lunes, 18 de febrero de 2013

El misterio de la muerte de Ordzhonikidze

La absoluta mayoría de especialistas burgueses en historia política soviética afirman que Sergo Ordzhonikidze se suicidó, y que este fue un acto de protesta contra las purgas de elementos oportunistas en el Partido y el Estado, que incluían a colaboradores cercanos a Ordzhonikidze en el Comisariado de Industria Pesada que éste dirigía. Uno de esos estrechos colaboradores era Piatakov, procesado como cabecilla de un bloque trotskista. Cuentan estos “historiadores” que Stalin acosaba a Ordzhonikidze con sus críticas a su blandura y conciliación, y con la persecución de su círculo más íntimo. Al igual que en el caso de Rikov, aunque con menos fortuna, presentan a Ordzhonikidze como elemento que podría haber unido en torno suyo a bolcheviques que disentían de la mano dura que estaba ejerciendo el “autócrata”. Las evidencias documentales sin embargo prueban el acendrado “stalinismo” de Sergo, incluyendo su posición ante el caso Piatakov. 

Después de la muerte de Stalin, particularmente en el XX Congreso, ante la imposibilidad de atribuirle una responsabilidad directa en la muerte de Ordzhonikidze (mediante el asesinato), Jruschov y Mikoyán siembran la historia del suicidio de Sergo, supuestamente como resultado del callejón sin salida en el que lo había puesto Stalin. 

El siguiente ensayo de Vladimir L. Bobrov (2008) analiza la seriedad de la teoría del suicidio de Ordzhonikidze y llega a la conclusión de que no existe prueba que la confirme. Existen sin embargo evidencias que respaldan la tesis de una muerte natural, como consecuencia de un mal cardíaco, que todos sabían que aquejaba a Sergo. Resultan bastante endebles y contradictorias, por decirlo de alguna manera, los argumentos esgrimidos por Jruschov y Mikoyán en la creación y reforzamiento de la historia del suicidio.  

Como narra Bobrov, Mikoyán estuvo presente inmediatamente después de la muerte de Ordzhonikidze, vio el cadáver y presenció todo el movimiento que se realizó en torno a la investigación forense. En sus memorias diría que se enteró del “suicidio” a través de los informes de Jruschov en los congresos XX y XXII del PCUS. Por su parte, Jruschov que fue miembro de la comisión del funeral de Ordzhonikidze, dice que nunca supo nada hasta que… Mikoyán (sic!), muchos años después, lo puso al corriente. En su “denuncia” de Stalin en este caso, su fuente era... Mikoyán. Este renegado, por su parte, hizo entrega –oportunamente– de unas supuestas “memorias” de la viuda de Ordzhonikidze (redactadas por un escritor extranjero) que mantuvo en su poder durante algún tiempo. Esas cuestionables “memorias” y la foto de Izvestia del 19 de febrero de 1937 (que reproducimos abajo) demuestran que Mikoyán supo todo el tiempo la verdad de la muerte de Ordzhonikidze. Sin embargo, él nunca se presentó como testigo de esa muerte, afirmando personal y directamente que Ordzhonikidze murió de un disparo de arma de fuego. ¿Por qué?:... ¡Cosas de canallas y sinvergüenzas!

El misterio de la muerte de Ordzhonikidze
Vladimir L. Bobrov
 

En el verano de 2008, participé en la filmación de un documental de televisión titulado “Los funerales del Kremlin”. No sé cuánto de mi entrevista, si es que la incluyen, se mantendrá en la versión final o qué será dejado fuera de él, como resultado de la edición. Por eso estoy publicando una ligera versión escrita de los comentarios que hice en el estudio de televisión.

No es fácil encontrar un historiador que tenga alguna duda de cómo murió G.K. “Sergo” Ordzhonikidze. Confieso que, al igual que todos los demás, también pensé que se había demostrado que G.K. se suicidó. De todos modos, algo no cuadraba; siempre quedaba una especie de misterio. 

