¿LA UNIÓN
SOVIÉTICA INVADIÓ POLONIA
EN SEPTIEMBRE
DE 1939?
(RESPUESTA: NO, NO LO HIZO)
Grover Furr
Grover Furr
Introducción
¿La
Unión Soviética invadió Polonia el 17 de septiembre 1939? “¿Por qué pregunta
eso?”. “Todos sabemos” que esa invasión se produjo. “¡Usted puede verlo!”. “Todas
las fuentes autorizadas están de acuerdo. Ese acontecimiento histórico ocurrió”.
En
un reciente artículo, en The New York
Review of Books (30 de abril de 2009, pág. 17), escrito por Timothy Snyder,
profesor de la Universidad de Yale, experto académico en esa materia y fanático
anticomunista –que debe saber que lo que escribe ahí es, por decirlo
educadamente, falso–, se dice:
“…la película (aunque no el libro)* comienza con la invasión alemana de la
Unión Soviética en 1941, en lugar de la invasión conjunta germano-soviética y
la división de Polonia en 1939... apenas unos meses antes, el Estado soviético
había sido aliado de la Alemania nazi... (* “Defiance”)
“A Puertas Cerradas” (serie de PBS 2009):
“Después de invadir Polonia en septiembre de 1939, nazis y soviéticos se dividieron el país según lo acordado en el Pacto Ribbentrop-Molotov...”
http://www.pbs.org/behindcloseddoors/in-depth/struggle-poland.html
Artículo de Wikipedia: “La invasión soviética de Polonia”:
“...el 17 de septiembre, el Ejército Rojo invadió Polonia desde el Este...”
http://en.wikipedia.org/wiki/Soviet_invasion_of_Poland
Todos los historiadores que he leído, incluso aquellos que no se ajustan a los paradigmas de la Guerra Fría, dicen, sin inmutarse, que la Unión Soviética invadió Polonia en septiembre de 1939.
Pero
la verdad es que la URSS no invadió
Polonia en septiembre de 1939. Sin embargo, existe una probabilidad mayor
de 99% de que todos los libros de historia que se puedan encontrar, digan que
lo hizo. Todavía estoy buscando un libro en idioma inglés que diga lo correcto.
Y, por supuesto, la URSS nunca fue un “aliado de la Alemania nazi”.
Voy
a presentar una gran cantidad de pruebas en apoyo de esta declaración. Hay
mucha más evidencia –mucha más de la que puedo presentar aquí– que apoya lo que
digo, y, sin duda, hay mucha más que todavía no he identificado o localizado.
Por
otro lado, en su época, era ampliamente reconocido que no hubo tal invasión. También
voy a demostrar esto.
Probablemente
la verdad de este asunto fue una víctima más de la Guerra Fría que siguió a la
Segunda Guerra Mundial, cuando se inventaron o popularizaron una gran cantidad de
falsedades sobre la historia soviética. La verdad, acerca de esta y muchas
otras cuestiones de la historia del primer Estado socialista, simplemente “no
puede ser dicha en compañía de gente
educada”.
La
demonización –utilizo esta palabra deliberadamente; no es demasiado fuerte– de la
historia del movimiento comunista y de todo lo que tenga que ver con Stalin se
ha convertido, de rigueur, en signo de respetabilidad. Y no sólo entre
los campeones declarados del capitalismo, sino también entre nosotros, en la
izquierda, entre los marxistas, opositores al capitalismo, el público natural
de un movimiento por el comunismo.
Hace
algún tiempo, Doug Henwood me reconvino por “defender a Stalin” en el MLG List.
“Podría hacer una broma sobre lo que las defensas de Stalin tienen que ver
con un “materialismo sensible”, pero eso sería rebajarme.” (MLG List del 17 de mayo
de 2009).
Doug
cree que sabe algo acerca de Stalin y de la URSS de la época de Stalin. ¡No lo sabe!
Pero no se le puede culpar demasiado, ya que ninguno de nosotros lo sabe. Más
precisamente: “Sabemos” muchas cosas acerca de la Unión Soviética y de Stalin,
y casi todas esas cosas no son ciertas. Durante toda nuestra vida, hemos estado
tragándonos mentiras como si fueran verdades.
Seré
breve en esta presentación. He preparado páginas web independientes*
con referencias a mucha de la evidencia que he encontrado (no toda – hay
demasiada). También estoy preparando una versión más larga para su eventual
publicación.
El Tratado de
No Agresión entre Alemania y la URSS
de agosto
1939
Para
el análisis de los acontecimientos que condujeron al Pacto Ribbentrop-Molotov
de 1939, sigue siendo excelente el ensayo “El Pacto de No Agresión Germano-Soviético de 1939” (1990) de Bill
Bland*.
He comprobado todas las citas en ese artículo; ahora, la mayoría está
disponible online. Es muy preciso,
pero mucho más detallado de lo que el presente artículo requiere.
Antes
de entrar en la cuestión de la invasión que no tuvo lugar, el lector necesita familiarizarse
con algunas ideas falsas sobre el Tratado de No Agresión y saber por qué son
falsas. Esas ideas también están basadas en la propaganda anticomunista, “creída”
ampliamente, aunque ingenuamente.
La más común, y la más falsa,
de ellas ha sido señalada anteriormente, tomada de la serie de PBS “A Puertas Cerradas”:
“...nazis y soviéticos se dividieron el
país según lo acordado en el Pacto Ribbentrop-Molotov...”
Esto
es completamente falso, como lo puede demostrar la lectura del texto del Pacto
Ribbentrop-Molotov. Sólo léase lo que dice (ver más abajo).
