Continuando con la divulgación de la posición del Partido del Trabajo de Albania sobre las contradicciones y la lucha de clases en el socialismo, presentamos a continuación una de las ponencias presentadas en la Conferencia Científica sobre el pensamiento marxista-leninista del PTA y del camarada Enver Hoxha, realizado en Tirana en octubre de 1983.
SOBRE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO Y LA LUCHA DE CLASES EN ALBANIA
Prof. JORGJI SOTA
Prof. JORGJI SOTA
(1983)
Aplicando de manera creadora los principios
fundamentales del marxismo-leninismo y haciendo un balance de la rica
experiencia de nuestra propia práctica y del movimiento revolucionario
internacional, el PTA y el camarada Enver Hoxha también han resuelto, al igual
que para los otros problemas del socialismo científico, una serie de problemas
de capital importancia que se encuentran en la base de la doctrina marxista-leninista
de la dictadura del proletariado y la lucha de clases. El valor generalizador
de estos problemas consiste no sólo en la defensa, argumentación y
profundización de las tesis e ideas que los clásicos del marxismo-leninismo pusieron
en la base de su trabajo, sino también en su aplicación concreta en la vida de
nuestro país. La práctica de Albania socialista es una confirmación plena del
pensamiento teórico del PTA y un ejemplo brillante de la lógica
marxista-leninista con la que ha analizado los problemas, situaciones, factores
objetivos y subjetivos, y la dialéctica de nuestro desarrollo social.
Asimismo, es un mérito del PTA y del camarada Enver
Hoxha haber planteado, con madurez marxista-leninista, coraje revolucionario y
capacidad creadora, el problema de la cognición y el balance del proceso
regresivo que tuvo lugar en la Unión Soviética y en algunos otros países, a
partir del cual el Partido llegó a la conclusión de que la dictadura del
proletariado puede establecerse como resultado de la revolución socialista,
pero también puede degenerar y posteriormente ser liquidada a través del
revisionismo, el arma principal de la contrarrevolución pacífica. Sin embargo,
la experiencia de Albania socialista demuestra que la degeneración de la
dictadura del proletariado y la restauración del capitalismo no están decretadas
por el destino. Si se defienden y aplican consecuentemente las enseñanzas del
marxismo-leninismo, la causa del socialismo se hace invencible y la dictadura
del proletariado puede resistir todas las tormentas.
I. El PTA sobre la indispensabilidad y las formas de fortalecer la dictadura del proletariado durante todo el período histórico hasta el comunismo
Considerando el problema del poder del Estado como
el problema fundamental de la revolución, nuestro Partido desde su creación prestó
especial atención –y realizó una nueva contribución teórica y práctica– a la
solución de este problema en el camino revolucionario y de conformidad con las
condiciones concretas de nuestro país.
En su contenido y organización, el poder estatal
revolucionario en nuestro país siguió el ejemplo de la Comuna de París y de los
Soviets, pero también tuvo un sello original que surgió del carácter democrático
y antiimperialista de la revolución y de la función particular de los consejos
de liberación nacional como órganos de la unión y lucha del pueblo y como
órganos del poder del Estado democrático popular. Una peculiaridad de este
poder del Estado fue que, en su carácter y esencia, no representó simplemente una
dictadura democrática de las fuerzas revolucionarias, sino también un poder estatal
que era la dictadura del proletariado en embrión.
Los profundos procesos socio-políticos
revolucionarios que tuvieron lugar en nuestro país durante la Lucha de
Liberación Nacional y que condujeron a una profunda diferenciación política y
de clase entre el pueblo y las clases explotadoras, a la destrucción completa y
definitiva del poder político y las organizaciones reaccionarias de estas
clases, también crearon las premisas objetivas para que el nuevo poder del
Estado democrático realice las funciones de la dictadura del proletariado,
inmediatamente después de la liberación del país. La línea política correcta del
PCA fue el factor subjetivo decisivo en este campo. El Partido no sólo supo
cómo explotar estas premisas a favor de la revolución, sino que además, como la
única fuerza dirigente y organizador directo de la Lucha de Liberación
Nacional, nunca aceptó compartir su dirección con ninguna otra organización o
elementos de la burguesía, y luchó resueltamente contra la presión y los
intentos de la reacción interna e internacional, en especial de la reacción anglo-americana,
que intentó reponer en el poder a los representantes de los terratenientes
reaccionarios y burgueses.
La originalidad de la creación y del desarrollo del
poder estatal revolucionario en nuestro país, en comparación con algunos países
de Europa oriental y sudoriental, reside en que nuestro Estado, surgido de la
revolución popular, fue desde el principio una dictadura del proletariado, pero
realizada bajo una nueva forma política –la democracia popular–, cuya descubrimiento
marcó una nueva contribución a la teoría y la práctica de la dictadura del
proletariado.
