueblos
por la libertad, la independencia, el progreso social y el socialismo, También
todo esto es clara manifestación de nuestro humanismo socialista.
Importante índice del carácter humano del
régimen socialista en nuestro país es la igualdad de todos ante la ley, el no
reconocimiento por ley ni en la práctica de toda limitación o privilegio en los
derechos y deberes de los ciudadanos por razones de sexo, raza, nacionalidad,
instrucción, posición social o situación material. En este marco, una de las
mayores victorias de la obra humanitaria del Partido y del régimen socialista
en nuestro país es la completa emancipación de la mujer, su efectiva igualdad
con el hombre en todos los campos de la vida social, económica, política y
espiritual, la liberación de la mujer del peso secular de los conceptos y
costumbres retrógradas patriarcales, de las prédicas esclavizadoras de la
religión, etc., su transformación en una gran fuerza consciente y activa del
progreso social por el camino del socialismo.
Nuestra vida socialista es un vivo
testimonio del hecho de que el socialismo crea las condiciones más favorables
para el desarrollo de la personalidad del hombre, y esto no para una minoría
privilegiada, sino para las amplias masas trabajadoras y también para el
desarrollo de sus capacidades y sus talentos en los diversos campos de la vida.
En Albania, donde hace 40 años el 80 por ciento de la población era analfabeta,
donde la escuela media era una aspiración realizable sólo para un número muy limitado
de personas, mientras que la universidad un privilegio de individuos particulares,
donde no existía ninguna escuela superior ni de teatro profesional, se ha
llevado a cabo una radical transformación. Actualmente se ha convertido en el
país de la instrucción y la cultura masivas, de cada 3 ó 4 personas una
estudia, el país donde florece el sano arte socialista con la participación de
las amplias masas, el país en el que a la ciencia se le han abierto amplios
horizontes y donde la revolución y la experimentación científica son llevadas
adelante por las masas. Existen grandes posibilidades para que cada uno
desarrolle y aplique sus vocaciones, sus capacidades, su talento y su
individualidad en los más diversos campos. La liberación de la conciencia de
los trabajadores de las cadenas del obscurantismo religioso constituye asimismo
una gran obra humanista. Los grandes logros alcanzados a lo largo de estos 40
años del poder popular y de la construcción socialista en nuestro país hablan
con el lenguaje de los hechos de que todo lo anteriormente mencionado ya es una
realidad.
Toda nuestra vida social socialista es
encarnación del verdadero humanismo activo. Contrariamente a las relaciones
capitalistas de la propiedad privada, que cultivan en la gente el contraste de
intereses, el egoísmo, la escisión y la hostilidad, las relaciones socialistas
de producción instigan la solidaridad, la ayuda mutua, la amistad y afecto
puros entre los trabajadores. «El humanismo
socialista en nuestro país, recalca el camarada Enver Hoxha, se está haciendo cada vez más un fenómeno masivo. El
profundo afecto hacia el hombre trabajador es la principal característica de
nuestra sociedad socialista. Todas las energías que cada una vierte en el
trabajo común social tienen como único objetivo la salvaguardia de la patria,
la libertad del pueblo, el bienestar del hombre, la felicidad y la belleza
espiritual. Por eso a lo largo y ancho de Albania, las masas organizadas de
trabajadores laboran con alta conciencia... «Todos para uno y uno para todos»
es nuestro lema. Y a este respecto los ejemplos del amor a la patria, al
pueblo, al hombre no tienen fin.» (E. Hoxha. Informes y discursos 1969-1970, ed. en albanés, Pág. 281).
Nuestro humanismo socialista es humanismo
para el pueblo, para las amplias masas trabajadoras y no para una minoría. Pone
en primer plano el interés general, sin negar el personal, que combina correctamente
con el general, sometiéndole a él. Este es un verdadero cuidado para el hombre,
cuidado en el pleno sentido de la palabra.
Todo lo logrado y realizado en nuestro
país a lo largo de estos 40 años en interés y beneficio del pueblo, no ha sido
fácilmente realizado. Todos los éxitos han sido logrados, conservados y
desarrollados ulteriormente en el proceso de una ininterrumpida lucha de
clases, contra los enemigos internos y externos que han tratado y tratan de
arrebatar a nuestro pueblo estas victorias y restaurar el pasado, así como
contra las influencias de las ideologías extrañas, que si se les deja campo
libre de acción, conducen a la degeneración de las personas y del régimen
socialista, a su derrocamiento por medio de la contrarrevolución «pacífica» y a
la restauración del capitalismo con una nueva forma, tal como ocurrió en la
Unión Soviética y otros países.
Atacando al marxismo-leninismo, a la
revolución, al socialismo, la propaganda burguesa y revisionista habla en
nombre de un humanismo al margen de las clases, por encima de ellas, «para
todos», del humanismo de la benevolencia cristiana. Mas un «humanismo» tal es
falso y fraudulento, porque justifica el régimen de opresión y explotación
burgués y revisionista, porque aleja a las masas trabajadoras de la lucha
revolucionaria por su derrocamiento, porque predica la sumisión, toma bajo su
defensa a los enemigos del pueblo exigiendo que éstos tengan campo libre de
acción a fin de minar y derrocar el poder del pueblo allí donde ha sido instaurado
y restaurar la esclavitud capitalista.
Nuestro humanismo socialista no es para
todos y no puede estar por encima de las clases, tampoco es el humanismo de la
misericordia cristiana hacia el enemigo. En la sociedad de clases no hay ni
puede haber humanismo general, al igual que no hay ni puede haber democracia
para todos, hay para la mayoría trabajadora o para la minoría explotadora, o
para el pueblo o para sus enemigos. En nuestra, sociedad no hay humanismo ni
piedad hacia el enemigo que atenta contra el pueblo y el socialismo. Contra él
actúa con puño de hierro la dictadura del proletariado.
En la sociedad socialista el método
general de la actitud hacia los trabajadores que cometen errores, es el de la
crítica como camaradas, de la persuasión y educación, a fin de combatir la
enfermedad y salvar al enfermo, sin negar la necesidad de las medidas
legislativas y administrativas contra los que persisten en sus errores e
infracciones.
El humanismo socialista caracteriza a
todo el trabajo del Partido y de sus palancas con la gente. El camarada Enver
Hoxha recalca que la labor del Partido con la gente debe ser tal que no canse o
aburra al hombre, sino que le dé aliento, le abra horizontes para realizar un
trabajo creador agradable, y simultáneamente fructífero. «Por medio de una labor política-educativa bien pensada,
–dice él–, haremos que el nuevo hombre de la
sociedad socialista encuentre en la línea del Partido y en el camino que
dirige, a un alimento tal que le haga la vida feliz» (Enver Hoxha. Informes y discursos 1978-1979, ed. en
albanés, Pág. 63).
Publicado en la revista “Albania
Hoy”, nº 6 del año 1987, páginas 39-41.
Escaneado y digitalizado para “Crítica Marxista-Leninista” por Dzerjinskii.