Los
soviéticos querían proteger a la URSS
y, por lo
tanto, preservar una Polonia independiente
[Véase
el texto del Pacto Ribbentrop-Molotov en el Anexo 1]
Convencionalmente,
se acepta como un hecho que el Pacto de No Agresión entre la URSS y Alemania (a
menudo llamado el “Tratado” o “Pacto Ribbentrop-Molotov”, debido al nombre de los
dos ministros de Relaciones Exteriores que lo firmaron) fue un acuerdo para la
“partición de Polonia”, para dividírsela. Esto es completamente falso. He
preparado una página con pruebas mucho más completas; véase “Las Cláusulas Secretas del Pacto Ribbentrop-Molotov
NO preveían ninguna partición de Polonia” [Anexo 2].
Sin
duda una de las grandes razones para difundir esta falsedad es la siguiente: Gran Bretaña y Francia firmaron un Pacto de
No Agresión con Hitler que acordaba la “partición” de otro Estado – Checoslovaquia.
Este fue el Acuerdo de Munich del 30 de septiembre de 1938.**
Polonia también participó en la “partición” de
Checoslovaquia, y se apropió de una parte del área de
Cieszyn, en Checoslovaquia, a pesar de que ésta sólo tenía una minoritaria población
polaca. Esta invasión y ocupación ni siquiera fueron establecidas en el Acuerdo
de Munich. No obstante ni Francia ni Gran Bretaña hicieron nada al respecto.
En
marzo de 1939, Hitler se apoderó de la parte restante de Checoslovaquia. Esto tampoco
estaba estipulado en el Acuerdo de Munich. Gran Bretaña, Francia y Polonia no hicieron
nada al respecto.
De este modo, ¡los “aliados” anticomunistas –Gran Bretaña,
Francia y Polonia– participaron realmente en la partición de un Estado
impotente! Tal vez por eso la “línea del partido” anticomunista es que la URSS
hizo lo mismo. Sin embargo, cualquiera que sea la razón de esta mentira, sigue
siendo una mentira.
La
Unión Soviética firmó el Pacto de No Agresión con Alemania no para “repartirse Polonia”, como hicieron los aliados al
dividirse Checoslovaquia, sino con el fin de defender a la URSS. El Tratado
establecía una línea en Polonia que demarcaba el interés de los soviéticos, línea
que las tropas alemanas no podían pasar en caso de que Alemania derrotara al
ejército polaco en una guerra.
El punto aquí es que, si el ejército polaco era vencido, el
ejército y el gobierno polacos podrían retroceder más allá de la línea de
interés soviética y así encontrar refugio, ya que Hitler había aceptado no penetrar
en Polonia más allá de esa línea. Desde ahí podrían hacer
la paz con Alemania. La URSS tendría un Estado parachoques, armado y hostil a
Alemania, entre el Reich y la frontera soviética.
Los
soviéticos –“Stalin”, para usar una cruda sinécdoque (= “designar al todo con
el nombre de una de las partes”)– no hicieron esto por amor a la Polonia
fascista. Los soviéticos querían un gobierno polaco –CUALQUIER gobierno polaco–
como parachoques entre la URSS y los ejércitos nazis. La traición absoluta del gobierno
fascista polaco a su propio pueblo frustró este plan.
En lo
que al resto del mundo concernía, el gobierno polaco tenía dos alternativas en
el caso de que su ejército fuera aplastado por un ejército atacante:
1.
Permanecer en el interior
del país, tal vez trasladando su capital fuera del alcance del ejército
invasor. Desde allí podía proponer la paz o rendirse.
2.
Huir a un país aliado que
estuviera en guerra con Alemania: Francia o Inglaterra.
Los
gobiernos de todos los demás países derrotados por Alemania hicieron una o
ambas de estas cosas. El gobierno polaco –racista, anticomunista,
ultranacionalista; en una palabra, fascista– no hizo ninguna de las dos cosas.
En lugar de luchar, el gobierno polaco huyó a la vecina Rumania.
Rumania
era neutral en la guerra. Al entrar en la neutral Rumania, el gobierno polaco
se convirtió en prisionero. El término legal es “interno”. No podía funcionar
como gobierno desde Rumania, ni trasladarse de Rumania hacia un país en guerra
con Alemania, como Francia, por ejemplo; permitirle hacer eso hubiera sido una
violación de la neutralidad de Rumania y un acto hostil contra Alemania.
Voy a hablar sobre el “internamiento” y el derecho internacional en esta cuestión, más abajo [en La cuestión del Estado en el Derecho Internacional].
La URSS no
invadió Polonia
– y eso lo
sabía todo el mundo en esa época
Dado
que Polonia no tenía ningún gobierno, Polonia no era más un Estado. (Hablaremos
de esto de forma más detallada más adelante [en La cuestión del Estado en el Derecho Internacional]).
Esto
significaba que: en esa posición, Hitler no tenía con quién negociar un alto al
fuego o un tratado.
Además,
las Cláusulas Secretas del Tratado Ribbentrop-Molotov ya no eran válidas, en la
medida en que eran un acuerdo acerca del Estado de Polonia, y el Estado de Polonia ya no existía. A
menos que el Ejército Rojo entrara a impedirlo, no había nada que se opusiera a
que los nazis avancen hasta la frontera soviética.
O, a
que Hitler –como ahora sabemos que, de hecho, estaba preparándose para hacerlo–
pudiera crear uno o más Estados pro-nazis en lo que hasta hace poco había sido Polonia
Oriental. De esa forma, Hitler podría haber hecho dos cosas: decir a los
soviéticos que aún respetaba el acuerdo de “esferas de influencia” del Pacto Ribbentrop-Molotov,
mientras que de hecho creaba un Estado nacionalista ucraniano, fascista,
altamente militarizado y pro-nazi, en la frontera con la Unión Soviética.
Una vez que los nazis hubieran dicho a los soviéticos que
ellos, los nazis, habían decidido que el Estado polaco ya no existía,
entonces no importaba si los soviéticos estuvieran de acuerdo o no. Los nazis
les estaban diciendo que se sentían libres de avanzar hasta la frontera
soviética. Ni la URSS ni ningún Estado hubieran permitido tal cosa. Tampoco el
derecho internacional lo hubiera demandado.