El hecho de que el poder del Estado de democracia
popular ya en la Lucha de Liberación Nacional descansara sobre una amplia base
social, que incluía en su estructura a la alianza de la clase obrera con el
campesinado y otras fuerzas patrióticas y democráticas del país, una estructura
condicionada por la amplia plataforma política de esta lucha, por el carácter democrático
y antiimperialista de la revolución, representa otra importante peculiaridad de
la dictadura del proletariado en nuestro país. La experiencia de nuestro país demuestra
que el grado de fuerza y solidez de la dictadura del
proletariado en los países en los que el campesinado constituye una considerable
masa popular depende de la solidez y el fortalecimiento constante de la alianza
de la clase obrera con el campesinado. Las profundas transformaciones
revolucionarias de carácter socialista que se llevaron a cabo en nuestro campo,
gracias a la línea y política correctas del Partido, tienen –debido a la
alianza de la clase obrera con el campesinado que se ha convertido en una clase
socialista– un nuevo contenido que ha conducido a un nuevo fortalecimiento
cualitativo de la base social de la dictadura del proletariado.
Sin embargo, además de esta alianza, que se
encuentra en la base de nuestro Estado socialista, la dictadura del
proletariado con nosotros tiene una base más amplia, la unidad del pueblo como
una poderosa fuerza motriz, que ha ido en constante ampliación y
fortalecimiento, paralelo con los cambios esenciales de carácter socio-
económicos e ideo-políticos que han tenido lugar en la base y en la
superestructura de la sociedad, especialmente con la transición a la completa construcción
de la sociedad socialista. Desde este punto de vista, la polémica de nuestro Partido
contra las teorizaciones y prácticas de los revisionistas chinos que, además de
distorsionar el carácter de clase de la dictadura del proletariado, le atribuyen
base ajena y antisocialista, que incluye también a la burguesía nacional, es de
particular importancia de principios.
El PTA ha defendido y desarrollado aún más el
concepto marxista-leninista del sistema político de la dictadura del
proletariado. Especialmente, es de gran valor generalizador su experiencia en
la creación de un concepto más amplio y completo del papel del Partido en el
sistema de la dictadura del proletariado, como la única fuerza política del
Estado y de la sociedad. El hecho de que en este sistema el Partido de la clase
obrera se encuentre en la parte superior de la pirámide, como una afirmación
concreta del principio de que sin su directa, única e indivisible dirección no
hay ni puede haber dictadura del proletariado, no sólo representa una ley
fundamental y una exigencia del marxismo-leninismo, sino también la garantía
fundamental del contenido de clase de todo el sistema de la dictadura del
proletariado y de la existencia misma de la democracia en el Estado socialista.
Las teorizaciones de los revisionistas yugoslavos
que conciben al Partido como un «factor meramente ideológico» y no como un «factor
del Estado», bajo el pretexto de que de otro modo se negaría el papel decisivo
de las masas de productores y se burocratizaría el partido, o las teorizaciones
de los revisionistas soviéticos que declaran que en las condiciones del «socialismo
desarrollado» el partido pierde su carácter de clase y se transforma en un
«partido de todo el pueblo», no son otra cosa que ataques desde posiciones anarcosindicalistas
y antimarxistas sobre el papel dirigente del partido del proletariado en la
sociedad socialista, e intentos de justificar la liquidación de la dictadura
del proletariado.
Nuestro Partido ha refutado el concepto
burgués-revisionista del llamado «pluralismo político» en las condiciones del
socialismo, que predican los partidos revisionistas de Occidente frente a la tesis
«stalinista» del partido «único», bajo el pretexto de que supuestamente está en
contradicción con la democracia socialista, etc. Al exponer la falsedad de esta
teoría, el camarada Enver Hoxha considera que la existencia durante un largo
tiempo de otros partidos políticos en el sistema de la dictadura del
proletariado es un despropósito, es absurdo y es oportunismo, sobre todo después
de la construcción de la base económica del socialismo, debido a que tal cosa
sólo serviría al enemigo, a los representantes de las clases explotadoras o sus
remanentes, sería compartir el poder del
Estado con ellos y promover la degeneración y la liquidación de la dictadura
del proletariado.
En el pensamiento teórico de nuestro Partido se
destaca la profunda argumentación científica de la relación orgánica existente
entre la dictadura y la democracia, y la defensa de esta relación en la lucha
ideológica actual. Al afirmar esta unidad dialéctica, nuestro Partido señala
que el fortalecimiento de la dictadura del proletariado no puede concebirse sin
una verdadera democracia para las masas, así como la ampliación de la
democracia socialista no puede concebirse sin el fortalecimiento de la dictadura
del proletariado. El Partido considera que la profundización de la democracia
socialista es una condición política fundamental para la realización de las
tareas de la dictadura del proletariado, es la vía general para su defensa y
fortalecimiento permanente; y considera que la amplia participación de las
masas en el gobierno del país es la dirección fundamental de la democracia, uno
de los factores más importantes para la defensa de nuestro Estado y nuestra
sociedad contra la amenaza de la degeneración burguesa-revisionista.
Adhiriéndose a estos principios, nuestro Partido ha
rechazado las posiciones revisionistas que establecen una brecha entre la
dictadura y la democracia bajo el pretexto de que no puede haber democracia sin
acabar con la dictadura del proletariado. Los revisionistas yugoslavos, por su parte,
consideran la extinción del Estado socialista como la vía principal para el
desarrollo de la llamada «democracia directa», mientras que los revisionistas soviéticos
consideran que la liquidación de la dictadura del proletariado es una condición
sine qua non para el desarrollo de la
democracia socialista. Sin embargo, el debilitamiento y, luego, la liquidación
de la dictadura del proletariado en la Unión Soviética y en otros antiguos
países socialistas llevaron no a la consolidación sino a la liquidación de la
democracia socialista.
