La
situación del movimiento comunista internacional llegó a un punto crucial en la
primera mitad de la década de 1960. En la reunión de Bucarest y en la reunión
de los 81 partidos comunistas y obreros de Moscú de noviembre de 1960, los
revisionistas soviéticos pasaron a la ofensiva en el terreno organizativo, dado
que en el terreno ideológico y político no tenían argumentos que rompieran la defensa
que los marxista-leninistas hacían de la teoría de Marx y Lenin y de la figura
y el legado de Stalin. En aquellas dos reuniones de partidos comunistas del
mundo, los jruschovistas recurrieron a todas las maniobras posibles para aislar
al Partido del Trabajo de Albania y al Partido Comunista de China que
encabezaban la línea marxista-leninista dentro del entonces movimiento
comunista internacional. Exigieron fidelidad de los dirigentes revisionistas
que desde mediados de la década de 1950 habían colocado en cada uno de los
partidos revisionistas en el poder, que les sirvieron como perros de presa en
su ataque contra los marxista-leninistas consecuentes. Hicieron uso también de
sectores dirigentes, previamente oportunistas y revisionistas por cuenta
propia, que habían reclutado en los distintos partidos comunistas de países
capitalistas, para lograr que estos partidos se pusieran de su lado en la gran
polémica que se había iniciado. Sin embargo, detrás del PTA y del PCCh se
habían alineado algunos partidos comunistas y fuerzas marxista-leninistas que
habían nacido en el seno de de otros partidos comunistas del mundo.
En
1961, el PTA había roto todo vínculo con el PCUS revisionista; en 1964, luego
de la caída de Jruschov, el PCCh todavía tenía ciertas esperanzas de que las
cosas cambiaran en el PCUS y en la URSS con los “nuevos” dirigentes encabezados
por Brezhnev. Rápidamente, estos últimos se encargaron de dejar bien claro que
se atenían a las tesis del XX, XXI y XXII Congresos del PCUS y que no habría
ningún cambio en la línea general del PCUS revisionista. El PTA había venido
sugiriendo al PCCh una ruptura decisiva con el revisionismo soviético y el
establecimiento de la unidad de los partidos y grupos marxista-leninistas del
mundo bajo una línea común acordada en una conferencia general.
Desafortunadamente, el PCCh nunca aceptó estas propuestas, siguió actuando de
manera individual, limitando sus relaciones con los partidos y grupos hermanos a
reuniones bilaterales no vinculantes.
En
las “Tesis sobre la unidad del movimiento marxista-leninista internacional”,
escritas en octubre de 1966 y que publicamos a continuación, Enver Hoxha expone
la necesidad de que la unidad de los marxista-leninistas pase a una etapa
superior, en la que se pronuncie la ruptura definitiva con los revisionistas,
se acuerden puntos de vista comunes sobre los principales problemas de la
revolución, se establezca una estrategia general y de acuerdo a las condiciones
concretas de cada país se determinen las tácticas que corresponden, asimismo,
se informe las formas de organización y trabajo de cada partido y se asignen
tareas a cada uno de ellos según sus particularidades concretas. De esta forma,
se establecería la unidad de pensamiento y acción de los marxista-leninistas,
conservando cada partido su independencia y reconociendo el derecho de cada uno
a aprobar la línea común. En sus tesis, Enver Hoxha, expresa su preocupación
por la actitud del PCCh; se pregunta sobre los motivos de la renuencia china a
aceptar que los partidos marxista-leninistas alcancen una unidad superior,
empezando con una conferencia general de partidos; reconoce que ninguna reunión
de partidos marxista-leninistas se podría realizar sin la participación del
PCCh; manifiesta que no queda sino esperar hasta que los camaradas chinos estén
preparados para aceptarlo. Sin embargo, destaca lo inconveniente de la
dispersión de puntos de vista entre los partidos y grupos marxista-leninistas,
la necesidad que éstos tienen de que se aclaren las posiciones en el seno del
nuevo movimiento, y lo nocivo de la actitud china de buscar que se acepten sus
tesis, los acontecimientos en China y el culto de Mao sin discusión.
Lo
extraordinario de todo es que incluso entre los dos partidos, el PTA y el PCCh,
el nivel de unidad de criterios se dio en términos generales y la coordinación de
acciones fue episódica después de la tácita ruptura con el revisionismo
soviético. En las reuniones entre los dos partidos, que nunca se dieron para
unificar posiciones de línea, cada uno exponía su punto de vista sobre los
temas del momento y quedaba como un simple intercambio de ideas e información.
El interés de avanzar a una unidad superior siempre fue del PTA, que no perdía la
oportunidad de expresar claramente sus puntos de vista que contrastaban con los
de los chinos.
En
el V Congreso del PTA, celebrado un mes después de las “Tesis” que
reproducimos, en su Informe, Enver Hoxha planteó abiertamente la necesidad de
la unidad de pensamiento y acción del movimiento comunista marxista-leninista,
guiados por una línea comúnmente establecida. Sin mencionarlos, criticaba nítidamente
tesis, posiciones y actitudes defendidas por el PCCh. En la próxima entrega
publicaremos la parte pertinentes y ofreceremos el texto completo del Informe
ante el V Congreso del PTA.