A
finales de septiembre, se firmó un nuevo acuerdo secreto. En él, la línea de
interés soviética estaba más hacia el Este de la línea de “esfera de influencia”
estipulada un mes antes en las Cláusulas Secretas. Fue publicado en Izvestia y en el New York Times en septiembre de 1939. Esto reflejaba el mayor poder
de Hitler, después de haber destrozado el ejército polaco. Véase el mapa en el Anexo 3.
En
este territorio, los polacos eran una minoría, incluso después de la campaña de
“polonización”, mediante el asentamiento de polacos en la zona, durante los
años 1920 y 1930. Véase el mapa de la composición étnica/lingüística en el Anexo 4.
¿Cómo podemos
saber si esta
interpretación de los hechos es cierta?
¿Cómo
sabemos si la URSS no agredió o “invadió” Polonia cuando ocupó Polonia Oriental
a partir del 17 de septiembre 1939, después de que el gobierno polaco se hubiera
internado en Rumania? Aquí hay nueve
elementos de prueba:
1.
El gobierno polaco no declaró la guerra a la URSS.
El gobierno polaco declaró la guerra a Alemania, cuando Alemania la invadió el 1 de septiembre de 1939. Pero no declaró la guerra a la URSS.
2.
El comandante supremo polaco Rydz-Smigly ordenó a los soldados polacos que no combatieran
a los soviéticos; sin embargo, ordenó a las fuerzas polacas que continuaran el
combate contra los alemanes.
Véase el Anexo 5.
3.
El presidente polaco, Ignaz Moscicki, internado en Rumania desde el 17 de
septiembre, tácitamente admitió que Polonia ya no tenía un gobierno.
Véase el Anexo 6.
4.
El gobierno rumano tácitamente admitió que Polonia ya no tenía gobierno.
Véase el Anexo 6.
La posición rumana reconocía el hecho de que Moscicki los estaba comprometiendo cuando afirmó que había renunciado legalmente el 30 de septiembre. En consecuencia, el gobierno rumano fabricó una historia según la cual Moscicki había renunciado el 15 de septiembre, justo antes de entrar en Rumania y ser internado (New York Times del 4 de octubre de 1939, p. 12). ¡Adviértase que el propio Moscicki no afirmó esto!
Rumania necesitaba esta ficción legal para tratar de evitar el problema siguiente. Una vez que Moscicki había sido internado en Rumania –es decir, desde el 17 de septiembre de 1939– no podía ejercer como Presidente de Polonia. Dado que la renuncia es un acto oficial [de gobierno – CM-L], Moscicki no podía dimitir en Rumania.
Para
nuestros propósitos, aquí está el punto importante: Tanto los líderes polacos como
el gobierno rumano reconocieron que Polonia había sido privada de su gobierno
una vez que el gobierno polaco cruzó la frontera con Rumania y fue internado
allí.
Tanto
Moscicki como Rumania querían una base legal –una hoja de parra– para un gobierno
así. Pero no estaban de acuerdo por
completo acerca de esa hoja de parra, que la revelaba como lo que era: una
ficción.
5.
Rumania tenía un tratado militar con Polonia dirigida contra la URSS. Rumania
no declaró la guerra a la URSS.
El gobierno polaco afirmó después que había “liberado” a Rumania de sus obligaciones derivadas de ese tratado militar, a cambio de refugio seguro en Rumania.
Pero
no hay evidencia de esta declaración. No es de extrañar: es, por lo menos, muy
poco probable que Rumania hubiera prometido nunca un “refugio seguro” para
Polonia, ya que eso hubiera sido un acto de hostilidad contra la Alemania nazi.
Rumania era neutral en la guerra y, como veremos después, insistió en
encarcelar al gobierno polaco y desarmar a las fuerzas polacas una vez que
cruzaron la frontera con Rumania.
La
verdadera razón por la que Rumania no declaró la guerra a la URSS es,
probablemente, la que se dio en un artículo del New York Times del 19 de septiembre 1939:
“El punto de vista de Rumania en relación con el acuerdo antisoviético rumano-polaco
es que únicamente entraría en efecto si ocurriera un ataque ruso como hecho
aislado y no como consecuencia de otras guerras.” (Rumania Anxious; Watches Frontier, NYT 19/09/39, p. 8)
Eso significa Rumania reconoció que el Ejército Rojo no estaba aliada con
Alemania, en “otra guerra”. Este es un reconocimiento tácito de la posición
soviética y alemana según la cual Polonia ya no tenía gobierno, y por lo tanto
ya no era un Estado.
6.
Francia no declaró la guerra a la URSS, a pesar de que tenía un tratado de
defensa mutua con Polonia.
En
el Anexo 1, se puede ver el texto
reconstruido de la “cláusula militar secreta” de este tratado, que se ha “perdido”
– es decir, que el gobierno francés todavía mantiene en “secreto”.
7. Inglaterra nunca exigió que la URSS retirara sus tropas de Bielorrusia Occidental y Ucrania Occidental, partes del antiguo Estado polaco, ocupados por el Ejército Rojo después del 17 de septiembre de 1939.
Por
el contrario, el gobierno británico concluyó que esos territorios no debían ser
parte de un futuro Estado polaco. ¡Incluso el gobierno polaco en el exilio estuvo
de acuerdo!
Véase el Anexo 7. Estos documentos están en el ruso original, con las citas pertinentes traducidas al inglés, debajo de ellas.
Véase el Anexo 7. Estos documentos están en el ruso original, con las citas pertinentes traducidas al inglés, debajo de ellas.
8. La Sociedad de Naciones no estableció que la URSS había invadido un Estado miembro.
El artículo 16 del Pacto de la Sociedad de Naciones [Anexo 8] exigía que los miembros impusieran sanciones comerciales y económicas contra cualquier miembro que “recurra a la guerra”.
Ningún
país adoptó sanción alguna contra la URSS. Ningún país rompió relaciones
diplomáticas con la URSS sobre esta acción.
