martes, 26 de febrero de 2013

Entender la crisis y someter a juicio el sistema

La teoría de la crisis general del capitalismo, al igual que la teoría del capitalismo monopolista de Estado, fue abandonada décadas atrás por los partidos e intelectuales que se nutrían de las fuentes del marxismo-leninismo. En los últimos años, existe una interesante y fuerte tendencia a rescatar también esta teoría, rectificando interpretaciones limitadas y erróneas y actualizando su contenido. El siguiente artículo fue publicado en los tres últimos números del 2012 del mensuario Socialist Voice, publicación del denominado Partido Comunista de IrlandaPese a las discrepancias políticas con ese partido y con el contenido de algunas de las opiniones expresadas en el presente artículo (entre otros, su ausencia de crítica de la concepción de los ciclos largos de Kondratiev), creemos que aporta elementos que permiten una discusión de la teoría de la crisis económica del capitalismo y de la teoría de la crisis general del capitalismo.
 

Entender la crisis y someter a juicio el sistema
Por NL

Las crisis no son causadas ​​por la codicia (aunque está muy extendida), las crisis no son causadas ​​por reguladores tímidos o políticos corruptos (aunque son muchos), las crisis no son causadas ​​por el excesivo gasto estatal: las crisis son características constantes y recurrentes del capitalismo, que nacen del funcionamiento interno del sistema económico, tanto a nivel productivo como ficticio. 

…las crisis en el capitalismo están arraigadas en la tasa decreciente de ganancia, que resulta de la necesidad competitiva de las empresas de invertir cada vez más en tecnología, con el fin de producir más rápido y más barato que sus rivales. Esto, sin embargo, tiene el efecto adverso de reducir la cantidad de trabajo involucrada en el proceso –que en última instancia es la fuente de la ganancia–, lo que conduce a una tendencia a disminuir la tasa de ganancia, que a su vez tiene como resultado los periodos de estancamiento, sobreproducción, despidos y crisis, con el fin de que el proceso comience de nuevo. 

Las crisis, por lo tanto, son cíclicas y recurrentes. Esto es puesto en evidencia en muchas obras, incluyendo libro de Andrew Kliman, “El fracaso de la producción capitalista”…, pero también puede verse por lo general en la disminución del crecimiento del PIB, el nivel constante del desempleo masivo y la disminución de las tasas de interés (porque si la tasa de interés fuera más alta que la tasa de ganancia en la producción, ¿por qué alguien con capital invertiría en la producción?). 

Kliman identifica como una de las razones de la gravedad de la crisis actual, el hecho de que en las últimas décadas el Estado y otras instituciones han intervenido activamente para evitar la crisis. Estas acciones, comúnmente conocidas como neoliberalismo, han incluido una reducción masiva de los impuestos sobre las ganancias, que, aunque no aumenta la tasa de ganancia, aumenta de hecho la acumulación privada de capital mediante el aumento de las ganancias disponibles. 

Al evitarse, de esa forma, una crisis masiva se impidió la necesaria destrucción de capital y de activos que eran necesarios para volver a iniciar el proceso de crecimiento. Esa es la razón por cual la crisis actual, que se ha estado gestando en las últimas décadas, es tan grave.
…en el movimiento comunista internacional, existe una teoría de la crisis que parece explicar la crisis de una manera que reconoce que las crisis cíclicas se producen a partir del cambio de énfasis en las inversiones de capital, pasando de la inversión en trabajo a la inversión en maquinaria, lo que resulta en una disminución general de la tasa de ganancia y en contradicciones cada vez mayores de las tendencias más fuertes en el capitalismo monopolista –la monopolización y la concentración de la riqueza–, dejando al sistema en un continuo estado de crisis, pero no siempre una recesión: la crisis general del capitalismo.

La crisis general del capitalismo
 

La teoría de la crisis general del capitalismo (CGC) desarrolló los análisis de Marx y de Lenin de las contradicciones y tendencias dentro del sistema. No reemplazó sus conclusiones iniciales ni tampoco trató de sugerir que las crisis y recuperaciones cíclicas no se producirían ni se repetirían. De hecho, fue explícita al decir que esto no significaba que el capitalismo estaba al borde del colapso.