Juzguen por ustedes mismos. En casos como, por ejemplo, el suicidio del poeta Vladimir  Mayakovski tenemos su nota de suicidio; tenemos la pistola que le causó la muerte. La bala y el cartucho también fueron encontrados. Tenemos la camisa ensangrentada de Mayakovski con el agujero de bala, etc. Por supuesto, también tenemos el resultado de la autopsia y los archivos de la investigación forense sobre su suicidio (sobre los que ha habido, de hecho, algunas discrepancias entre algunos historiadores y estudiosos de la literatura, en los últimos 20 años). Pero por lo menos no hay duda de que la muerte de Mayakovski no fue por causas naturales, sino que se debió a un disparo de pistola, quienquiera que haya hecho el disparo. 

En el caso del “suicidio” de Ordzhonikidze, las cosas son muy diferentes. Nadie vio ninguna nota de suicidio (y es posible que no hubiera una). Nunca se estableció la presencia de un arma de fuego en la escena. Tampoco hay ninguna evidencia sobre el tipo de arma de fuego (¿escopeta de caza? ¿pistola?) con el que se hizo el disparo. No tenemos información acerca de la bala o el cartucho, ni de alguna camisa ensangrentada o una chaqueta acribillada a balazos. No hay ninguna evidencia en absoluto. Y, sin pruebas, es imposible decir si Ordzhonikidze murió, en efecto, de una herida de bala. 

La exhumación no nos puede ayudar aquí, porque el cuerpo de Ordzhonikidze fue incinerado y enterrado con ceremonia en la muralla del Kremlin. 

La primera versión oficial de su muerte es la autopsia publicada en Izvestia, en su edición del 19 de febrero 1937[1]. 

Hoy nadie cree en la conclusión médica oficial: “muerte por insuficiencia cardiaca (paralich serdtsa)”. Todos los historiadores hablan hoy de una muerte violenta, sobre todo de un suicidio. 

Vamos a tratar de llegar al fondo de este misterio.

Una segunda “versión oficial” fue revelada en el XX Congreso del PCUS en el “discurso secreto” de Nikita Jruschov. 

“Beria también trató cruelmente a la familia del camarada Ordzhonikidze. ¿Por qué? Porque Ordzhonikidze había intentado impedir que Beria llevase a cabo sus planes funestos. Beria había eliminado de su camino a todas las personas que podían oponérsele. Ordzhonikidze fue siempre un adversario de Beria y se lo dijo a Stalin, quien, en vez de examinar el asunto y de tomar medidas apropiadas, permitió la liquidación de los hermanos de Ordzhonikidze por lo cual finalmente se suicidó el camarada.” [2] 

Vamos a poner a Beria fuera de esto, deteniéndonos sólo para señalar que durante los años del “deshielo”, Jruschov nunca perdió la oportunidad de ensuciar el nombre de su antiguo camarada. 

Estamos interesados ​​en una cuestión diferente: ¿De dónde obtuvo Jruschov su información sobre el misterio de la muerte de Sergo? 

Es bien sabido que la base del “discurso secreto” de Jruschov fue el informe de una comisión especial del Comité Central del PCUS para el establecimiento de las causas de las represiones masivas contra los miembros y candidatos del CC del PC (b) de URSS que fue elegido en el XVII Congreso del Partido en 1934. Pero no hay nada sobre la muerte de Ordzhonikidze en el informe de la Comisión [3] ni en el proyecto de “discurso secreto” de Jruschov que los autores del informe prepararon. [4] 

La primera mención del suicidio se encuentra en los llamados “dictados” de Jruschov durante la preparación de su intervención en la sesión de clausura, el último día del XX Congreso del Partido [5]. En otras palabras, esta segunda “versión oficial” es elaboración del propio Jruschov. No queda más que explicar de dónde obtuvo Jruschov esa información. 

El discurso de Jruschov sólo se le llama “secreto” (en ruso: “cerrado”) por ironía histórica. En 1956, el mismo año en que Jruschov lo pronunció, fue filtrado a Occidente y luego publicado en muchos de los idiomas del mundo, incluido el ruso. 

Su primera publicación oficial tuvo lugar durante los años de la “perestroika” de Gorbachov. Pero incluso en los días de Jruschov, se organizaron reuniones del Partido para su lectura. Por lo tanto, el discurso fue “secreto” sólo en la imaginación, porque, en un tiempo muy corto, millones de personas se familiarizaron con él. 