Sin
embargo, cuando la Unión Soviética atacó Finlandia en 1939, la Sociedad de
Naciones votó por la expulsión de la Unión Soviética, y varios países rompieron
relaciones diplomáticas con ella. Véase el Anexo
9.
Una respuesta muy diferente, que nos dice cómo la Sociedad de Naciones vio la acción soviética en el caso de Polonia.
9. Todos los países aceptaron la declaración de neutralidad de la URSS.
Todos, incluyendo Francia e Inglaterra, los aliados beligerantes de Polonia, estuvieron de acuerdo en que la URSS no era una potencia beligerante, que no participaba en la guerra. En efecto, ellos aceptaron el pronunciamiento de la URSS que se declaraba neutral en el conflicto.
Véase
la “Proclamación 2374 - Neutralidad”,
de Franklin Delano Roosevelt, el 4 de noviembre de 1939:
“...infelizmente, existe un estado de guerra entre Alemania y Francia;
Polonia; y el Reino Unido, la India, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y la
Unión de Sudáfrica,...”
http://www.presidency.ucsb.edu/ws/index.php?pid=15831&st=&st1=
También la “152 - Declaración sobre las zonas de combate”, define
“los puertos beligerantes, británicos, franceses y alemanes, en Europa y
África...”
http://www.presidency.ucsb.edu/ws/index.php?pid=15833&st=&st1=
No se menciona a la Unión Soviética como
beligerante. Esto significa que Estados Unidos no consideró a la URSS en estado
de guerra con Polonia. Sobre la declaración de neutralidad de la Unión
Soviética, véase el Anexo 10.
Naturalmente, un país no puede “invadir” a otro país y afirmar de manera creíble que es “neutral” con respecto a la guerra que involucra a este país. Sin embargo, NINGUNO de esos países declaró a la URSS como beligerante. Tampoco lo hicieron Estados Unidos, la Sociedad de Naciones u otro país del mundo.
El Estado
polaco colapsó
Para
el 17 de septiembre de 1939, cuando las tropas soviéticas cruzaron la frontera,
el gobierno polaco había dejado de funcionar. El hecho de que Polonia ya no tuviera
gobierno significaba que Polonia ya no era un Estado.
El
17 de septiembre, cuando Molotov entregó la nota a Grzybowski, Embajador de
Polonia en la Unión Soviética, éste le dijo a Molotov que no tenía conocimiento
de dónde estaba su gobierno, pero que se le había informado que debía ponerse
en contacto a través de Bucarest. Véase el Anexo
11.
De
hecho, los últimos miembros del gobierno polaco cruzaron la frontera hacia
Rumania –y, de ese modo, se pusieron en condición de internamiento– durante el
día 17 de septiembre, según un despacho de United
Press publicado en la página cuatro del New
York Times del 18 de septiembre, fechado en Cernauti, Rumania. Véase el Anexo 12.
Sin
gobierno, Polonia había dejado de existir como Estado según el Derecho Internacional.
Este hecho es negado –más a menudo, simplemente ignorado– por los anticomunistas,
para quienes es un hueso atravesado en la garganta.
Echaremos
un vistazo más de cerca a esta cuestión en la siguiente sección. Pero un
momento de reflexión revelará la lógica de esta posición. Cuando no existe
gobierno –recordemos que el gobierno polaco estaba internado en Rumania– no hay
con quién negociar; no existe órgano ante el que la policía, los gobiernos
locales y los militares sean responsables. Los embajadores polacos en países
extranjeros ya no representaban a su gobierno, porque ya no había gobierno. (Véase
el Anexo 11, especialmente el
artículo del New York Times del 2 de
octubre 1939).
La cuestión del Estado en el Derecho Internacional
Para
más detalles, véase el Anexo 13.
TODA
definición de “Estado” reconoce la necesidad de un gobierno o “autoridad
política organizada”. Una vez que el gobierno polaco cruzó la frontera con
Rumania, dejó de ser “gobierno”.
Incluso
los funcionarios polacos de la época reconocieron esto, cuando trataron de dar
la impresión de que “el gobierno” nunca había sido internado, ya se había entregado
el gobierno a otra persona, antes de cruzar a Rumania. Véase [en el Anexo 6] la discusión sobre Moscicki
y su “deseo de renunciar” el 29 de septiembre de 1939, citado anteriormente.
Es
decir, TODOS, incluyendo los polacos, reconocieron que, al internarse en
Rumania, el gobierno polaco había creado una situación en la que Polonia ya no
era un “Estado”. Ésta no es sólo “una
interpretación razonable”, no sólo una deducción lógica e inteligente entre
varias deducciones posibles. Como he demostrado en este trabajo, ésa fue prácticamente la interpretación de
todo el mundo, en aquella época. Toda
potencia importante, además del ex primer ministro polaco, la compartía.
Una
vez que este problema es abordado directamente, todo lo demás fluye de él.
* Las Cláusulas Secretas del Pacto Ribbentrop-Molotov ya
no tenían validez, porque trataban de esferas de influencia en “Polonia”, un
Estado.
Para
el 15 de septiembre, a más tardar, Alemania había adoptado la posición de que
Polonia había dejado de existir como Estado (discutido con más amplitud en el Anexo 2).
Una
vez que Polonia dejó de existir como Estado, esas Cláusulas Secretas dejaron de
tener validez.
Por
lo tanto, si se lo proponían, los alemanes podían marchar hasta la frontera
soviética. O –y esto es lo que iba a hacer Hitler, si la Unión Soviética no
enviaba tropas – podían facilitar la creación de Estados títeres, como, por
ejemplo, un Estado nacionalista ucraniano pro-nazi.