El desarrollo y la ampliación de la democracia
socialista, la participación cada vez más activa de las masas en el gobierno
del país, no excluye el uso de la fuerza por parte del Estado de dictadura del
proletariado contra los enemigos del socialismo. El Partido y el camarada Enver
Hoxha han señalado la necesidad absoluta de esta función –junto con otras
funciones– de la dictadura del proletariado también después de la liquidación
de las clases explotadoras. A pesar de las limitaciones a que está sujeta, y
esto es obvio, esta función no desaparece sino que perdura durante todo el
período de transición al comunismo, no sólo para acabar con la resistencia de
los remanentes de las clases explotadoras y cualquier otra actividad hostil de
los enemigos externos e internos, sino también para combatir a la nueva
burguesía y a los elementos antisocialistas que surgen en el proceso de la
lucha de clases dentro del país. Esta función se vuelve aún más importante en
las condiciones de la inmensa, brutal y absoluta presión del mundo capitalista-revisionista
que nos rodea.
Los vínculos y condicionamientos mutuos entre la
dictadura y la democracia tienen su expresión concreta en la aplicación del
principio del centralismo democrático. Nuestro Partido ha dedicado especial
atención a la comprensión y a la aplicación correcta de este principio, no sólo
porque es el principio fundamental de la construcción y el funcionamiento del
Estado socialista y del mecanismo social, sino también para evitar cualquier
malentendido y distorsión que pueda surgir en la relación entre el centralismo
y la democracia. La vida ha demostrado que cualquier absolutización del
centralismo y la infravaloración de la democracia conduce al centralismo
burocrático, al sectarismo y al aventurerismo político, como sucedió en la
Unión Soviética, donde los revisionistas establecieron su dictadura burocrática
como un arma para ejercer la dominación de la nueva clase burguesa sobre las
masas. Cualquier absolutización de la democracia y la infravaloración del
centralismo conducen al oportunismo y el liberalismo anarcosindicalista, a la
desintegración y a la degeneración de la dictadura del proletariado. El ejemplo
de la llamada autogestión de los trabajadores y la «democracia directa de las
masas », que predican los revisionistas yugoslavos, muestra a lo que conduce el
abandono del centralismo proletario.
La implementación de la línea de masas y sus muchas
iniciativas y movimientos en diversos campos de la actividad social han servido
y continúan sirviendo, no sólo como un método revolucionario activo para la
aplicación y la verificación práctica de la línea política del Partido, sino
también como una condición indispensable para que el proceso de construcción
socialista no sea transformado en un proceso burocrático-administrativo, y para
que sea siempre la obra viva y consciente de la creatividad de las masas
dirigidas por el Partido.
Un gran mérito del PTA y del camarada Enver Hoxha consiste
en que, al definir a la lucha contra el liberalismo y el burocratismo como «una
de las direcciones más importantes de la lucha de clases», han realizado una
contribución importante a la comprensión de su esencia y de las causas objetivas
y subjetivas de su aparición, de sus raíces gnoseológicas y de clase como
concepciones del mundo y métodos, como formas idealistas y reaccionarias de
pensar y actuar que están en flagrante contradicción con los intereses del
pueblo y con la naturaleza y la misión histórica de la dictadura del
proletariado.
El PTA no ha permitido la creación de una brecha
entre la aceptación en teoría del peligro del burocratismo y el liberalismo y
la lucha práctica contra ellos. El objetivo principal de esta lucha ha sido y
sigue siendo el establecimiento de relaciones correctas entre los cuadros y las
masas; la colocación del pueblo, y especialmente los cuadros, en condiciones de
evitar su degeneración; la adopción de medidas prácticas para evitar la
fosilización del Partido, los cuadros y la administración del Estado, de tal
manera que el poder del Estado no sólo gane mayor capacidad de gestión y dirección,
sino que, sacudiéndose el polvo del liberalismo y del burocratismo, se acerque
cada vez más a las masas, se coloque bajo su control total, sin permitir la
apatía, la indiferencia, los viejos conceptos y prejuicios sobre el Estado, el
personal de la administración del Estado y su capacidad para echar raíces entre
las masas. La definición de la posición de los cuadros no sólo desde arriba
sino también desde abajo, la elevación a norma general de su rendición de cuentas
y la colocación de toda su actividad bajo el control riguroso de la clase
obrera y las masas, la reducción de la diferencia entre los salarios más bajos
y los más altos, la participación sistemática de los cuadros en el trabajo de
producción junto a las masas, su rotación desde el centro hacia la base y desde
la base hacia el centro, la abolición de los rangos militares, etc., todo esto
habla de una nueva experiencia histórica que ya se ha afirmado entre nosotros y
que enriquece la teoría y la práctica del socialismo científico.