“La caracterización de la crisis general del capitalismo dada en los documentos de los Congresos del PCUS [Partido Comunista de la Unión Soviética] y en los documentos teóricos del movimiento comunista mundial no está de ninguna manera irrevocablemente ligada a una “serie” especial de síntomas. Es una descripción flexible, que refleja la calidad contradictoria, multifacética y cambiante del colapso del sistema capitalista… El desarrollo de la crisis general no es lineal, ni puede decirse que se intensifica de manera constante año tras año. Se trata de un proceso desigual, extremadamente complejo y que, como Lenin predijo, pasa por “etapas prolongadas y difíciles”...
 

“Además de las tendencias de largo plazo hacia la intensificación de las contradicciones internas del capitalismo, la crisis general del capitalismo incluye procesos de corto plazo, por ejemplo, la inflación rápida, los graves problemas de balanza pagos en varios países, y estallidos sociopolíticos… Mientras el capitalismo no sea derribado por una revolución socialista, se adaptará a las condiciones cambiantes. Las características específicas del capitalismo moderno se pueden explicar, en gran medida, por el hecho de que se ha adaptado a la nueva situación mundial. Sin embargo, la adaptación a las nuevas circunstancias no significa la estabilización del capitalismo como sistema…” M. S. Dragilev, La Gran Enciclopedia Soviética (3ª edición, 1970-79). 

La teoría de la crisis general del capitalismo estaba sugiriendo, correctamente, que las tendencias identificadas por Marx y Lenin se habían desarrollado, que la monopolización era mucho mayor, que el capital financiero jugaba un papel más importante y desestabilizador, que las economías nacionales estaban más integradas, lo que facilita la expansión rápida de la crisis. 

El capitalismo reaccionó ante cada crisis destinando más inversión hacia la tecnología, a fin de incrementar la explotación; se produjeron mayores concentraciones de la producción mediante fusiones, buscando oportunidades para crear ganancias una vez que los canales habituales se cerraban;  y todo esto requería de una comprensión más completa de la crisis sistémica. 

Formulada durante la década de 1920, el concepto de la crisis general del capitalismo fue adoptado por el VI Congreso de la Internacional Comunista en 1929, que decía:

“La experiencia durante el periodo histórico de posguerra ha demostrado que la estabilización lograda mediante la represión de la clase obrera y la depresión sistemática de su nivel de vida sólo puede ser una estabilización parcial, transitoria y en descomposición… El desarrollo espasmódico y febril de la técnica [la tecnología], al borde de una nueva revolución técnica en algunos países, el acelerado proceso de concentración y centralización del capital, la formación de trusts gigantes y de monopolios “nacionales” e “internacionales”, la fusión de los trusts con el poder del Estado y el crecimiento de la economía capitalista mundial, no pueden, sin embargo, eliminar la crisis general del sistema capitalista…
 

Este progreso técnico y la racionalización de la industria, el reverso de lo que es el cierre y liquidación de numerosas empresas, la restricción de la producción y la explotación despiadada y destructiva de la fuerza de trabajo, conducen al desempleo crónico en una escala nunca antes experimentada. El deterioro absoluto de las condiciones de la clase obrera se convierte en una realidad incluso en ciertos países capitalistas altamente desarrollados. La competencia cada vez mayor entre los países imperialistas, la amenaza constante de la guerra y la intensidad creciente de los conflictos de clase preparan el terreno para una nueva y superior etapa del desarrollo de la crisis general del capitalismo y de la revolución proletaria mundial…

La crisis revolucionaria está madurando inexorablemente en los mismos centros del imperialismo; la ofensiva capitalista contra la clase obrera, el ataque al nivel de vida de los trabajadores, a sus organizaciones y a sus derechos políticos, con el crecimiento del terror blanco, despierta la creciente resistencia de las amplias masas del proletariado e intensifica la lucha de clases entre la clase obrera y el capital monopolista…