Sin embargo, no se escribió nada sobre el “suicidio” de Ordzhonikidze en los medios de comunicación soviéticos públicos hasta 1961, cuando Jruschov una vez más se refirió a este tema en sus “Comentarios finales” al XXII Congreso del Partido, el 27 de octubre de 1961. 

“Recordemos a Sergo Ordzhonikidze. Yo participé en el funeral de Ordzhonikidze. Yo creía en lo que se dijo en ese momento, que había muerto súbitamente, porque todos sabíamos que tenía problemas cardíacos. Mucho más tarde, después de la guerra, me enteré por casualidad de que se había suicidado... El camarada Ordzhonikidze vio que no podía trabajar con Stalin por más tiempo, pese a que antes había sido uno de sus amigos más cercanos. Ordzhonikidze ocupaba un alto puesto de Partido. Lenin lo había conocido y valorado, pero la situación era tal que Ordzhonikidze ya no podía trabajar con normalidad y, para no entrar en conflicto con Stalin y evitar compartir la responsabilidad de su abuso de poder, decidió suicidarse.” [6] 

Como podemos ver que incluso Beria está ausente aquí. Toda la culpa se hace recaer sobre Stalin, sobre la situación que se había creado en torno a Ordzhonikidze bajo la influencia de Stalin. 

Sin embargo, aquí nos enteramos que en 1937 Jruschov no sabía, y no había oído, nada en absoluto, acerca del suicidio de Ordzhonikidze. Esto es aún más sorprendente si se considera que Jruschov había sido miembro de la comisión encargada de organizar el funeral (bajo la presidencia de Akulov). 

Jruschov no identificó la fuente de su información. Él sólo dijo que había oído hablar de lo que había ocurrido sólo después de la guerra, es decir, casi 10 años después de la misteriosa desaparición de Sergo. 

Finalmente, Jruschov tocó por tercera vez el tema de esta muerte en sus memorias. Su primera versión se publicó en primer lugar en Occidente, y un cuarto de siglo más tarde apareció su versión más completa en ruso. En ella aprendemos más - pero la historia de Jruschov aquí no aclara mucho la situación, por el contrario, la confunde aún más. 

“Anastas Ivanovich Mikoyán me informó en detalle sobre la muerte de Ordzhonikidze, pero eso fue mucho más tarde, después de la muerte de Stalin. Dijo que antes de su muerte (él se suicidó no el domingo sino el sábado o antes) había dado un largo paseo con Sergo, alrededor del Kremlin. Sergo le había dicho que no podía seguir viviendo de esa manera por más tiempo, Stalin no le creía, y los cuadros que había elegido habían sido liquidados, casi todos, pero que no podía luchar con Stalin, y sin embargo no podía vivir así por más tiempo.

“Y me enteré de la verdad, por casualidad, durante la guerra. Yo había llegado del frente. En la cena en la casa de Stalin, que duró toda la noche, caí en una situación anormal. De repente me acordé de Sergo y comencé a decir palabras amables sobre él: que habíamos sido privados de un hombre tan maravilloso, inteligente, bueno, que había muerto temprano, cuando podía haber vivido y trabajado aún más. Levanté la mirada y vi que en la mesa se produjo una reacción, como si yo hubiera dicho algo indecente. Es cierto que nadie me dijo nada, pero prevaleció el silencio. Vi eso y luego, cuando salí, le dije a Malenkov: “¿Cuál es el problema?” “¿Qué? ¿En verdad no lo sabes?” “¿De qué estás hablando?” “Que Sergo no murió como se dice, que se pegó un tiro y que Stalin le condena por eso; y tú hablando bien de él. Por eso se produjo la pausa que notaste.” “Esta es la primera vez que oigo hablar de esto. Así que es eso...” [7].

Dejando de lado por un momento la esencia de su historia, notamos que Jruschov no tenía, y nunca tuvo, ninguna prueba concreta, aparte de declaraciones orales, es decir, aparte de los rumores que le dijeron, si se le puede creer, primero Malenkov y Mikoyán, y luego el autor de la segunda versión. 