Las enseñanzas del camarada Enver Hoxha sobre el
control ejercido por las masas desde abajo y, en primer lugar, del control
directo de los obreros y campesinos, constituyen una contribución a la teoría y
la práctica del socialismo científico para el desarrollo de la democracia
socialista y la defensa de la dictadura del proletariado. El Partido ha exigido
y exige que este control sea entendido ideológica y políticamente, no sólo como
una ley objetiva y un principio de nuestra vida social y estatal, como una expresión
viva de la democracia socialista en acción y un método revolucionario activo
para llevar a cabo la aplicación de las decisiones y directivas del Partido
hasta el final, sino también como un medio eficaz para oponerse al burocratismo
y al liberalismo, y como una de las principales garantías para alejar el
peligro del revisionismo y el retorno al capitalismo.
El PTA defiende y desarrolla aún más la tesis
marxista-leninista según la cual la dictadura del proletariado es el más elevado
y último tipo de Estado en la historia de la humanidad. Mediante el balance de
la experiencia positiva de la dictadura del proletariado, y también de la
experiencia negativa de su degeneración revisionista en la Unión Soviética y en
otros antiguos países socialistas, en el pensamiento teórico del PTA y del
camarada Enver Hoxha se reafirma la conclusión científica marxista-leninista que
dice que la cuestión del poder del Estado sigue siendo la cuestión fundamental
de la revolución, no sólo en la lucha por la toma del poder e inmediatamente
después de su captura, sino también cuando se lucha por su defensa y
consolidación durante todo el período de la construcción del socialismo hasta
el triunfo completo y definitivo del comunismo a nivel mundial.
La existencia y el fortalecimiento de la dictadura
del proletariado durante este período histórico están vinculados con la
existencia de las clases y de la lucha de clases en el país y en el plano
internacional, con la existencia de la contradicción entre el camino socialista
y la posibilidad de restaurar el capitalismo, y con la necesidad de su
solución. Los revisionistas soviéticos tratan de justificar su teoría que
sostiene que «la dictadura del proletariado deja de ser necesaria antes de que
se extinga el Estado» y que la transición al comunismo no se logra mediante la
dictadura del proletariado, sino a través del «Estado de todo el pueblo», un Estado
que, según ellos, pierde su carácter de clase. Sin embargo, la tesis a la que
recurren –con el fin de defender su teoría– que afirma que, con la desaparición
de las clases explotadoras, el Estado socialista deja de ser un arma de dominación
política de una clase sobre otra, no significa en lo más mínimo que la
dominación de la clase obrera sobre los distintos enemigos del socialismo deja
de existir, que su dirección sobre las otras clases de la sociedad socialista
deja de existir, porque no hay un Estado por encima y fuera de las clases, porque
no hay Estado sin clases. El «Estado de todo el pueblo» les sirve a los
revisionistas soviéticos para justificar la liquidación de la dictadura del
proletariado y su sustitución por el nuevo Estado burgués, porque, como subraya
el camarada Enver Hoxha, el Estado de la Unión Soviética «...ya no es del
pueblo, sino una dictadura de la nueva burguesía soviética» (Enver
Hoxha, Informe ante el VIII Congreso del
PTA, p. 241. ed. en inglés).
El camarada Enver Hoxha ha desenmascarado y
expuesto la esencia antimarxista y anarcosindicalista de los conceptos de los
revisionistas yugoslavos sobre el Estado socialista «autogestionario» como
teoría y práctica del capitalismo. Ha refutado las posiciones que divorcian el
socialismo y la noción de la dictadura del proletariado de la noción de Estado,
y el absurdo anarquista de considerar el «dominio» de la clase obrera como un dominio
que no debe tomar la forma de Estado, donde éste constituye sólo una de las
llamadas fases por las que pasa el socialismo y la dictadura del proletariado –
al principio como «socialismo de Estado» y «Estado burocrático» o «estatismo
burocrático», y luego como «verdadero socialismo humano» y «democracia
directa», etc. Independientemente de la demagogia sin escrúpulos a la que
recurren los revisionistas yugoslavos, su sistema de «autogestión» y los
órganos que han establecido para su realización no son otra cosa sino un
intento de dividir a la clase obrera y enfrentar a sus diversos destacamentos
unos contra otros, un gran engaño –como el camarada Enver Hoxha lo caracteriza–
acerca de que la clase obrera está al mando, cuando en realidad sólo trabajan
para la nueva burguesía de funcionarios, burócratas y otros que dirigen y
gobiernan.
Del mismo modo, la teoría de los revisionistas
chinos sobre «la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura
del proletariado» predicada por Mao Tse-tung y sus seguidores, una teoría que
se basa en la existencia de clases antagónicas hasta que se construya el
comunismo, no es más que una justificación de la incorrecta línea oportunista seguida
en China y que ha llevado no a la liquidación de las viejas clases explotadoras
sino a la aparición de una nueva clase burguesa.