De acuerdo con los cambios en la situación política, la burguesía recurre al método del fascismo o al método de la coalición con la socialdemocracia; por su parte, la socialdemocracia juega a menudo un papel fascista en los periodos en que la situación es crítica para el capitalismo. (Programa de la Internacional Comunista, 1929)

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La crisis general del capitalismo es a menudo mal entendida o tergiversada, dándole el sentido de que el mundo socialista se encontraba al borde de la victoria sobre el capitalismo. Por consiguiente, dado el triunfo de la contrarrevolución en los antiguos países socialistas, la teoría ya no es relevante o válida. De hecho, muchas de las críticas a la teoría de la crisis general del capitalismo sugieren que, dado que el socialismo (o el “capitalismo de Estado”, como lo llaman) fue suprimido, esto refuta la teoría de la CGC. 

Ciertamente, los teóricos de la Unión Soviética pusieron énfasis en la interrelación entre las contradicciones internas del capitalismo y el desarrollo del socialismo y el creciente apoyo que éste recibía a nivel mundial algunas décadas atrás. Sin embargo, la categorización de la crisis general se basa fundamentalmente en el análisis de las contradicciones internas del capitalismo monopolista; por lo tanto, si estas contradicciones existen todavía (…), entonces, sigue siendo tan válida hoy como cuando fue sugerida por primera vez, aunque como el tiempo ha pasado y las circunstancias han evolucionado y cambiado, ciertos rasgos de la teoría de la crisis general necesitarán reflejar la nueva realidad. 

Como el filósofo comunista Hanz Heinz Holz dijo,

“Por lo tanto, debemos despejar la idea de que la crisis general del capitalismo se define mediante su correlación con el sistema socialista. Las características determinantes de la crisis hay que buscarlas en la esencia de los procesos sociales capitalistas y –en último análisis– en la agudización de las contradicciones básicas del capitalismo, entre el capital y el trabajo.”
 

Holz explica que la crisis general del capitalismo es una categorización histórica del sistema en su última fase, cuando las contradicciones internas ya no pueden mantenerse bajo control. Antes, el desarrollo de las fuerzas productivas en el sistema lograba mantener estas contradicciones bajo control, pero ahora, en su etapa altamente monopolizada, expone a la humanidad ante ellas hasta el punto de amenazar las condiciones de su existencia.

“…Si un sistema ya no es capaz de funcionar de acuerdo con sus propias leyes estructurales, y en cambio debe tener elementos funcionales conflictivos insertados en él, entonces es claramente inestable –y mantiene la apariencia de estabilidad sólo mediante la creación inmediata de nuevas contradicciones… En última instancia, sin embargo, sólo se mantiene poniendo siempre sobre los miembros más débiles de la sociedad, los costes ocasionados al equilibrar esas contradicciones…”
 

El capitalismo, en su última y plenamente desarrollada fase monopolista, no puede absorber o controlar de forma permanente sus contradicciones y conflictos, y entonces las traslada, brutalmente, a la gente común. Ya se trate de la guerra, el desempleo, la catástrofe ambiental, o la “austeridad”, todos ellos deben ser vistos en el contexto de las limitaciones del sistema y la naturaleza generalizada de la crisis en el sistema. 

Cada crisis cíclica significa un nuevo asalto contra el pueblo. El sistema no puede absorber y recuperarse de la caída: ahora debe pasar esa crisis a la sociedad. 

Para maximizar las ganancias, las empresas intensifican la explotación del trabajo y aumentan la inversión en tecnología, pero esto tiene el efecto negativo de reducir en última instancia la tasa de ganancia, ya que una mayor proporción de capital es invertido en tecnología y no en el trabajo humano, que es la fuente de plusvalía. Con un capital cada vez más monopolizado, las empresas compran a sus débiles competidores a bajo precio, restaurando temporalmente la ganancia, pero aumenta finalmente la monopolización y agrava la sobreproducción y la concentración de capital y poder. 