En cualquier caso, una vez que Hitler hubo adoptado la
posición de que Polonia había dejado de existir como Estado, y que, en
consecuencia, el acuerdo del Pacto Ribbentrop-Molotov sobre esferas de
influencia en el Estado de Polonia ya no era válido, la Unión Soviética sólo tenía
dos opciones, una de dos:
1. Enviar el Ejército Rojo a Ucrania Occidental
y Bielorrusia Occidental, para establecer su soberanía allí; o
2. Dejar que Hitler envíe al ejército nazi hasta la frontera soviética.
2. Dejar que Hitler envíe al ejército nazi hasta la frontera soviética.
* Desde que el Estado polaco había dejado de existir, el pacto soviético-polaco de no agresión ya no estaba en vigor.
En
consecuencia, el Ejército Rojo podía cruzar la frontera sin “invadir” o “cometer
agresión contra” Polonia. Al enviar a sus tropas a que crucen la frontera, la
URSS estaba reclamando soberanía [sobre esas áreas], para que nadie más pueda
hacerlo –por ejemplo, un Estado nacionalista ucraniano pro-nazi, o la propia
Alemania nazi.
* La legitimidad se deriva del Estado, y ya no había ningún Estado polaco.
Por
tanto, el ejército polaco ya no era un ejército legítimo, sino una banda de
hombres armados que actuaban sin ninguna legitimidad. Al no tener legitimidad,
el ejército polaco debía haber depuesto las armas de inmediato y rendirse. Por
supuesto que podía seguir luchando – pero en ese caso ya no lo haría como un
ejército legítimo, sino como partisanos. Los partisanos NO tienen ningún
derecho en absoluto, excepto bajo las leyes del gobierno que reclama la
soberanía.
* Algunos nacionalistas polacos afirman que los
soviéticos demostraron su “perfidia” al negarse, una vez que sus tropas atravesaron
la frontera soviética, a permitir que el ejército polaco cruzara la frontera
hacia Rumania.
Pero
todo esto es erróneo. La URSS tenía relaciones diplomáticas con Rumania. La
URSS no podía permitir que, desde las áreas donde la URSS tenía soberanía,
miles de hombres armados cruzaran la frontera hacia Rumania, un Estado vecino.
¡Imagínese, por ejemplo, que México o Canadá permitieran que miles de hombres
armados cruzaran la frontera hacia Estados Unidos!
Renegociación
de “esferas de influencia”, 28 de septiembre 1939
Todo
esto se menciona directamente en una comunicación de Ribbentrop (Ministro de
Relaciones Exteriores alemán) a Schulenburg (Embajador alemán en Moscú) del 15-16
de septiembre* –Telegrama nº 360 del 15 de septiembre de 1939–, con su referencia a “la
posibilidad de la formación de nuevos Estados
en esa zona”.
Se
puede advertir que Ribbentrop estaba muy disgustado con la idea de que los
soviéticos “tomar[an] la amenaza alemana a las poblaciones ucranianas y bielorrusas
como causa para la acción soviética”, y quería que Schulenberg consiguiera que
Molotov le diera algún otro motivo. No tuvo éxito; este fue exactamente el
motivo que los soviéticos dieron:
“Tampoco puede exigirse al gobierno soviético que permanezca indiferente a
la suerte de sus hermanos de sangre, los ucranianos y bielorrusos que habitan
en Polonia, que incluso antes no tenían derechos, y que ahora han sido
abandonados por completo a su suerte. El gobierno soviético considera su deber
sagrado extender la mano en ayuda de sus hermanos ucranianos y bielorrusos
rusos que habitan en Polonia.”
(TASS, 17 de septiembre de 1939; citado en el New York Times del 18 de septiembre de 1939, pág. 5; también Jane
Degras (Ed.), “Soviet Documents on
Foreign Policy, 1933-1941”, vol. III, London/New York: Oxford University
Press, 1953, pp. 374-375.)
El
gobierno alemán ya estaba considerando la idea de que Polonia había dejado de
existir: no hay referencia a “Polonia”, sólo a “el área que se extiende al Este
de la zona de influencia alemana”, etc.
El
imperialismo polaco
Unas
palabras para explicar la referencia soviética a “la suerte de sus hermanos de
sangre, los ucranianos y bielorrusos que habitan en Polonia”.
En
el Tratado de Riga firmado en marzo de 1921, la República de Rusia (la Unión
Soviética no fue formada oficialmente hasta 1924), exhausta por la guerra civil
y la intervención extranjera, aceptó entregar la mitad de Bielorrusia y Ucrania
a los imperialistas polacos a cambio de una paz desesperadamente necesaria.
Usamos
las palabras “imperialistas polacos” deliberadamente, porque los polacos –hablantes
nativos de la lengua polaca– eran una pequeña minoría en Bielorrusia Occidental
y Ucrania Occidental, las áreas que pasaron a Polonia en virtud de ese Tratado.
El régimen capitalista polaco luego animó a los polacos étnicos a poblar esas
zonas para “polonizarlas”, y estableció todo tipo de restricciones al uso de
las lenguas bielorrusa y ucraniana.
Hasta
principios de 1939, cuando Hitler se volvió contra Polonia antes de hacer la
guerra a la URSS, el gobierno polaco estuvo
maniobrando para unirse a la Alemania nazi en la guerra contra la Unión
Soviética con el fin de apoderarse de más territorios.
Hasta
el 26 de enero de 1939, el ministro de Relaciones Exteriores polaco, Beck, estuvo
discutiendo esto en Varsovia con el ministro de Relaciones Exteriores nazi
Joachim von Ribbentrop. Ribbentrop escribió:
“... 2. Entonces hablé con M. Beck, una vez más sobre la política a seguir
por parte de Polonia y Alemania hacia la Unión Soviética, y en este sentido
también se refirió a la cuestión de la Gran Ucrania y otra vez propuse la
colaboración germano-polaca en este campo.
M. Beck no ocultó el hecho de que
Polonia tenía aspiraciones dirigidas hacia la Ucrania soviética y una conexión
con el Mar Negro...
(Original en Akten zur deutschen auswärtigen
Politik... Serie D. Bd. V.S. 139-140. Traducción al inglés en Documents on German Foreign Policy.