Ante tan débil evidencia y a la falta de alguna evidencia de cualquiera de los investigadores forenses, deberíamos poner fin aquí a nuestra investigación. Este es el momento de recordar que no existe una nota de suicidio, evidencia de alguna arma de fuego de cualquier tipo, de alguna bala o cartucho, de una camisa ensangrentada, de una chaqueta acribillada: no hay ninguna evidencia de que Ordzhonikidze murió de un disparo.

Tampoco los historiadores pueden interrogar a Jruschov o Malenkov, por ejemplo, para saber qué evidencia “de primera mano” tenían. Tenemos que conformarnos con las migajas de las pruebas que han sobrevivido hasta nuestros días. Pero las interrogantes sobre la versión de Jruschov no van a desaparecer. 

Digamos que Jruschov se dio cuenta, durante los años de guerra, que Stalin había reconsiderado su relación con Sergo y que no volvió a hablar amablemente de él nunca más. Sin embargo, en 1941, el año en que comenzó la guerra, se presentó la película “Valery Chkalov” (dirigida por M. Kalatozov). Es bien sabido que Stalin era un juez muy crítico de cine. Las partes de esta película en la que Mijaíl Gelovani desempeña el papel de Stalin ya no se muestran hoy en día, pero los episodios relativos a Sergo Ordzhonikidze (interpretado por Semion Mezhinsky) todavía pueden verse a pesar de que no hubiera habido mucho problema para deshacerse de ellos en 1941, como pudo haberse hecho más tarde. 

Cuando leí las memorias de Jruschov, por primera vez, me llamó la atención de inmediato su historia sobre cómo se enteró del suicidio de Ordzhonikidze. Yo pensé: “¡Qué increíble persona era Nikita Sergeevich: trabajaba sin escuchar los rumores que lo rodeaban.” Sobre todo porque ni Mikoyán ni Malenkov tuvieron ningún papel en la organización del funeral de Sergo, mientras que Jruschov sí, lo tuvo. Si algún rumor o secreteo llegó a los oídos de alguien, debió llegar a Jruschov. Pero aparentemente no fue así. 

Por supuesto, en última instancia, siempre se puede decir que los escuchó muchos años antes. No hay forma de verificar las declaraciones de este tipo, por lo que sólo nos interesan, en todo caso, los rumores que circulaban lo más cerca posible al tiempo del suceso y que podemos fechar con cierta seguridad. 

Un claro ejemplo de una colección de este tipo de rumores es el “Boletín de la Oposición” de Trotsky, que publicaba historias anti-Stalin, poco halagüeñas para el régimen soviético. Y de hecho hay algo que sí encontramos sobre Ordzhonikidze. Por ejemplo, en junio de 1938 nos encontramos con una nota de “Br”, uno de los corresponsales de Trotsky, que dice así: 

“Este excelente médico del Kremlin (Lev Grigorievich Levin – VB), también sabía demasiado, y podía decir muchas cosas en cualquier momento. Sabía cómo había muerto Ordzhonikidze. (En Moscú se dice que Ordzhonikidze murió en una reunión después de una tormentosa discusión con Stalin, pero en incluso en la GPU no se cree en esta versión y me dijeron que Ordzhonikidze había sido envenenado).” [8] 

El propio Trotsky en su libro “Stalin” señaló precisamente que “hubo rumores de envenenamiento en relación con la muerte de Ordzhonikidze”. Así que la idea de que Ordzhonikidze se había suicidado no se le ocurrió a Trotsky. 

La primera idea al respecto iluminó la mente del desertor soviético Víctor Kravchenko. En su libro publicado en Nueva York después de la guerra, este memorista envuelve toda la información que tenía sobre la muerte de Ordzhonikidze con rumores, e incluso vuelve a contar una de las  más conocidas (gracias a Trotsky) de ellas:

“Hay quienes creen que él [Ordzhonikidze – VB] tomó veneno en un momento de desesperación. Otros sugieren que pudo haber sido envenenado por el Dr. Levin, el mismo médico que más tarde confesó el envenenamiento de Máximo Gorki. Ninguna de mis fuentes duda, en lo más mínimo, que tuvo una muerte violenta, que su fin no fue “por causas naturales”.” [9]
 

En otras palabras, incluso los rumores no son compatibles con la versión de Jruschov.