En cuanto a los eurocomunistas, ellos han abandonado
el término «dictadura del proletariado», incluso formalmente, y publicitan la
teoría de una democracia «socialista» plural, y de un Estado burgués «transformado»
y «reformado» que se basa en el ejército, la policía y otros órganos de
opresión burguesa, que supuestamente se democratizan, etc. Sin embargo, como el
camarada Enver Hoxha señaló en su obra «Eurocomunismo
es anticomunismo», afirmar que con tal Estado híbrido uno puede oponerse a
los monopolios y abrir el camino a la democracia y a las transformaciones
socialistas no sólo es un absurdo, sino también una completa distorsión
ideológica y política que pretende condenar al proletariado y a las masas
trabajadoras a la esclavitud perpetua.
II. El PTA sobre la lucha de clases como una ley objetiva y la fuerza motriz principal en la sociedad socialista
II. El PTA sobre la lucha de clases como una ley objetiva y la fuerza motriz principal en la sociedad socialista
La transición de nuestro país a la nueva fase de la
completa construcción del socialismo, que después de la liquidación de las
clases explotadoras como tales se caracteriza por una nueva estructura de
clases compuesta por dos clases socialistas –la clase obrera y el campesinado
cooperativista, así como la nueva intelectualidad socialista–, planteó una
serie de nuevos problemas vinculados con la lucha de clases en esta etapa, para
los que el PTA y el camarada Enver Hoxha han encontrado soluciones que
representan un desarrollo creador de la teoría y la práctica del socialismo
científico.
Entre las conclusiones más importantes extraídas
por nuestro Partido del balance de la experiencia de la lucha de clases a escala
nacional e internacional, y en especial del proceso regresivo que tuvo lugar en
la Unión Soviética y en otros antiguos países socialistas, está la que dice que
la lucha de clases sigue siendo una ley objetiva también después de la liquidación
de las clases explotadoras como clases, hasta el comunismo; que es la fuerza motriz
principal que impulsa hacia adelante la revolución y la construcción del
socialismo; que defiende al Partido, al Estado y a todo el país de la
degeneración burguesa-revisionista y de la restauración del capitalismo; que
purifica la conciencia del pueblo trabajador y fortalece su espíritu
proletario. La afirmación de esta tesis marxista-leninista refuta las posiciones
de los revisionistas modernos que han proclamado obsoleta y superada la lucha
de clases en el socialismo, con el pretexto de que, como las clases
explotadoras han sido liquidadas como tales, supuestamente no existe ninguna
razón para la lucha de clases y, en consecuencia, tampoco para la dictadura del
proletariado.
La exposición por el Partido y el camarada Enver
Hoxha de las fuentes y las causas de la lucha de clases en el socialismo, y del
entrelazamiento de factores objetivos y subjetivos, tiene especial importancia.
La existencia de los remanentes de las clases explotadoras, del cerco
imperialista-revisionista hostil, de los restos del pasado en la conciencia de
la gente y de la aparición de nuevos elementos antisocialistas, representan
algunas de las condiciones objetivas de la lucha de clases en el socialismo, las
que también determinan sus direcciones principales. «...Mientras la lucha de clases
continúe, mientras la presión burguesa hostil desde dentro y desde fuera exista»,
dice el camarada Enver Hoxha, «sigue existiendo el peligro de la aparición de nuevos
enemigos y de su actividad contra el socialismo…». (Enver Hoxha, Informe ante el VII Congreso del PTA, p.
111, ed. en inglés).
La actitud liberal hacia las influencias burguesas
y pequeñoburguesas, permitiendo que se desarrollen hasta convertirse en una
tendencia ideológica regresiva, el establecimiento de mayores diferenciales en
el ingreso y la profundización creciente de las diferencias socio-económicas
entre las clases y tipos de trabajo, son algunos de los factores ideológicos, políticos
y económicos que estuvieron presentes y activos en la vida de la Unión
Soviética y de otros países socialistas y dieron lugar a la aparición del
proceso regresivo, de estratos privilegiados y de una nueva clase burguesa en
esos países. Sin embargo, este peligro no es decretado por el destino, puede
ser evitado. Y esto está plenamente demostrado por la experiencia del
socialismo en Albania, donde no sólo se han liquidado hace mucho tiempo las
clases explotadoras, sino que con las medidas revolucionarias que se han tomado
y se están tomando constantemente, se ha
librado y se libra una gran lucha para crear condiciones tales que cierren
todos los caminos a la actividad hostil del enemigo e impidan la aparición de
nuevas clases explotadoras.
El mérito del PTA y del camarada Enver Hoxha
consiste en haber señalado la necesidad y la importancia de la elaboración de
un concepto más completo y más amplio de la lucha de clases en el socialismo,
como una lucha que se libra no sólo contra el enemigo externo e interno, sino
también en el seno del pueblo y del partido, una lucha que debe desarrollarse
de forma permanente, en todas partes y por todos.