1918-1945. Serie D. vol. V. El documento en cuestión es el nº 126, pp.
167-168; esta cita en p.168. También en ruso God Krizisa T. 1, Doc. nº 120)
El ministro de Relaciones Exteriores polaco, Beck, le
estaba diciendo a Ribbentrop que Polonia quería apoderarse de TODA Ucrania,
quitándosela a la URSS, porque esa era la única forma
de que Polonia pudiera tener “una conexión con el Mar Negro”.
Al
ocupar Bielorrusia Occidental y Ucrania Occidental, la URSS estaba reunificando
a bielorrusos y ucranianos, de Oriente y Occidente. Esto es lo que los
soviéticos querían decir con la afirmación de que estaban “liberando” estas
áreas. La palabra “liberación” se utiliza convencionalmente cuando una potencia
imperialista ocupante es expulsada, y eso es lo que pasó en este caso.
El gobierno
polaco en el exilio
A
principios de octubre 1939, los gobiernos británico y francés reconocieron un
gobierno polaco en el exilio en Francia (más tarde se trasladó a Inglaterra). Por
supuesto, éste era un acto de hostilidad contra Alemania. Pero, el Reino Unido
y Francia ya estaban en guerra con Alemania. (Estados Unidos se rehusó a reconocer
la ocupación de Polonia, pero trató al gobierno polaco en el exilio en París de
una manera ambigua. Evidentemente no estaba seguro de qué hacer.)
La
URSS no podía reconocer al gobierno polaco en el exilio por una serie de
razones:
*
Reconocerlo era incompatible con la neutralidad de la URSS en la guerra.
Hubiera sido un acto de hostilidad contra Alemania, con la que la URSS tenía un pacto de no agresión; además, iba en contra de su deseo de evitar la guerra. (La URSS lo reconoció en julio de 1941, tras la invasión nazi de territorio soviético).
* El gobierno polaco en el exilio no podía ejercer su soberanía en ningún lugar.
* Lo más importante: para reconocer al
gobierno polaco en el exilio, la URSS hubiera tenido que retroceder a sus fronteras
anteriores a septiembre de 1939, porque el gobierno polaco en el exilio jamás
hubiera aceptado la ocupación soviética de Bielorrusia Occidental y Ucrania
Occidental.
Como
consecuencia de ello, Alemania sencillamente
hubiera avanzado hasta la frontera soviética.
Permitir
eso, por supuesto, hubiera sido un crimen contra el pueblo soviético, también un
golpe contra los ingleses y franceses, como éstos reconocerían poco después, y además
un gran impulso para Hitler. Véase el Anexo
14.
El gobierno
polaco, excepcionalmente irresponsable
Ningún
otro gobierno durante la Segunda Guerra Mundial hizo nada que remotamente se
pareciera a lo que el gobierno polaco hizo.
Muchos
gobiernos de los países conquistados por el Eje formaron “gobiernos en el
exilio” para continuar la guerra. Pero sólo el gobierno polaco se internó en un
país neutral, privándose así de la capacidad de funcionar como gobierno y privando
a su propio pueblo de su existencia como Estado.
¿Qué debieron haber hecho los líderes del
gobierno polaco, una vez que se dieron cuenta de que estaban completamente
derrotados militarmente?
·
El gobierno polaco debió haberse quedado en algún lugar de Polonia: si no en la capital, Varsovia, entonces en Polonia Oriental. Si hubieran
establecido una capital alternativa en el Este –algo que los soviéticos estaban
preparados para hacer al Este de Moscú, en caso de que los nazis capturaran la
capital soviética–, entonces podrían haber preservado una Polonia “reducida”.
Desde allí podrían haber capitulado, como lo hizo, por ejemplo, el gobierno francés en julio de 1940. O, podrían haber demandado la paz, como
lo hizo el gobierno de Finlandia en marzo de 1940.
En consecuencia, Polonia, al igual que
Finlandia, hubiera seguido siendo un Estado, aunque sin duda habría perdido
territorio.
·
O, bien, el gobierno polaco
podría haber huido a Gran Bretaña y Francia, países que ya estaban en guerra con Alemania.
Los líderes del gobierno polaco podrían haber huido por vía aérea en cualquier momento. Para hacerlo en barco, podrían haber utilizado el puerto polaco de Gdynia, que controlaron hasta el 14 de septiembre.
·
¿Por qué no lo hicieron? ¿Creyeron, los líderes del
gobierno polaco, que podían ser asesinados? Bueno, ¿y qué? ¡Decenas de miles de
sus conciudadanos y soldados estaban siendo asesinados!
o
¿Realmente creyeron que Rumania
violaría su neutralidad con Alemania para dejarles cruzar el país en camino a
Francia? Si creyeron esto, fueron notablemente estúpidos. No existe ninguna evidencia
de que el gobierno rumano les diera permiso para hacer eso.
o
¿Creyeron que Gran Bretaña
y Francia iban a ir a “salvarlos”? Si es así, esto también fue notablemente estúpido.
Incluso si los británicos y franceses realmente hubieran tenido la intención de
movilizar un gran ejército para atacar a las fuerzas alemanas en el Oeste, el
ejército polaco habría tenido que resistir a la Wehrmacht, por lo menos,
durante un mes, tal vez más. Pero el ejército polaco estaba en retirada rápida
después del primer o segundo día de guerra.
o
O, quizás huyeron
simplemente por pura cobardía. Esto es lo que sugiere su huida de Varsovia, la
capital polaca.
Todo
lo que sucedió después fue consecuencia del internamiento del gobierno polaco
en Rumania.
El mundo pudo haber sido diferente si, después de la
rendición ante Hitler, hubiera quedado una Polonia “remanente”:
* Una Polonia “remanente” podía finalmente haber firmado un pacto de defensa mutua que incluyera a la URSS. Esto hubiera restablecido la “seguridad colectiva”, la alianza anti- nazi entre los aliados occidentales y la URSS, algo que los soviéticos buscaron, pero que fue rechazado por los lideres ingleses y franceses.