¿Qué hay de Malenkov? En 1937, al día siguiente del funeral de Ordzhonikidze, comenzó el Pleno del Comité Central del PC (b) de la URSS. 

El Pleno se convirtió en el más largo o uno de los más largos de la historia, pero la transcripción completa recién fue publicada en la década de 1990. Y en ella, ni uno solo de los que hablaron hizo la más mínima sugerencia de que la muerte de Ordzhonikidze no había sido natural. 

Por supuesto que cualquiera pudo haberlo hecho. El Pleno se inició con el examen de los casos de Bujarin y Rykov. Una estratagema posible para salvar sus vidas pudo haber sido acusar o simplemente hacer alusión al grupo stalinista en la CDC, que los “derechistas” tenían “pruebas” mortales contra ellos. Pero nada de eso ocurrió. Nadie dijo nada, Bujarin y Rykov fueron arrestados y enviados a la unidad de investigación de la Lubianka. Stalin propuso al Pleno limitarles el castigo al exilio administrativo, sin entregar sus casos a los tribunales o a la NKVD. Pero su propuesta de exilio fue rechazada. 

En 1953 después de la muerte de Stalin, Malenkov habló en el Pleno dedicado a Beria y a sus (supuestas) conspiraciones. Pero no dijo nada en absoluto sobre el misterio de la muerte de Ordzhonikidze. Y Andreyev, un veterano miembro del Comité Central, sólo comentó que “el generoso corazón de Sergo no pudo resistir.” [10], una observación que confirma la primera versión oficial. 

Esta misma versión no fue desmentida sino más bien confirmada por Mikoyán en su intervención en el Pleno. 

“Recuerdo que hablé con él [con Ordzhonikidze – VB] unos días antes de su muerte. Él estaba muy molesto. Me preguntaba: “No entiendo por qué el camarada Stalin no confía en mí. Soy absolutamente fiel al camarada Stalin y no quiero pelear con él, quiero apoyarlo, pero él no confía en mí. Beria está jugando un papel importante en esto. Beria está entregando información incorrecta al camarada Stalin, y Stalin le cree.” [11] 

Compárese esto con lo que dijo Jruschov y se verá la diferencia: 

“Anastas Ivanovich Mikoyán me informó en detalle sobre la muerte de Ordzhonikidze, pero eso fue mucho más tarde, después de la muerte de Stalin. Dijo que antes de su muerte (él se suicidó no el domingo sino el sábado o antes) había dado un largo paseo con Sergo, alrededor del Kremlin. Sergo le había dicho que no podía seguir viviendo de esa manera por más tiempo, Stalin no le creía, y los cuadros que había elegido habían sido liquidados, casi todos, pero que no podía luchar con Stalin, y sin embargo no podía vivir así por más tiempo.” [12] 

Por cierto, si aceptamos la fecha de la muerte de Ordzhonikidze, según el relato de Jruschov – “no el domingo [18 de febrero de 1937 – VB] sino el sábado o antes”, entonces tenemos que rechazar incluso las pocos memorias sobre los acontecimientos de los días anteriores a la muerte de Sergo que pueden proporcionar algún tipo de confirmación de la segunda versión oficial, de la establecida por Jruschov. (Cuando estudió el archivo Ordzhonikidze, Oleg Khlevniuk trató de llegar a un “compromiso”: en su opinión la muerte de Sergo tuvo lugar durante la noche entre el sábado y el domingo 18 de febrero de 1937. Pero Khlevniuk no proporciona pruebas para esta conclusión). 

Pero este no es el meollo del asunto. Una de dos, o la principal y, básicamente, la única fuente primaria para la segunda versión oficial –la de Jruschov– es correcta o Jruschov mintió. 