Durante la recuperación no se ve una recuperación del valor de la participación del trabajo, y no se ve un gran crecimiento en el empleo, ni se ve un reequilibrio del sistema tributario. Cada crisis reduce aún más la participación del trabajo en la riqueza mundial. Estas contradicciones crean la crisis general en esta etapa del desarrollo histórico del sistema económico. Es general en el sentido de que permea la sociedad de muchas maneras. La democracia es atacada y vaciada de contenido. Cada vez más, el capital debe recurrir a las formas autoritarias o “tecnocráticas” de gestión para controlar la disidencia y para tratar de controlar el sistema de manera que se garantice la creación de oportunidades de ganancias. El Estado es, cada vez más, utilizado para transferir riqueza a los ricos mediante los impuestos y los subsidios y para garantizar la creación de oportunidades de ganancias mediante la privatización y los contratos del Estado. 

La naturaleza coercitiva del Estado en la protección de la riqueza es cada vez más clara. Los servicios de salud no pueden proporcionar siquiera la atención sanitaria básica. Las corporaciones monopólicas niegan medicamentos a millones de personas a nivel mundial y permiten que las personas mueran de enfermedades curables. Los agricultores reciben subsidios para no cultivar alimentos, mientras millones mueren de hambre. El desempleo es constante y crece a nivel mundial. 

La cultura es cada vez más mercantilizada y se reduce a la venta vulgar de sexo. El deporte es cada vez más un negocio y funciona como parte del sistema de acumulación, con el resultado de que el engaño es endémico, y se tolera. 

Holz sugiere que hay ocho aspectos de la crisis que penetran todos los aspectos de la vida y hacen que la crisis sea general. Se trata de la crisis económica, la crisis política de la democracia, la crisis política de los Estados que conduce a la guerra, la crisis social, la crisis de dirección (sin dirección filosófica coherente), la crisis educativa y cultural, la crisis de los recursos técnicos y la crisis ambiental.

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          Casi al mismo tiempo que la teoría de la crisis general del capitalismo estaba siendo desarrollada por el movimiento comunista, y las contradicciones monopolistas después de la Primera Guerra Mundial evolucionaban hacia la gran depresión y el fascismo, un economista soviético, Nikolai Kondratiev, investigó y planteó un análisis de los ciclos del capitalismo que vio emerger nuevas contradicciones como resultado de la “resolución” de la crisis precedente y que desarrollaban la siguiente.

“Cada nueva fase del ciclo es predeterminada por la acumulación de factores de la fase precedente, y cada nuevo ciclo sigue al anterior tan naturalmente como una fase del ciclo sigue a la otra. Sin embargo, debe entenderse que cada nuevo ciclo emerge en nuevas condiciones históricas particulares, sobre un nuevo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, y por lo tanto no es una simple reiteración del ciclo precedente.”
 

Kondratiev veía el ciclo económico capitalista como conteniendo un periodo de expansión culminando en un pico, seguido por una recesión, una meseta de estancamiento, y luego por una recesión secundaria o depresión. Estos ciclos durarían cincuenta o sesenta años. Kondratiev identificó tres ciclos de este tipo, identificando de manera importante la Gran Depresión en un informe que escribió en 1926, sólo tres años antes de la crisis.
Expansión
Recesión
Meseta
Depresión

1784-1800
1800-1816
1816-1835
1835-1844
1845-1858
1859-1864
1864-1874
1875-1896
1896-1907
1907-1920
1920-1929
1929-1949

Para los economistas marxistas en la vena de Kondratiev, después de la Segunda Guerra Mundial comenzó un cuarto ciclo, con un periodo de expansión que duró hasta la década de 1970, en que empezó un periodo de recesión que duró hasta los primeros años de la década de 1980, cuando tomaron el relevo el estancamiento y una meseta.

En cierto modo, el periodo de depresión fue artificialmente mantenido fuera de panorama o fue postergado por lo que comúnmente se llama neoliberalismo, pero esencialmente por la interferencia del Estado en la economía para apuntalar la creación de ganancias. Pero a pesar de esto, la tasa de rendimiento del capital declinó significativamente en las últimas décadas, lo que provocó una drástica caída en las tasas de interés para tratar de estimular la inversión, produciendo una inundación de capital que se dirigió hacia burbujas especulativas y la financiarización. 