Siempre
surge la tentación de hacer la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si los
marxista-leninistas se hubieran reunido en conferencia general de partidos y
organizaciones, aprobado una línea general común, establecido una estrategia y táctica
común, aprobado formas de organización general y tareas especificas para cada
partido?
Tesis sobre la unidad
del movimiento marxista-leninista internacional
Enver Hoxha
Lunes, 10 de octubre de 1966
Después de la escisión, se necesita la unidad.
La lucha contra el revisionismo moderno no puede ser realizada sin la unidad marxista- leninista.
La I y la III Internacionales. Hay dos ideas acerca de la unidad:
1) La «unidad» revisionista (con todas sus variantes).
2) La unidad marxista-leninista.
Debemos desenmascarar la primera y consolidar la
segunda.
¿Existe una completa unidad marxista-leninista de
pensamiento y acción en el movimiento marxista-leninista internacional?
Sí, tal vez, pero no en el grado y en la forma en
que debería haber, debido al crecimiento de este movimiento y a la falta de
experiencia, debido a la posición aislada de cada partido marxista-leninista o
grupo revolucionario, debido a la ausencia de una identidad completa de puntos
de vista sobre muchos de los problemas
fundamentales comunes, y también debido a la lucha organizada y combinada que
el revisionismo y el imperialismo están librando contra el marxismo-leninismo.
Por lo tanto, es necesario encontrar las formas y los
métodos para superar estos obstáculos.
El movimiento comunista internacional debe guiarse
por el marxismo-leninismo interpretado y aplicado correctamente según las
actuales condiciones generales y las posiciones particulares de cada partido o
grupo marxista-leninista. Por lo tanto, se requiere un análisis de la situación
actual; pero este análisis no puede ser realizado por un solo partido, cuyo
punto de vista sería el faro que guíe a los demás. Por eso es igualmente
necesario que los partidos y grupos marxista-leninistas realicen consultas, de
las que surjan las pautas correctas para la lucha en las condiciones generales
y específicas.
Problemas principales que deben tener una definición común, que temple la unidad e impulse la lucha contra el revisionismo moderno:
1) La ruptura definitiva con los revisionistas exige una reunión especial.
2) El surgimiento del
revisionismo, sus causas, etc., etc.
3) La cuestión de Stalin.
4) La posición hacia la Unión
Soviética, en primer lugar, y hacia el resto de países en que los revisionistas
tienen el poder.
5) Una posición más estudiada
acerca de una mejor organizada ayuda política, ideológica, técnica y material a
los nuevos partidos y grupos marxista-leninistas y a la lucha de liberación
nacional; acerca de las alianzas con la burguesía antiimperialista progresista;
y acerca de muchos otros problemas del mismo tipo que son de gran importancia
para nuestra lucha común.
Todos estos y otros problemas son conocidos y, en general, se intenta resolverlos, pero no de una manera coordinada.
Sobre la cuestión de Stalin y las causas del surgimiento del revisionismo en la
Unión Soviética y en otros lugares hay muchas opiniones coincidentes, pero también
hay muchas que no lo son. Si estos problemas no se aclaran y no se logra una
opinión más o menos idéntica, pueden surgir contradicciones, porque existe la
fuente de contradicciones, lo que dificulta el fortalecimiento de nuestra
unidad.
La estrategia y la táctica de nuestra lucha. La primera debe ser la misma para todos, las tácticas pueden ser diferentes pero deben estar al servicio de la estrategia y deben ser desarrolladas mediante la aplicación correcta del marxismo-leninismo.
- ¿Por qué fueron publicados los veinticinco puntos del Partido Comunista de China[1] y cuál es su suerte?
- Las tácticas de la República Popular de China y
de la República Popular de Albania.
Las tácticas de los partidos y grupos marxista-leninistas que operan en la oposición o en la clandestinidad.
a) La cuestión de las fronteras con la Unión Soviética.
b) La cuestión india.
c) La cuestión de Corea y Japón.
d) La cuestión del Partido Comunista de Polonia
(marxista-leninista).
e) La ayuda que se debe dar a los grupos marxista-leninistas.
El Partido Comunista de China está evitando las conferencias generales.
a) Propuso una reunión de nuestros nueve partidos. Cuando aceptamos, el PC de China la canceló.
b) Sin una reunión previa, propuso la creación de
un «frente antiimperialista, incluso con los revisionistas», y luego se
retractó.
c) Tiene reuniones bilaterales con los demás
partidos, para lo cual tiene derecho, y, después de dichas reuniones, estos partidos
publican declaraciones y artículos que defienden todo lo que China dice y hace.
d) Actualmente, todo el interés del Partido
Comunista de China es que el movimiento comunista marxista- leninista reconozca
que las ideas de Mao Tsetung guíen el mundo, y acepten el culto a Mao, la
Revolución Cultural Proletaria y la línea del Partido Comunista de China, con
sus méritos y sus errores.