Una postura marxista-leninista o revisionista, revolucionaria
u oportunista, hacia la lucha de clases en el socialismo está conectada con la
interpretación de los dos tipos de contradicciones: antagónicas y no
antagónicas, en la sociedad socialista. Una concepción correcta de esta
cuestión tiene una gran importancia para librar correctamente la lucha de
clases, sin caer en el oportunismo o en el sectarismo. Nuestro Partido acepta
que en el socialismo hay dos tipos de contradicciones – antagónicas y no
antagónicas. Sin embargo, sólo las contradicciones no antagónicas son típicas
del socialismo. Su carácter no antagónico se deriva de la naturaleza del orden
socialista, un orden social basado en la propiedad común de los medios de
producción, en la comunidad de intereses económicos y políticos fundamentales de
la clase obrera, el campesinado cooperativista y la intelectualidad popular, en
las relaciones de ayuda mutua y colaboración que existe entre ellos, en la
unidad del pueblo en torno al Partido marxista-leninista. Al mismo tiempo,
nuestro Partido defiende la tesis de que las contradicciones antagónicas no
desaparecen con la liquidación de las clases explotadoras, sino que siguen
existiendo junto con las contradicciones no antagónicas. Aquéllas no se derivan
de las relaciones socialistas de producción, sino que son producto de los
vestigios de la vieja sociedad burguesa en el país y de la presión del cerco
capitalista-revisionista fuera de él.
Negar las contradicciones antagónicas después de la
liquidación de las clases explotadoras, como hacen los revisionistas jruschovistas
y otros revisionistas, está en total contradicción con la realidad objetiva y no
es más que una variante de la conocida teoría oportunista de la «extinción» de
la lucha de clases y de la «integración pacífica» de los elementos capitalistas
en el socialismo, teoría que sirve a los revisionistas para encubrir su línea
oportunista de colaboración con la burguesía y para justificar la contrarrevolución
revisionista.
En consecuencia, la lucha de clases debe librarse
tanto contra el enemigo como en el seno del pueblo. No hay que olvidar que las
contradicciones no antagónicas en la sociedad socialista, si no se tratan y
resuelven correctamente, pueden convertirse en contradicciones antagónicas.
Esto depende también de los métodos empleados para su solución. Las
contradicciones con el enemigo se resuelven sólo a través del método de la
violencia. Tratar de resolverlos por otros medios significa deslizarse hacia el
idealismo, a la blandura religiosa y al oportunismo, renunciando a la lucha de
clases. El grado, las formas y la severidad de la violencia y la represión
dependen de la resistencia y de la actividad del enemigo.
En los documentos del Partido y en las obras del
camarada Enver Hoxha se definen las principales vías y formas para la solución
de las contradicciones no antagónicas, haciendo especial énfasis en el método
de la persuasión, de acuerdo con el principio de que la enfermedad, la
ideología extraña, debe ser combatida haciendo todo lo posible para curar al
paciente. Sin embargo, el uso del método de la persuasión no es la «llave de
oro» para la solución automática de todos los problemas. La persuasión y la
educación, dice el camarada Enver Hoxha, no son suficientes en sí mismas, y, según
el caso, deberán ir acompañadas también por medidas organizativas,
administrativas, técnicas y económicas.
La solución correcta de las contradicciones
sociales está estrechamente vinculada también con la cuestión de la unidad del
pueblo. Esta unidad no está en contradicción con la lucha de clases, por el
contrario, se tiempla y fortalece a través de la lucha de clases contra el
enemigo y en el seno del pueblo. Al margen de la lucha de clases y sin la lucha
de clases no se puede concebir la solución de las contradicciones y el
fortalecimiento de la unidad. Tomar la cuestión de la unidad al margen de la
lucha de clases, negar la lucha de clases y las contradicciones no antagónicas
en la sociedad socialista, en aras de la unidad, como hacen los oportunistas de
todos los colores, significa adormecer la vigilancia ideológica y política del
Partido y del pueblo trabajador, y socavar la unidad y la causa del socialismo.
Al oponerse a la unilateralidad en la realización de
la lucha de clases en el socialismo, el PTA afirma la tesis que después de la
liquidación de las clases explotadoras, la lucha de clases se dirige no sólo
contra el enemigo externo, como sostienen los revisionistas, sino también
contra el enemigo interno, que no debe ser olvidado, tanto cuando se trate de
los remanentes de las clases explotadoras derrocadas como de los nuevos
enemigos. Sin embargo, tampoco debe subestimarse al enemigo externo y la
influencia del mundo imperialista-revisionista que nos rodea. El gran mérito
del Partido y del camarada Enver Hoxha consiste en haber realizado un gran y
persistente trabajo para la correcta comprensión del cerco imperialista-revisionista,
considerándolo como una amenaza real, hostil y activa que ejerce una presión permanente
e integral sobre nuestro país. En particular, el Partido ha señalado que el
peligro de la presión ideológica es un medio directo para la realización de la
contrarrevolución pacífica. La esencia de esta agresión, tal como la define el
camarada Enver Hoxha, es la instigación del liberalismo en toda la línea, que
es la expresión más concentrada de oportunismo ideológico y político que, a
través de la renuncia a la lucha de clases y su sustitución por la coexistencia
pacífica y la ideología hostil, tiene como objetivo principal lograr la
degeneración del Partido, del Estado y de todo el orden socialista. Esta
conclusión del PTA y del camarada Enver Hoxha es una de las tesis más
importantes del pensamiento teórico de nuestro Partido y es una contribución muy
valiosa al enriquecimiento de la teoría marxista-leninista de la lucha de
clases.