Durante mucho tiempo traté de encontrar por lo menos un testigo ocular que apoyara la versión de que Ordzhonikidze había muerto de un disparo y, si no el texto de una nota de suicidio o la marca del arma de fuego, por lo menos el relato de un testigo que haya visto el cuerpo ensangrentado de Sergo. Y al fin lo logré. Aquí están estas valiosas líneas de unas memorias:

“Aquí en la alfombra yacía Sergo... con un disparo en el pecho... Un poco de inflamación en la piel por encima del corazón... Cogí su mano, le tomé el pulso, toqué su cabeza con mis labios... Estaba muerto, en un instante, en una milésima parte de un instante, se había ido... Llamé al médico del Kremlin... El médico apareció inmediatamente y confirmó su muerte.” [13]
 

Las memorias supuestamente provienen de una mujer [ya que los verbos son femeninos – GF (*)]. Pero ése no es el caso. Esta cita está tomada de las memorias de A.I. Mikoyán, donde ese texto está precedido por las siguientes palabras: 

“Sólo después del XX Congreso del Partido, en febrero de 1956, supe los detalles de las últimas horas de la vida de Sergo. La viuda de Ordzhonikidze, Zinaida Gavrílovna, se los contó al periodista Gershberg, quien escribió su historia [la de ella] y luego me la entregó a mí. Gershberg conocía personalmente a Ordzhonikidze, asistía a las reuniones que él hacía y conocía a su esposa.” 

Es decir, el relato anterior no fue escrito por la viuda de Ordzhonikidze, sino por el periodista Gershberg, que transcribió lo que ella le contaba y que, a su vez, es citado por Mikoyán. Todo esto es importante ya que la supuesta “Zinaida Gavrílovna” también recuerda: 

“Media hora o cuarenta minutos más tarde, no lo sé, llegó Stalin con Voroshilov, Molotov, Mikoyán, Kaganovich, Zhdánov, Yezhov. Fueron directamente a la habitación. Ni una palabra, ni un sonido. Me senté en el borde de la alfombra... Stalin me miró y me llamó con una ligera inclinación de cabeza. Salimos de la habitación hacia la oficina. Nos quedamos uno frente al otro. Se veía demacrado, viejo y lamentable. Le pregunté: “¿Qué debemos decir a la gente?”. “Que su corazón se rindió”, respondió Stalin... Comprendí que eso era lo que los periódicos escribirían. Y así lo hicieron...” 

Y esa fue exactamente la versión de la insuficiencia cardíaca, que apareció en los periódicos al día siguiente. Y para una mayor credibilidad se publicó también una fotografía: Stalin y los demás compañeros del Vozhd, en ese momento, junto al cuerpo de Ordzhonikidze. Entre ellos se encontraba Mikoyán, que entró en la habitación de Ordzhonikidze, junto con Stalin. La foto fue publicada en Izvestia el 19 de febrero de 1937. [14] (**) 
 

Pero, ¿cómo es que Mikoyán no se dio cuenta del cuerpo ensangrentado de Sergo con la herida de bala en el pecho? ¿Cómo es que el alboroto, inevitable en estos casos, esencial para encubrir los rastros de una muerte violenta, ocurrió sin que él se diera cuenta? ¿Por qué Mikoyán tiene que refugiarse en una historia de segunda mano, como son las notas de un periodista, si él mismo había visto todo y oído todo, porque había sido testigo de todo y había estado en el centro mismo de los acontecimientos? En lugar de una respuesta a estas preguntas, en el relato de Mikoyán se lee: “Sólo después del XX Congreso del Partido, en febrero de 1956, supe los detalles de las últimas horas de la vida de Sergo”...! 

Esto no tiene sentido. Nuevamente tenemos ante nosotros un testigo inadecuado – como el propio Jruschov. Si excluimos las dos declaraciones de Jruschov en los Congresos del Partido y las memorias de aquellos cuyos relatos las reflejan, no hay ni una sola prueba que confirme el “hecho” del suicidio de Ordzhonikidze. Jruschov, como es bien sabido, demostró ser un mentiroso, y es imposible creer simplemente lo que él dijo. Lo más probable es que se aprovechó del hecho de que nadie pudo refutar las tesis impactantes, pero falsas, de su “discurso secreto” y forjó la versión del suicidio de Ordzhonikidze (así como hizo con la historia de Stalin planificando operaciones militares “en el mundo”). La versión de Jruschov sobre el suicidio de Sergo sigue careciendo de alguna confirmación. 