Todo esto es muy peligroso para la unidad. Debemos
tener una visión clara de todos estos problemas y no tener miedo de ver a la
verdad en la cara. Incluso nosotros y los camaradas chinos hemos comenzado a
tener diferencias, silenciosamente, internamente, pero existe el peligro de que
estas diferencias se amplíen. Por eso, tenemos actuar, adelantarnos a los
acontecimientos. Esto es lo que hemos hecho y lo seguiremos haciendo. Pero
¿cómo pueden hablar con franqueza nuestros dos partidos? Si estas discusiones
se llevan a cabo de una forma completamente marxista, los problemas se
resolverán. De lo contrario empeorarán; esto es lo que ocurrió con los
soviéticos y no resolvimos nada. Los problemas fueron resueltos en la Reunión
de Bucarest y en la Reunión de Moscú. Las cosas no tienen que llegar a ese
punto con los chinos, pero podrían hacerlo en contra de nuestra voluntad.
Así como no se pueden aceptar en bloque las opiniones de un partido, tampoco se pueden aceptar en bloque los dos partidos. Todos deben expresar su opinión. Por esa razón, es muy importante llevar a cabo una reunión conjunta y adoptar decisiones conjuntas. En esa reunión se informarán y se estudiarán las formas de trabajo y organización de cada partido y se establecerán las tareas para cada partido en particular.
Hasta ahora, China ha evitado este tipo de reuniones. ¿Por qué?
a) Por temor a ser acusada de hegemonismo: una opinión infundada.
b) Por temor a que nosotros y
los demás tengamos un punto de vista equivocado de su posición sobre estas
reuniones. (Por nuestra parte, hemos demostrado nuestro internacionalismo).
c) Porque no quiere socios en la
toma de decisiones. Tal punto de vista y postura es nocivo.
d) Debido a que aún carece de
unidad interna. Entonces deberían decirnos esto.
En vista de todas estas cosas: ¿Es justo y necesario que presentemos esta idea, a grandes rasgos, en nuestro Congreso? Yo creo que sí. Esto es normal, es una de las formas de nuestra lucha.
No hay nadie que se oponga a esta idea, en principio; lo más que pueden hacer es dejar que se diluya por la falta de acción. Pero son ellos los que están equivocados, y no nosotros. En estas condiciones, no podemos celebrar tales reuniones sin China. China puede seguir oponiéndose. Entonces la responsabilidad de esto será suya. Sin embargo, a pesar de que no van a considerar oportuna esta idea, que consideramos correcta en todos los aspectos, hay que plantearla. Que la reunión se celebre cuando las condiciones estén maduras; que las formas de organización, etc. surjan de la propia lucha. Sobre esta cuestión, hemos cumplido con toda obligación hacia China, más de una vez. Es China la que ha aplazado la puesta en práctica de esta idea.
Creo que los problemas que he planteado anteriormente y otros similares son muy
importantes en la actualidad para el fortalecimiento de la unidad
marxista-leninista del movimiento comunista internacional, y sólo pueden ser
resueltos en las reuniones conjuntas de los partidos. Al parecer, China no lo
ve así y piensa que es suficiente si todos aprobamos unánimemente lo que está
pasando hoy en China, y que nuestra unidad se fortalece con esto. Otra
controversia se añade a las existentes, y, a juzgar por la forma en que los
chinos están procediendo, hablándole al oído de la gente, hay que prever que un
buen día podemos encontrarnos aislados de ellos, a pesar de que estamos en el
camino correcto. Por lo tanto, hay que prever todos los peligros. Lo que
propongo son las formas legítimas y correctas.
Ellos actuaron de esa manera, hablando al oído, en las cuestiones de Corea y Japón, y precisamente por eso las cosas han llegado al estado que conocemos.
La gente de los nuevos grupos y partidos escriben en sus órganos de prensa en
términos entusiastas sobre lo que está ocurriendo en China, pero, cuando vienen
aquí, nos dicen que no están de acuerdo con tal o cual idea del Partido
Comunista de China. Nosotros, ¿qué podemos decirles?
Estos marxista-leninistas vendrán mañana al Congreso de nuestro Partido y hablarán. ¿Quién nos puede asegurar que no habrá entre ellos algunos que, con o sin segundas intenciones, hablen en términos exaltados sobre ciertos aspectos de la línea china y los acontecimientos actuales en China, aspectos en los que tenemos puntos de vista opuestos? Las dos posiciones quedarán manifiestas. Pero si, con buena o mala intención, nos preguntan y quieren nuestra opinión, ¿cómo vamos a responderles? ¿Debemos responderles? Eso estaría mal. ¿Y si no les contestamos? También estaría mal. Por lo tanto, lo que decimos en el Informe [al V Congreso del PTA] es la respuesta más justa, la respuesta más marxista-leninista que podemos dar a los camaradas extranjeros.
Réflexions
sur la Chine
Tomo I
Editions «8 Nëntori»,
Tirana, 1979
Traducido para “Crítica
Marxista-Leninista” por Thiago R.
[1] Artículo «Proposición
acerca de la línea general del movimiento comunista internacional», «Renmin
Ribao», junio de 1963.