Esta interferencia estatal y el alto grado de monopolización del poder impidieron que ocurriera de forma natural la destrucción de capital que se dio al final de los ciclos anteriores, lo que permitió que la tasa de ganancia se recupere.

…Andrew Kliman ha realizado una amplia investigación de calidad sobre esta evitación de la destrucción de capital y el papel importante que esto ha tenido en la creación de la crisis y en la profundización de la misma.
 

Tanto la crisis general del capitalismo como los ciclos de Kondratiev, en su calidad de teorías explicativas, son extremadamente poderosos, y en ellas deben basarse las últimas investigaciones y análisis. La crisis económica, la crisis política, el déficit democrático, la crisis de la educación y la cultura, la crisis de identidad, los problemas sociales: todos forman parte de lo que es la crisis general del capitalismo y son evidentemente parte del sistema actual.
 
Mejorar nuestra comprensión de la crisis 

Tenemos que seguir esforzándonos por lograr una mejor comprensión de cómo funciona el sistema y cómo hoy, en esencia, no podemos hacer frente a los aspectos individuales de la crisis sin cuestionar el sistema en su integridad. 

El déficit democrático no puede ser seriamente superado sin democratizar la economía. La destrucción del medio ambiente del planeta no puede revertirse sin una economía planificada y controlada. Los problemas sociales, el abuso de drogas y el alcohol no serán erradicados sin el pleno empleo y el control de la comunidad sobre el futuro del pueblo. Todos ellos están relacionados entre sí y vinculados entre sí, y también lo está la lucha por comprender y superar el sistema que los crea y los sostiene. 

Al tratar de lograr esta comprensión, se están haciendo cada vez más claras una serie de cosas:

• Las crisis son una parte cíclica del sistema y ocurren periódicamente.


• La tendencia es que la tasa de ganancia disminuya, pero el Estado actúa para contrarrestar esta tendencia.

• El capital migra hacia áreas tales como las finanzas, donde se pueden obtener mejores retornos.

• El capital inunda los sectores que dan retornos, dando lugar a burbujas.

• La deuda –personal, empresarial y estatal– se utiliza para enmascarar las debilidades fundamentales y para absorber el exceso de capital.

• Un número de factores –incluyendo los contratos militares, la privatización y la innovación financiera– difieren la crisis.

• La monopolización y la concentración del poder económico y político en manos de cada vez menos personas y entidades ha impedido la “normal” destrucción de capital que facilita el crecimiento de la ganancia.

• Mediante la internacionalización de la producción y las mejoras tecnológicas, existe exceso de capacidad en la producción de bienes, lo que significa que el sistema funciona al borde de la sobreproducción.

• Junto a la continua concentración de la riqueza en cada vez menos manos, el crecimiento económico ha estado prácticamente estancado en las economías maduras del sistema.

• El capital ficticio –el derecho escrito para recibir ganancias que aún no se han producido– ha crecido más que el capital real, pero se ha vuelto cada vez más vinculado con la economía real, a través de la deuda y las innovaciones financieras. 

La realidad del sistema actual es de una profunda crisis, un sistema que se basa en el Estado para transferir la crisis a los trabajadores, mientras trata de elaborar un nuevo conjunto de soluciones  –o contradicciones– para lograr temporalmente el crecimiento del sistema. 

Durante estos años, Socialist Voice ha estado en el primer plano en la exposición de este proceso. En esencia, ha sometido al sistema a juicio y mes tras mes ha explicado los problemas económicos, políticos y sociales provocados por el sistema capitalista que determina las relaciones humanas. 

Esta debe ser la base para la lucha por una economía por el bien común y una alternativa presentada a los obreros.

Fuente: Socialist Voice, publicación mensual del “Partido Comunista de Irlanda”, números de octubre, noviembre y diciembre de 2012.

Traducción para “Crítica Marxista-Leninista” de Facundo Borges y Thiago R.