Algunos pueden decir: Toda la evidencia que una vez existió fue destruida o falsificada en 1937. Pero la evidencia de esta afirmación es aún más endeble que la evidencia de la historia del “suicidio”: ¡no existe en absoluto!

Nos guste o no, en el presente caso nos vemos obligados a sacar la misma conclusión que hace poco leí en una revista:  

“El primer mandamiento del historiador: Un evento que no ha dejado ninguna prueba de sí mismo debe considerarse que no ha ocurrido”. 

Notas 

1. “Pamiati Tovarishcha Ordzhonikidze” (“A la memoria del camarada Ordzhonikidze”) http://www.oldgazette.ru/izvestie/19021937/text1.html

2. Nikita S. Khrushchev, “The Cult of the Individual”, “Grandes discursos del Siglo XX”, Guardian, 26 de abril de 2007. En http://www.guardian.co.uk/theguardian/2007/apr/26/greatspeeches5 Esta es la misma traducción que la de The New Leader (1962).

3. “Doklad Komissii TsK KPSS dlia ustanovleniia prichin massovykh repressii protiv chlenov i kandidatov v chleny TsK VKP(b), izbrannykh na XVII s’ezde partii, Prezidiumu TsK KPSS. 9 fevralia 1956 g.” En K. Aimermakher, V.IU. Afiani, et al., Doklad Khrushcheva o Kul'te Lichnosti Stalina na XX S"ezde KPSS. Dokumenty. Moscú: ROSSPEN, 2002, pp. 185-230.

4. “Proiekt doklada ‘O kul’te lichnosti i ego posledstviakh’, predstavlenniy P.N. Pospelovym i A.B. Aristovym. 18 fevralia 1956 g.” En Doklad Khrushcheva, 120-133.

5. “Dopolneniia N.S. Khrushcheva k proiektu doklada ‘O kul’te lichnosi i ego posledstviakh’. 19 fevralia 1956 g.” En Doklad Khrushcheva, p. 143. Todo el texto de los agregados de Jruschov se encuentra en las pp. 134-162 de esta edición.

6. XXII s’ezd Kommunisticheskoi Partii Sovetskogo Soiuza.17-31 oktiabria 1961 goda. Stenograficheskii otchet. II, 587. En
http://vkpb2kpss.ru/book_view.jsp?idn=002422&page=587&format=djvu

7. Khrushchev, N.S. Vremia. Liudi. Vlast’. (Vospominaniia). Kn. 1 (Moscú: Moskovskie Novosti, 1999), pp. 138-9.

8. Br., “Vokrug protsessa 21-go” (“En torno al juicio de los 21”), Biulleten’ Oppozitsii No. 66-67, June 1938.
Et http://www.1917.com/Marxism/Trotsky/BO/BO_No_66-67/BO-0589.html

9. Victor Kravchenko, I Chose Freedom. New York: C. Scribner’s Sons, 1946, p. 240.

10. Lavrentii Beria.1953. Stenogramma iiul’skogo plenuma TsK KPSS i drugie dokumenty. Moscú: MDF, 1999, 342.

11. Ibíd., 167.

12. Véase la nota 7, arriba.

13. A.I. Mikoian, Tak Bylo.
Moscú: Vagrius, 1999, Capítulo 24: “Samoubiistvo Ordzhonikidze” (“El suicidio de Ordzhonikidze”).

14. La fotografía es reproducida de Izvestia en
http://www.oldgazette.ru/izvestie/19021937/01-2.html  

* GF = Grover Furr 

** Se ha corregido lo que consideramos un error tipográfico. La fuente dice que el número de Izvestia que publicó la foto es del 17 de febrero de 1937, cuando la fecha correcta es 19 de febrero de 1937. Ordzhonikidze murió a las 5.30 p.m. del 18 de febrero de 1939. 

Fuente: http://msuweb.montclair.edu/~furrg/research/bobrov-ordzhon08eng.html
 
Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por S. Fiume.

Descargar El misterio de la muerte de Ordzhonikidze de Vladimir L. Bobrov.

Ver vídeo sobre el funeral de Ordzhonikidze, parte 1.
Ver vídeo sobre el funeral de Ordzhonikidze, parte 2.