Asimismo, el PTA defiende, con argumentación
científica, la tesis según la cual existe una estrecha relación, coordinación y
colaboración entre los frentes interno y externo de la lucha del enemigo de
clase, basada en la ideología anticomunista común y en la necesidad de
asistencia mutua en la lucha contra el Partido y el orden socialista. Esto fue
demostrado una vez más mediante el descubrimiento de los vínculos y la
colaboración entre los Estados capitalistas y revisionistas y los grupos
hostiles de putschistas y conspiradores
condenados por el Partido, especialmente el reciente desenmascaramiento y aplastamiento
del agente múltiple Mehmet Shehu y su banda. Al mismo tiempo, para hacer frente
a este frente unido de enemigos, el Partido ha dado instrucciones y ha adoptado
todas las medidas necesarias para fortalecer nuestro frente interno en todas
las direcciones –en la defensa y la economía, en la política y la ideología–, mientras
libra permanentemente una lucha de clases consecuente.
Al sostener el punto de vista de que en el
socialismo la lucha de clases se desarrolla de una manera integral, entrelazada
en sus tres frentes principales – político, económico e ideológico–, el Partido
se opone a la tesis de que, con la liquidación de las clases explotadoras, la
lucha de clases se desarrolla exclusiva o principalmente en el frente
ideológico. La experiencia demuestra que en esta etapa, también, la lucha en el
frente político se mantiene siempre en el centro de la lucha de clases. Esta
lucha tiene una importancia decisiva, ya que es una lucha por el poder del
Estado, una lucha sobre la cuestión de si se mantendrá y fortalecerá la
dictadura del proletariado o degenerará
y será liquidada. Independientemente del hecho de que en diferentes etapas se
agudizan determinadas formas de la lucha de clase, ésta debe ser librada de
manera simultánea en los tres frentes político, económico e ideológico. Su
atenuación en un frente presagia una desviación de la teoría
marxista-leninista, porque trae consigo el debilitamiento de la lucha de clases
en su conjunto.
En el pensamiento teórico del PTA y del camarada
Enver Hoxha, el lugar principal lo ocupa la argumentación desde posiciones
marxista-leninistas de la lucha en el frente ideológico. La gran conclusión que
extraen de la experiencia histórica es que las victorias de la revolución en
los campos político y económico no pueden considerarse garantizadas sin el
triunfo de la revolución también en el campo ideológico. El librar con éxito
esta lucha tiene una importancia decisiva, ya que, en última instancia, tiene
que ver con la cuestión de si se construirán el socialismo y el comunismo y se
evitará la restauración del capitalismo, o se abrirán las puertas a la
propagación de la ideología burguesa y revisionista y se permitirá el retorno al
capitalismo.
Los teóricos revisionistas, incluso cuando están
obligados a hablar de la necesidad de la lucha ideológica en la sociedad
socialista, la tratan de una manera académica y unilateral, como una lucha que
se libra sólo en el seno del pueblo contra algunos rezagos sin importancia de
ideologías ajenas que no constituyen una amenaza para el orden socialista. Sin
embargo, la infravaloración de la lucha contra los rezagos y residuos extraños en
la conciencia de los trabajadores tuvo consecuencias catastróficas para la
Unión Soviética y otros países. Nuestro Partido y el camarada Enver Hoxha han
señalado que éste es el frente más amplio y más complejo de la lucha de clases,
porque se desarrolla en las esferas económica, social y política, tanto contra
los enemigos como en el seno del pueblo, tanto en el seno de la clase obrera como
al interior de su partido. La contrarrevolución pacífica revisionista comienza,
por regla general, en el campo ideológico y logra, después, la caída de la
dictadura del proletariado y la degeneración capitalista de todo el orden
socialista.
Para evitar este proceso regresivo de desarrollo,
nuestro Partido no sólo ha puesto en claro las fuentes ideológicas, las raíces
sociales y el peligro social de las posiciones y manifestaciones extrañas, sino
que también ha organizado el trabajo y la lucha de tal manera, como instruye el
camarada Enver Hoxha, «...para crear en el pueblo y en la sociedad una concepción
del mundo, costumbres , sentimientos, gustos, ética y filosofía revolucionaria,
para no permitir el renacimiento y la difusión de los conceptos burgueses y
pequeñoburgueses» (Enver Hoxha, Informes
y Discursos 1974-1975, p. 79, ed.
albanesa). Al mismo tiempo, ha mantenido siempre vivo el espíritu de acciones
de masas y grandes movimientos ideológicos que han alcanzado grandes éxitos en
la lucha contra las manifestaciones más terribles de ideologías ajenas.
La lucha de clases se lleva a cabo también en las
filas del partido de la clase obrera. Como un organismo político vivo, el
Partido se caracteriza por la unidad, que es la fuente de su fuerza e invencibilidad.
Sin embargo, sin la lucha por superar las contradicciones que surgen en su
seno, no puede haber ni verdadera unidad y desarrollo revolucionario del
Partido, ni verdadera educación revolucionaria de los comunistas. En este
aspecto, la lucha de clases en el Partido por la preservación y el fortalecimiento
de su unidad no es sólo un fenómeno objetivo inevitable, sino también una
necesidad absoluta para la existencia misma del Partido, para la continuación
de su papel dirigente y la revolucionarización constante.