Esto
hubiera
o
debilitado enormemente a
Hitler;
o
probablemente, evitado gran
parte del Holocausto judío;
o
ciertamente, impedido la
conquista de Francia, Bélgica y el resto de Europa;
o
ciertamente, evitado la
muerte de muchos millones de ciudadanos soviéticos.
Todo esto, y más – sólo si el gobierno polaco se hubiera quedado en su país, por lo menos el tiempo suficiente para rendirse, como lo hicieron los otros gobiernos.
Conclusión:
¿Por qué es importante la
verdad acerca del Movimiento Comunista Internacional?
En una discusión en MLG List, en marzo de 2008, Barbara Foley escribió:
“... Si nosotros, la izquierda, queremos ver una reactivación del movimiento
por el derrocamiento revolucionario del capitalismo y la construcción de
sociedades igualitarias que permitan a los seres humanos ser humanos, entonces
necesitamos tener un entendimiento tan claro como sea posible de los logros y
fracasos de los intentos anteriores de transformación social revolucionaria.
Muchas grandes cosas sucedieron en la URSS y China cuando estas sociedades
intentaban construir el socialismo; también hubo muchas tragedias y reveses.”
Barbara
ha dado en el clavo. Nunca vamos a encontrar la manera de construir esa
sociedad justa e igualitaria basada en la colectividad y la cooperación –lo que
tradicionalmente se ha llamado “comunista”– mientras no aprendamos las
lecciones positivas y negativas de la historia y de las ricas experiencias de
aquellos que nos precedieron.
La Unión Soviética
El
primero de estos predecesores nuestros es el valiente, inteligente y visionario
pueblo de la Unión Soviética durante la época de Lenin y Stalin (pongo a
Jruschov en una categoría totalmente diferente). Ellos, y especialmente José
Stalin, han sido difamados, calumniados y demonizados por el enemigo de clase,
los capitalistas y sus académicos.
Esto
es consecuente. Es lógico que los capitalistas, y los que apoyan la
explotación, odien a Lenin, Stalin y los comunistas de su tiempo.
Sin
embargo, ¡los expertos del enemigo de clase han mostrado mucho más conciencia
de clase que nosotros! Ellos no sólo han promovido y promueven mentiras que los
benefician y nos desalientan (eso era de esperarse), sino que ¡nos han
persuadido a que creamos esas mentiras! Y ése es NUESTRA culpa.
Falsedades sobre la URSS durante la época de Stalin, 1920’s-1953
He
pasado la mayor parte de la última década estudiando los documentos de los
antiguos archivos soviéticos que se han publicado desde el fin de la URSS en
1991. Ellos arrojan una luz completamente nueva sobre la historia de la URSS durante
el periodo de Stalin.
Podría
resumir la lección principal citando el título de una canción de Weird Al
Yankovich: “Todo lo que sabemos es erróneo”.
La
historia de la URSS durante esos años debe rehacerse desde el principio. Aquí
está una lista de sólo algunos de los eventos cardinales de esa historia que
están distorsionados, en su mayoría o totalmente, en la historiografía
anticomunista (incluyendo la historiografía anticomunista en la propia Rusia):
·
La llamada “hambruna provocada
por el hombre en Ucrania” es un mito. No fue “provocada por el hombre”, ni se circunscribió
a Ucrania. Fue uno –el último– de una serie de hambrunas naturales causadas por las malas cosechas que se han producido con frecuencia a lo largo de la
historia de Rusia y que son familiares en la mayoría de las sociedades
agrícolas.
·
Los acusados en los famosos “Procesos de Moscú” de 1936, 1937 y 1938 no fueron víctimas
de un montaje, sino que fueron culpables de esos crímenes, al menos, los que
confesaron.
·
Leon Trotsky, coacusado
ausente en cada uno de esos juicios, también conspiró con Alemania y Japón para
derrocar al gobierno soviético, poner fin a la Internacional Comunista y
desmembrar a la Unión Soviética, y sabotear la defensa militar en tiempos de
guerra, siempre que obtuviera ayuda para tomar el poder.
·
El “Gran Terror” de las
ejecuciones en masa, que tuvo lugar en la URSS entre 1937 y 1938, fue un
intento por parte de algunos dirigentes del Partido y el jefe de la NKVD
(policía secreta) Nikolai Ezhov, de sembrar desconfianza y descontento entre sectores
de la población soviética con el fin de debilitarla durante un ataque y así
facilitar la caída del régimen soviético. Stalin y los otros líderes del
Partido asociados con él se opusieron a esto y le pusieron fin cuando se
enteraron de ello.
·
Stalin se esforzó por
establecer un tipo de democracia socialdemócrata en la URSS, en la década de
1930, e hizo nuevos intentos durante la década de 1940, pero encontró oposición
y fue derrotado en esta cuestión por dirigentes del Partido.
·
El famoso ataque de Nikita
Jruschov contra Stalin en su “Discurso Secreto” en el XX Congreso del Partido
en febrero de 1956, es totalmente deshonesto. Un estudio cuidadoso de cada una
de las “revelaciones” o acusaciones de Jruschov contra Stalin y Lavrentii Beria,
demuestra que cada uno de ellas es falsa a la luz de las evidencias documentales
de los antiguos archivos soviéticos.
Pude haber hecho una lista mucho más larga.
En
resumen, nada de lo que se nos ha dicho, nada en los famosos libros canónicos antisoviéticos y anti-Stalin que se citan
habitualmente, es fidedigno.
Nuestra tarea
Es
fácil sentirse indignado por tales mentiras al por mayor. Pero tal vez no
deberíamos sorprendernos de que los académicos anticomunistas, financiados por
las instituciones capitalistas, tengan que falsificar la historia de la Unión
Soviética y el movimiento comunista en general. ¿Qué deberíamos esperar que hagan?