La lucha de clases en el Partido se libra en dos
campos principales: por un lado, contra los enemigos embozados y los elementos
fraccionalistas y desviacionistas antipartido, que son la causa principal del
debilitamiento de la unidad del partido; y, por otro lado, contra la influencia
y los rezagos de ideologías ajenas entre los comunistas, ideologías que están
en contradicción con la línea, los principios y las normas proletarias del
Partido y dañan su unidad.
El camarada Enver Hoxha ha refutado la tesis
maoísta que considera al partido como una arena de clases y de la lucha de
clases entre dos caminos, como una organización en la que participan tanto el
proletariado y la burguesía –el «cuartel general proletario» y el «cuartel
general burgués»– y en la que existen dos líneas. Caracterizado por una unidad
monolítica de pensamiento y acción, el partido tiene una sola línea y no puede
tener otra que no sea la línea marxista-leninista.
El PTA defiende la tesis que dice que la lucha de
clases en el socialismo no se desarrolla en línea recta, sino a través de
zigzags y altibajos. Los altibajos en la lucha de clases se presentan en el
desarrollo objetivo de la lucha de clases y su grado de intensidad está
relacionado con las cuestiones sobre las que esta lucha se libra en concreto,
con los momentos particulares, con la situación interna e internacional, con las
condiciones objetivas y posturas subjetivas. Estamos contra la atenuación artificial
y contra la exacerbación artificial de la lucha de clases. Tampoco olvidamos
que el enemigo, aun cuando mantiene un perfil bajo y se retira temporalmente
bajo los golpes aplastantes y las serias derrotas que sufre, nunca renuncia a
su objetivo de acabar con nosotros. Por un lado, estos llamados a la lucha de
clases, como el camarada Enver Hoxha nos enseña y nuestro Partido ha realizado durante
toda su vida revolucionaria, deben desarrollarse no con vacuas consignas sentimentales,
sino con corazón y mano de hierro, con madurez y partidismo proletario, no con
moral vacía y en silencio, sino con ideas, juicios y vigorosas acciones
revolucionarias. Por otro lado, exige que fortalezcamos sin cesar nuestra
vigilancia revolucionaria y que, en el desarrollo de la lucha de clases, mantengamos
siempre la iniciativa en nuestras manos con el fin de estar siempre en
posiciones de ataque y de profundizar continuamente la revolución, socavando al
mismo tiempo, de forma creciente, las posiciones del enemigo, sin estar nunca a
la defensiva, en pasividad, a la espera de que el enemigo ataque.
Estas conclusiones de nuestro Partido se dirigen
contra las posiciones oportunistas y sectarias en el desarrollo de la lucha de
clases. Estas posiciones son igualmente peligrosas para los destinos de la
revolución y el socialismo, sobre todo cuando se subestima el peligro y se
atenúa la lucha contra cualquiera de ellos. En su conjunto, estas enseñanzas
del Partido y del camarada Enver Hoxha son una reflexión dialéctica de la lucha
de clases, que ayuda a desarrollarla siempre de forma correcta y consecuente.
La experiencia revolucionaria del PTA y la
experiencia negativa de algunas partidos indican que es de vital importancia
para la lucha de clases librarla, no sólo desde arriba, por el partido y el
Estado de la dictadura del proletariado, sino también desde abajo, mediante la
incorporación amplia y activa de las masas a esta lucha, y mediante la
aplicación de la línea de masas. Este es el camino más seguro para bloquear
todas las rutas de acceso a la amenaza de la degeneración burguesa-revisionista,
así como para asegurar la educación revolucionaria y el temple de las masas. La
lucha de clases sólo desde arriba, incluso si la clase obrera ejerce el poder
del Estado, está preñada de consecuencias peligrosas, porque arroja a las masas
a la indiferencia política y a la apatía, como lo demuestra la experiencia de
la Unión Soviética y de otros países socialistas.
La lucha de clases en la sociedad socialista es una
ley objetiva. Pero no debe dejarse a la espontaneidad; por el contrario,
nosotros, el Partido, el poder del Estado, la clase obrera y las masas, la desarrollamos
de manera consciente. Aquí la dirección del Partido tiene una importancia
decisiva. El hecho de que nuestro Partido haya aplicado fielmente los
principios del marxismo-leninismo y las leyes del desarrollo de la lucha de
clases se ha traducido en que nuestra lucha no ha conocido ninguna derrota, sino
que se ha desarrollado siempre con éxito y llevando a nuestra sociedad
socialista siempre hacia adelante.
Fuente: Scientific Conference On The Marxist-Leninist Thinking of the Party of Labour of Albania and Comrade Enver Hoxha, The «8 Nëntori» Publishing House, Tirana, octubre de 1983, págs. 138-163.
Fuente: Scientific Conference On The Marxist-Leninist Thinking of the Party of Labour of Albania and Comrade Enver Hoxha, The «8 Nëntori» Publishing House, Tirana, octubre de 1983, págs. 138-163.
Traducido
para “Crítica Marxista-Leninista” por
Inessa de la Torre.
Descargar “Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania” de Jorgji Sota (1983)