En cambio,
debemos identificar nuestras propias limitaciones. Ya es hora de que en la
izquierda mostremos tanta conciencia de clase como la de los “eruditos”
capitalistas. Tenemos que calar en sus falsedades.
Es
esencial que limpiemos las montañas de mentiras sobre la historia de la URSS y
el movimiento comunista internacional del siglo XX, y aprendamos lo que
realmente sucedió, para que podamos evaluar sus debilidades y fortalezas, y
aprender a hacerlo mejor.
Mientras
no emprendamos seriamente esta tarea, no podremos tener éxito en nuestros
esfuerzos por la construcción de una sociedad mejor, de justicia e igualdad.
Toda nuestra crítica y teorización se construirá sobre una base de mentiras.
Althusser, Foucault, Deleuze y Guattari, Zizek, Badiou y muchos otros, todos,
“creyeron” las mentiras de Jruschov sobre la historia soviética y Stalin, y
teorizaron de acuerdo con ellas.
China
Hay
un intento de demonizar igualmente a Mao Zedong y a la Revolución Cultural. Por
alguna razón no ha tenido tanto éxito – todavía no, de cualquier forma.
También
hay un intento, de manera general, de recuperar la Revolución Cultural, el
Partido Comunista de China y Mao. ¡Se han hecho algunos trabajos realmente
interesantes sobre esto! Nuestro Dan Vukovich, ex integrante de Santa Clara,
que ahora enseña en Hong Kong, está contribuyendo a este esfuerzo. Necesitamos
un esfuerzo similar con respecto a la historia soviética del período de Stalin
(así como del período anterior y posterior).
El
intento anticomunista –hasta el momento, ampliamente exitoso– de demonizar a
Stalin y a la Unión Soviética de su época, es parte de un proyecto
reaccionario, incluso fascista, más grande: condenar, igualmente, como funestos,
todos los intentos revolucionarios por
lograr una sociedad sin explotación de igualdad y justicia.
Simplemente
debemos resistir con todo lo que tenemos. Pero sólo podemos hacerlo mediante un
trabajo histórico paciente. El trabajo teórico tiene que basarse en la realidad
histórica, en lo que realmente sucedió, no en falsedades.
La
debilidad principal de los que están recuperando la experiencia comunista china
es, una vez más, la unilateralidad. En respuesta a la negatividad totalizadora
de los falsificadores anticomunistas, están tentados a adoptar una actitud
positiva igualmente totalizadora sobre la Revolución Cultural. Sin embargo, la
Revolución Cultural fracasó, y China se había volcado decididamente hacia el
capitalismo antes de la muerte de Mao.
Un
movimiento histórico similar está ocurriendo dentro de Rusia ahora – uno para
recuperar a Stalin y los gloriosos años de la URSS –cuando los ojos de gran
parte de la humanidad estaban en los éxitos, evidentes y aparentes, de la
colectivización, la industrialización y el socialismo en la URSS. Pero este
movimiento también es fatalmente unilateral, una reacción burguesa contra la
demonización reaccionaria de la URSS y de Stalin.
Las
“críticas” a la historia comunista, que hoy pasan como verdades no sólo en los
libros de texto y la cultura burgueses sino también en la izquierda, son más
que inútiles, son una cortina de humo de mentiras. Su propósito es ocultar lo
que realmente sucedió y de esa forma impedir que aprendamos las verdaderas
lecciones de los éxitos y los fracasos últimos de nuestros predecesores
comunistas.
Dialéctica, un estudio marxista necesario
Los
intentos de recuperar las revoluciones soviética y china –que podríamos llamarlo,
como lo hicieron los chinos, “la experiencia histórica de la dictadura del
proletariado”– comparten algunos defectos graves:
·
en su mayoría, no hacen uso
del método marxista;
·
no se realizan con el
propósito de averiguar “lo que estuvo correcto” y “lo que estuvo equivocado” desde
el punto de vista del aprendizaje de las lecciones, tanto positivas como
negativas, sobre cómo hacer una revolución comunista y cómo construir esa
sociedad comunista.
Por
lo tanto, corren el peligro de caer en moldes nacionalistas, en lugar de marxistas
o comunistas.
Nuestra
tarea es aprender las lecciones, positivas y negativas, de las experiencias soviética
y china, de tal manera que nosotros y los que vengan después de nosotros
podamos hacerlo mejor la próxima vez.
Para
ello necesitamos saber lo que realmente sucedió. Mi presentación de hoy
pretende ser una pequeña parte de ese trabajo esencial.
* Véase http://msuweb.montclair.edu/~furrg/research/mlg09/page_of_links.html
* El vínculo que
pone G. Furr da error. Véase http://espressostalinist.com/2013/10/30/bill-bland-the-german-soviet-non-aggression-pact-of-1939/,
como alternativa.
** Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdos_de_M%C3%BAnich* Véase http://avalon.law.yale.edu/20th_century/ns072.asp
Fuente: Grover Furr, “Did the Soviet Union Invade Poland in
September 1939? (The Answer: No, it did not.)”, publicado en Grover Furr’s
Home Page http://msuweb.montclair.edu/~furrg/research/mlg09/did_ussr_invade_poland.html
Traducido para “Crítica
Marxista-Leninista” por Inessa de la Torre, Gabriel Lara Blásquez y Facundo
Borges.
Nota: En el texto publicado online, Grover Furr pone muchos vínculos a
otras páginas que aportan las pruebas documentales y amplían los argumentos que respaldan las
afirmaciones en el cuerpo del documento principal. Hemos reemplazado los
vínculos o links más importantes con 14 Anexos que están incorporados en la
versión PDF del presente ensayo. En el cuerpo del documento principal y los anexos hemos copiado
también los URL de aquellos vínculos cuyo contenido no hemos traducido.
Descargar el texto completo de “¿La Unión Soviética invadió Polonia en septiembre de 1939? (Respuesta: No, no lo hizo)” de Grover Furr